Amy
Meto la llave en la cerradura y doy un par de vueltas comprobando que no hay nadie en casa todavía. Mejor, pienso; así no me verán con estas terribles ganas de llorar. Dejo las llaves en la entrada para luego ir hacia mi habitación. Una vez allí dejo la maleta en el suelo al lado de mi cama y me quito el jersey que llevo puesto.
Suspiro cansada y cojo una de las gomas de pelo que tengo en mi muñeca y me recojo el pelo en una coleta. Una vez hecha me acerco al tocador que tengo en mi habitación y abro la cajita de madera donde guardo todas las pulseras. Me quito una a una todas las que llevo en mi muñeca -como si fueran pocas- y las guardo intentando evitar el mirarme las muñecas sabiendo que si lo hago ahí veré las heridas de guerra de las que ya no estoy muy orgullosa pero, sé que aquí en casa no tengo por qué esconderlas. Alison me conoce y Shana también parece entenderme aunque yo a veces sea muy complicada.
Me miro en el espejo de mi tocador mientras a su vez inconscientemente me paso un par de dedos alrededor de mi muñeca derecha, ojalá y pudiese cambiar muchas cosas de mi, pienso. Pero no puedo, no puedo dejar de ser quién soy aunque todos me digan lo increíble que soy y lo mucho que he aportado en sus vidas. Me río irónicamente al saber que nada de eso es verdad.
Solo... si pudiese ser un poco más delgada, quizás un poco más guapa... no sé. No tener que llevar gafas o no tener unos ojos tan grandes y azules, quizás un poco más alta y menos pecas en la cara. Demasiadas cosas supongo. No hay nada que me guste de mi, pienso.
Me levanto de la silla y cojo el pijama que tengo debajo de la almohada. Me quito los pantalones para luego quitarme la camiseta. Cojo la de pijama y la mantengo en mis manos no sin antes acercarme al espejo. Me miro en él queriendo averiguar cuantos segundos podré aguantar esta vez mirándome en el espejo sin que me duela. Dos segundos después suspiro derrotada y aparto la mirada mientras que de forma inconsciente me abrazo a mi misma como si quisiera ocultar mi cuerpo, como si alguien me estuviese viendo.
Escucho como una puerta se cierra y miro hacia la puerta de mi habitación. Cierro un segundo los ojos mientras suelto una larga respiración y me pongo la camiseta. No me doy cuenta hasta que vuelvo a mirarme en el espejo de que estaba llorando así que cuando lo veo simplemente me seco las lágrimas como si ya no dolieran, ¿sabes? Pero duelen.
–¿AMYYYYYYYY? –escucho la voz risueña de Alison– Ya estoy en casa.
Me acerco a la puerta y me asomo para verla dejando su chaqueta en el perchero que tenemos en la entrada.
–¿Que te apetece para cenar? –me pregunta al verme, le sonrío y niego con la cabeza– No, ¿qué? –se ríe.
–No tengo hambre –admito y me frunce el ceño.
–No seas mentirosa –dice dejando las llaves en la entrada– No te he visto en el comedor en la universidad así que puedo deducir que no has comido y apostaría cien euros que tampoco merendado así que no me andes con tonterías.
–No ando con tonterías –me pongo seria– No tengo hambre –pronuncio y cierro la puerta de mi habitación dando por acabada la conversación.
Escucho como se acercan pasos a mi habitación, Alison y su cabezonería. Estoy segura de que intentará convencerme, le diré cien veces que no y acabará marchándose aunque luego a media noche entrará a hurtadillas a mi habitación para dejar algo de comer que sabe que ni tocaré, la misma rutina de siempre.
–Amy –pica dos veces a la puerta– No empieces de nuevo con esta mierda.
Apoyo mi espalda en la puerta y cierro los ojos intentando no llorar.
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"Nadie en su sano juicio se enamoraría de alguien como yo..."
Romance¿Por qué alguien iba a quererme? O mejor dicho, ¿por qué alguien como él podría siquiera plantearse la idea de quererme? Estamos en un mundo que parece que tener buen corazón ya no sirve de nada si no eres bonita pero nada más lejos de la realidad...