Lo único que me apetece eres tú.

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Amy

Me fijo en cómo se le achinan los ojos a Dylan mientras se ríe, en cómo se le marca ese hoyuelo que tiene en una de sus mejillas y en las pequeñas arrugas que se le forman cerca de los ojos. Me encanta y no hay más. Me muerdo el labio intentando no reírme porque quiero fingir que estoy enfadada con él, porque me encanta la cara de idiota que pone cuando cree que estoy enfadada, aún sabiendo que le estoy tomando el pelo... ¿hay algo que no me encante?

-¿Tu ves esto normal? -digo señalando mi camiseta que ahora también está manchada de helado.

-¿Peeeeeeerdona? -pregunta juguetón- ¿Has visto tú mi camiseta?

-Pero eso ha sido sin querer -me defiendo.

-Lo mío también -se ríe y arqueo una de mis cejas- Te he abrazado sin querer -se da un golpecito en la frente-, qué torpe soy, ¿has visto? -me sonríe enseñando todos los dientes y niego con la cabeza mientras intento no reírme- Ríete -me pide- Si lo estás deseando -acerca una de sus manos a las mías y me estira para acercarme a él. Acaricia su nariz con la mía haciendo que sonría inconscientemente, siempre me pasa cuando estoy con él. Nos miramos fijamente sin hacer absolutamente nada y en ese instante siento como una tormenta en todo mi interior al sentir cómo me mira, como si lo tuviese todo. Le doy un pequeño beso que acepta gustoso y me abrazo a él sin miedo a acabar peor de lo que ya estamos después de nuestra pequeña guerra- Vas a venirte, ¿verdad? -susurra encima de mi pelo y me escondo aún más en él. Acerco mi nariz a su camiseta y aspiro su olor deseando y soñando que nunca se me acabe. 

-Si... -susurro levemente y me separa de él. Acerca sus manos a mis mejillas y me coge el rostro con delicadeza. 

-Eres la mejor -dice para después darme un pequeño beso en la nariz. Acerco mis manos a sus brazos que aún siguen cogiendo mi cara y le sonrío.

-Empiezo a tener frío -confieso.

-Lo sé -dice divertido- No dejo de mirarte los labios y los tienes lilas.

-Anda que haces algo -le riño y le doy un pequeño golpe en el brazo.

-Te he estado besando para que entraras en calor -se defiende haciéndome reír.

-Como si eso hiciera algo -digo rodando los ojos.

-Tengo otras formas de hacerte entrar en calor -dice divertido y le miro mal para después empezar a reírme al ver su cara. 

-Eres un cerdo -admito y empieza a reírse.

-Qué mal pensada eres -se defiende- Yo hablaba de taparte con una manta -dice riéndose- Eres tú la que piensa mal y me quieres ver de formas indebidas -levanta sus brazos- Pero yo me dejo eh, que no digan que me he negado a nada.

Le miro divertida con una sonrisa en los labios y nos empezamos a reír, sin importar quién pueda vernos, sin importar qué pueda pasar de ahora en adelante. 

Noto como me coge de la mano y entrelaza su mano con la mía. Me encanta ver que no puede dejar de tocarme ni un solo instante, ver que me necesita y que me busca aunque sea con la mirada para saber que todo va bien. Sonrío para mi misma deseando que esto nunca se acabe o que al menos dure lo suficiente como para que sea inolvidable, como para que me de tiempo a ser un poco más feliz, que me lo merezco. 

Le miro de reojo aún sabiendo que me ve cómo lo hago pero no me importa, me encanta mirarle y ver cómo sonríe o verle despistado, pensando o cualquiera de las cosas que hace. Me encanta tenerle tan cerca y poder hacer lo que me venga en gana y, joder, creo que nunca en la vida me había sentido con tanta vida dentro de mi, con tantas ganas de seguir y de luchar por lo que quiero. Me muerdo el labio cuando Dylan se gira y me mira, me sonríe y acabo girando la cara, me ha pillado. Siempre hacemos lo mismo, o me mira él y le pillo yo o le miro yo y me pilla él, es nuestro juego particular en el que no dejamos que nadie se meta, solo nosotros. 

"Nadie en su sano juicio se enamoraría de alguien como yo..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora