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   Leia dormía plácidamente sobre mi pecho

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   Leia dormía plácidamente sobre mi pecho. Sonreí al notar su brazo rodeando mi cintura.
Miré la hora y era muy tarde para continuar aquí. Seung estaba solo en casa con el personal.
Me removí sin despertarla. Tomé mis cosas y regresé a casa.

 


   Amanecí temprano a pesar de que hoy no debía trabajar. Seung no tenía clases pero había pedido ir al café. Hoseok tenía turno en el médico así que solo había una opción, llevarlo yo mismo.
   Era demasiado pronto para afrontarla. Fingir que nada pasó anoche entre Leia y yo.
Seung estaba de pie detrás de mí listo para salir. Busqué algo casual que ponerme. Unos jeans de corte recto y una remera holgada.

 ◇

   Las campanillas de la puerta sonaron cuando ingresamos. Leia volteó rápidamente cuando Seung gritó corriendo hacia ella. Caminé pesadamente detrás de él.
   Me odié cuando sentí mis mejillas arder. Leia sonrió tímidamente y se acercó para hacer una reverencia. La imité con amabilidad.
   —Pónganse cómodos, pronto tomaré su pedido —asintió para luego alejarse hacia otra mesa.
Seung se sentó frente a mí. Movía sus piernas con inquietud. Yo observé los movimientos de Leia.
   Mantuve mi postura distante y fría. El beso de anoche fue solo un impulso que tuve, algo irrelevante.

    Leia se acercó con una pequeña libreta. Lucia nerviosa mientras acomodaba su cabello detrás de sus orejas.
   — ¿Qué van a pedir?
   —Yo quiero... —Seung susurró. Leia se inclinó para oírlo. El pequeño Min me observó con duda.
   —Dale lo que quiera —sonreí negando con la cabeza. Seung pidió su chocolate habitual, el cual ya no era un secreto.
   — ¿Y... tú? —volteó para mirarme.
   —Un cortado —mantuve mi mirada en la carta. Evité hacer contacto visual.
   —Volveré en un momento —su tonó de voz fue pausado. Se alejó, nuevamente.

    Pasamos más tiempo de lo que hubiera querido en aquel lugar. Por suerte había llevado mi laptop para adelantar trabajo atrasado. Seung se había acercado a la barra para hablar con los demás empleados.
   Por un momento el café se había quedado vacío. Solo los Min y los tres empleados de aquí.

    Me detuve a analizar pausadamente el lugar. Tenía un estilo retro, tal y como la casa de Leia, aunque dudaba que ella sea la dueña de este exitoso lugar. Por su sencillez parecía ser una empleada más.

   Volví la atención a mi trabajo. Pero pocos segundos después fue interrumpida cuando noté una sombra frente a mí.
   Levanté la vista. Leia se sentó frente a mí sosteniendo un trapo en sus manos.
   — ¿Puedo ayudarte en algo? —volví a mi laptop.
   —Yoongi, yo... —comenzó. Su voz temblaba—. Lo que pasó anoche...
   —Oh sí. Lo lamento, Leia —cerré la computadora—. Fue solo un impulso —frunció el ceño en señal de confusión.
   —Creí...
   —Ya sabes, era de noche. Tú eres una mujer atractiva y yo... bueno, soy hombre. Solo fue un impulso. Lamento haberte besado o haberte confundido.
   —No, está bien —se puso de pie.
   —Leia —sostuve su muñeca antes de que se alejara—. Agradecería que Seung no lo supiera.
   —No lo hará, señor Min —se alejó.

    La forma en que dijo "señor Min" se sintió como una navaja caliente atravesándome.
Su mirada se tiño de dolor y distanciamiento. Sé que había hecho mal en hablarle de esa manera. Pero no podía permitirme enamorarme de ella, ni de nadie en este momento de mi vida.
   Tampoco podía permitirme dañarla, sobre todo cuando mi hijo la amaba y de alguna forma, para él, era una figura materna en su vida.

   — ¡Seung! —Me puse de pie tomando mis cosas—. Es hora de irnos.
   —Pero papá...
   —Es tarde ya —caminé hacia la puerta.
   — ¡Leia! —Seung gritó detrás de mí—. No te lo he dicho. Mañana será mi cumpleaños. Debes ir a mi casa para celebrar. ¿Verdad papá? —miré sobre mi hombro al pequeño.
   —Claro. Puedes ir cuando quieras —Leia asintió con su semblante serio—. Buenas tardes —abrí la puerta para finalmente irnos de allí.

    Seung ya estaba en los asientos traseros, colocándose su cinturón.
Encendí el auto. Antes de apretar el acelerador eché una mirada rápida. Los vidrios polarizados me permitían no ser visto. Ella se quedó de pie por unos segundos observando el coche. Apreté el volante con rabia al notar cuanto le habían dolido mis palabras, pero era lo mejor para ambos.
   No era bueno en esto del amor, jamás lo fui. Leia debería enamorarse de alguien que tenga su estilo romántico. Ese alguien no era yo.

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¿Creen en lo que dijo Yoongi? 
Lxs leo <3   



Enseñame a amar - Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora