Después de buscar por casi una hora sin resultado, Donna comenzaba a impacientarse, no había viajado kilómetros solo para no encontrar nada. No desechaba la esperanza de encontrarse con su hermano, pero tampoco creía que sería tan fácil como que él estuviera ahí.
Fue ahí cuando ambas mujeres notaron que una pareja salía de lo que lucía como un cuarto secreto. No tenía seguridad extra por lo que supusieron que podrían entrar sin problemas.
Entendieron la razón de mantenerlo oculto de los demás apenas cruzaron la puerta. Ahí no había restricciones ni inhibiciones, la gente tenia sexo sin importarles ser vistos o que su cuerpo chocara con otro. Parejas, tríos, cuartetos, todo lo que podía imaginar estaba ahí frente a sus ojos, solo disfrutando del momento.
—¿Cómo se supone que encontraremos a la mujer aquí? —Preguntó Fiore sin saber a dónde mirar para no encontrarse con aquellas imágenes.
—Buscando con cuidado. —Dijo Donna encogiéndose de hombros mientras comenzaba a adentrarse en la habitación con Fiore detrás de ella tomándola de la mano. No le apetecía perderse entre la maraña de gente follando como si no hubiera un mañana.
—Creo que es ella, pero no estoy segura. —Señaló a la mujer que se encontraba rodeada por dos mujeres y un hombre—. La única vez que la vi tenía ropa.
—¿Disculpen? ¿Lise Madsen? —Se adelantó Fiore sin mirarlos. Comenzaba a sentirse abrumada por todo lo que ocurría a su alrededor sobre todo porque aquella sensación molesta de su estómago había decidido mudarse a su vientre bajo sin saber la razón.
—Estoy ocupada, cariño. —Respondió entre gemidos.
—Si se nota. —Musitó Donna antes de mirar a su jefa—. Esto no funcionará.
—Entonces, usaré de nuevo el poder del apellido. —Si bien se encontraba completamente incómoda por aquellas sensaciones desconocidas que se apoderaban de su cuerpo, estaba decidida a ayudar a la joven en la búsqueda de su hermano y una mujer desnuda no la iba a detener—. Soy Fiore D'agnolo y necesito su ayuda.
Como se esperaba identificarse tuvo el efecto deseado, de inmediato la mujer ordenó a sus trabajadores que se alejaran para enfocarse en Fiore y su acompañante.
—Señora D'agnolo es un placer tenerla en la Piazza Rossa. —Dijo guiandolas hacia una cabina más privada tomando asiento en uno de los sofás del cuarto—. Hace tiempo que su esposo no pasa por aquí.
—Si, supongo que este es el tipo de lugares que frecuenta.
—¿Qué puedo hacer por usted? —Cuestiono Lise encendiendo un cigarrillo mientras ordenaba algunas bebidas a uno de los camareros que pasaba por ahí.
—En primer lugar, espero mí marido no se entere que estuve aquí.
—No se preocupe. En este lugar nos caracterizamos por nuestra discreción.
—Y aun así, soltó a la primera que Timoteo D'agnolo estuvo aquí. —Cortó Donna haciendo que la atención de la mujer se dirigiera a ella. La miró de arriba a abajo antes de regresar su atención a Fiore.
—Que curiosa compañía consiguió para esta noche, señora.
—Es mí guardaespaldas. —Señaló antes de volver al tema por el que estaban ahí—. Necesito su ayuda para encontrar a un chico.
—¿Este chico tiene nombre? —Cuestiono tomando uno de los vasos que el mesero acercó a la mesa.
—Nunca me lo dijo y no espero que haya estado aquí, ya que lo conocí en Palermo, sin embargo, no pierdo la esperanza de encontrarlo.
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Ave Enjaulada (Placeres Desconocidos)
RomanceFiore solo conocía la violencia y el maltrato, hasta que Donna llego a su vida. Fiore D'agnolo no recuerda haber sido libre desde su nacimiento. Siendo vendida por su padre a un joven mafioso por drogas, está resignada a ser su esposa hasta el día d...