chapter thirty-four

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Hera subió a su habitación rápidamente, no quería que la hora pase rápido y ella no esté lista a tiempo. Dejó los tres vestidos sobre su cama para luego comenzar a quitarse la ropa e ir hacia el baño, se daría una ducha larga y relajante, para poder mantener un rico olor sobre su cuerpo.

Dejó su celular a un lado colocando música y así disfrutar del agua, su mente parecía no querer dejarla tranquila, el vago recuerdo de ella y FP la primera noche en que se conocieron llegó, haciendo que sienta su corazón encogerse. ¿Era sano enamorarse de alguien mayor como él? ¿Cuándo tenía hijos y hasta una esposa? La respuesta era clara y simple: no. Era estúpido y masoquista, él jamás iba a renunciar a su vida por ella, tenía que entenderlo y seguir adelante, después de todo, ella había querido que las cosas se terminen.

Estaba segura de que después de que Jughead sepa todo sobre lo que pasó con su padre, no iba a hablarle en mucho tiempo o quizás, nunca vuelva a hacerlo. Pero no podía dejar que eso la detenga de decirlo, él merecía saberlo.

Al salir de la bañera, rodeó una toalla en su cuerpo y otra en su cabello, se puso en busca de un conjunto de ropa interior aunque aquellos vestidos no iban con brasier precisamente, se colocó su bata rosada y se colocó frente al espejo para empezar a secar su cabello con la secadora; cuando aquello finalmente finalizó y su pelo quedó lacio, sin una sola gota de agua, pasó la plancha de cabello. Agradecía no tener demasiado pelo, ni mucho menos que fuese tan largo, sino el proceso sería mucho más aburrido e interminable.

Se puso de pie observando cada vestido y se decidió por el que más brillaba, aquella prenda era algo que usualmente no usaría pero por ser una noche especial, iba a salir de lo que normalmente se pondría y dejar que aquello haga su magia. Se colocó el vestido y en los pies unos zapatos plateados que congeniaban a la perfección, aunque mucho no se verían ya que le llegaba hasta la punta del pie. Se observó en el espejo y una sonrisa de satisfacción invadió su rostro, dándose cuenta de que había hecho un buen trabajo.

Pasó lápiz labial sobre el contorno de sus labios para luego pasar labial rosa en éstos, máscara de pestañas y sombra de color blanca con pequeños brillos en el párpado de sus ojos, sin exagerar. Miró su rostro y soltó un suspiro asintiendo conforme, nunca le había gustado usar sombras pero aquella noche sería la excepción de todo.

El timbre sonó haciendo que ella muerda su labio inferior ligeramente para escuchar la voz de los invitados. Tras suspirar, decide bajar, haciendo que su tacón resuene contra la madera de las escaleras, llamó la atención de aquellas cuatro personas, que no pudieron evitar mirarla. Hera les sonrió mientras que Jughead sonreía aún más al verla así.

— Te dije que no te pusieras tan linda, H. — hablo su mejor amigo haciéndola reír, ella se encogió de hombros. 

— Eso es imposible, Jug.

MISS H, (riverdale) [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora