Después de unos minutos, la joven sentía los ojos completamente irritados por estar viendo la pantalla tan fijamente, desvió la mirada tallandose los ojos y optó por mirar otra cosa para descansar. La oficina tenía un enorme librero en el cuál había todo tipo de libros, desde aquellos de ficción que a veces veía a Fiore leer, hasta varios de contabilidad, cosa que explicaba porque era ella la que se encargaba de administrar el dinero de la familia. También había un conjunto de fotografías, las cuales nunca había visto con atención, pero esta vez, la curiosidad era mucho más fuerte, por lo que tomó una entre sus manos. En la imagen se mostraban dos adultos cargando un pequeño bulto entre sus manos, el hombre mostraba una sonrisa radiante, mientras que la mujer lucía una sonrisa cansada, ese gesto era idéntico al de Fiore, cuando fingía que todo estaba bien en su vida.
—¿Son sus padres? —Preguntó captando la atención de la mujer, quien levantó la mirada de la computadora para ver a que se refería. Miro la imagen por unos largos segundos antes de asentir—. Y supongo que este pequeño bebé es usted, ¿verdad?
—Un recuerdo de cuando mí familia aún no se destruía. A decir verdad, todas esas fotografías no son más que mentiras. —Explicó levantándose de su asiento y caminando hacia la muchacha—. Deseos de lo que me hubiera gustado vivir.
Pensando en sus palabras, Donna continuó mirando las imágenes hasta detenerse en la que mostraba a Fiore y Timoteo el día de su boda. Ambos sonreían, pero para ella era demasiado obvio que la mujer estaba fingiendo su sonrisa, sus ojos eran incapaces de reflejar cualquier emoción que no fuera desdicha.
—Haré lo posible por sacarla de este lugar y así no tendrá que vivir con esta falsa felicidad. —Dijo señalando hacia la imagen de la boda—. Juntas crearemos nuevos recuerdos y haré todo lo que esté a mí alcance para hacerla feliz.
—Es una bonita ilusión. —Musito Fiore mirando lo que ella consideraba uno de los peores días de su vida. Su padre había sido asesinado el día anterior al evento y ella aun no se recuperaba del ataque de ese pandillero, junto con la pérdida de su hijo no nacido. Timoteo le había amenazado de que no estuviera con cara de funeral y luciera feliz, lo había intentado, pero no había sido suficiente.
—No será una ilusión. —Soltó Donna tomándola de las mejillas—. Será una realidad.
Fiore sonrió al verla tan convencida de algo que, para ella era imposible de ver en un futuro cercano. Estaba convencida que su vida estaba dirigida a ser infeliz hasta que muriera, sin embargo, al estar con ella, podía al menos experimentar un poco de felicidad. Sin dejar de sonreír tomó a la joven de la nuca para juntar sus labios en un delicado beso que fue bien recibido por Donna, quien la tomó de la cintura para acercarla más a ella.
Ninguna supo en que momento había terminado sobre el sofá sin dejar de besarse y con sus manos acariciando cualquier parte que tuvieran al alcance.
—¿Está segura de esto? No estamos fuera de la mansión. —Cuestiono Fiore antes de llevar su boca al cuello de la mujer para llenarlos de pequeños besos.
—En este momento no me interesa. Timoteo está furioso conmigo y en cuanto termine con aquella mujer dirigirá todo su enojo contra mí. Prefiero enfrentarlo con el toque de tus manos en mí cuerpo.
Parecía que Donna quería decir algo sobre aquellas palabras, sin embargo, Fiore le interrumpió volviendo a besarla mientras sus manos se ocupaban de acariciar su pecho por encima de la ropa arrancándole unos suspiros de placer que le daban cosquillas en el oído. Podía sentir como su entrepierna se humedecia solo con aquellas caricias y esos besos, cosa que le enloquecía.
—Está aprendiendo rápido. —Dijo Donna en un intento de broma, pero soltando unos pequeños gemidos debido a las caricias de Fiore.
—Silencio. —Cortó la mujer llevando sus manos al interior de su camisa para continuar con las caricias por debajo de la ropa. Paseaba sus manos por el pecho de la joven tomándose su tiempo con los duros pezones que aceleraban su respiración.
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Ave Enjaulada (Placeres Desconocidos)
RomanceFiore solo conocía la violencia y el maltrato, hasta que Donna llego a su vida. Fiore D'agnolo no recuerda haber sido libre desde su nacimiento. Siendo vendida por su padre a un joven mafioso por drogas, está resignada a ser su esposa hasta el día d...