CAPÍTULO 17

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Le despertó un peso sobre su torso, no fue difícil entender entre su sueño que era alguien, un pequeño cuerpo que se removía insistente en un intento por despertarlo. Su conocida voz se volvía cada vez más cercana, extrayendo su conciencia a la luz del despertar. Sin abrir los ojos soltó un suspiro agotado, estaba cansado y sin ganas de hacer de niñero aquella mañana. Malhumorado, sujetó al pequeño cuerpo que causaba tantas molestias, empujándolo al otro extremo de la cama.

Intentando huir de su insistencia, se escondió bajo las sábanas, cubriéndose de pies a cabeza, pero eso no fue suficiente, ni al parecer un mensaje muy claro de que dejaran de molestarlo. El pequeño cuerpo volvió a situarse sobre él, con insistencia. Cansado y resignado soltó un leve gruñido de derrota, retirando la manta de su rostro para ver al intruso.

—Quiero jugar —ella se quejó tan rápido como se cruzaron sus miradas.

Le dedicó una mirada seria, como si eso fuera a ahuyentarla para que él fuera capaz de dormir tranquilamente. No estaba de humor para hacer lo que Kora quisiera, prefería dormir todo el día si le fuera posible. Aunque su hermana no era de rendirse, estaba removiéndose en su sitio pronunciando la misma declaración una y otra vez.

Aún le parecía extraño y difícil de comprender por qué los humanos crecían tan rápido. Kora había pasado de ser un bebé a la edad que él tenía en las criptas en un parpadeo, ahora era una niña muy molesta cuando se lo proponía, y él, para él solo había pasado un año de su vida. No sabía qué prefería, si cuando ella era tan solo un bebé llorón o como era ahora.

—Pídeselo a Lilith —comentó con una mueca sujetando sus manos, intentando evitar que continuara removiéndole el cabello con insistencia.

Kora se parecía a su madre, aunque él no la había visto más que una sola vez podía apreciar el gran parecido que tenía con ella, tanto en su piel blanca como en rasgos de su rostro, o sus ojos color negro puro. Lo que no había heredado de su madre era su cabellera, la cual era de un rojo brillante, ese detalle junto a otros pequeños rasgos los obtuvo de su padre.

—Está ocupada, dijo que te lo pidiera a ti —respondió cruzándose de brazos como si ella tuviera la razón en todo.

Al ver eso se quedó callado, a veces se preguntaba si el hecho de ser criada por Lilith desde que era una recién nacida había logrado que Kora aprendiera a ser como ella. Detestaba tanto a Lilith que la idea de que Kora se convirtiera en una pequeña versión de ella le aterraba.

—¿Sigues molesto por lo que pasó ayer con Samael? Estabas llorando, ¿cierto? —le preguntó seguramente notando las pocas ganas que tenía de levantarse de la cama.

Sus preguntas le hicieron nuevamente colocar una mueca de disgusto. Qué entrometida era. Podía imaginar cuánto disfrutaba de hacerlo disgustar.

—Vamos —murmuró.

Con su brazo la empujó nuevamente al otro extremo de la cama, esta vez, casi logrando que girase por el borde de la cama.

En lugar de molestarse, Kora soltó una pequeña risita divertida, tal vez más alegre y triunfadora de presenciar cómo se incorporaba de la cama.

—Mei, las parejas no se pelean —comentó en un tono divertido, soltando más risitas traviesas.

Rápidamente se levantó de la cama, corriendo emocionada hacia la puerta. Le sonrió al abrir esta, como si para ella se estuviera convirtiendo en una carrera hacia el área de juegos.

Esta vez sí colocó una mueca molesta por las burlas, estas ya le tenían cansado, seguía sin entender por qué mencionaban ese tipo de comentarios. ¿Es que acaso no veía la manera conflictiva en la que se relacionaban Miston y él? Empezaba a sospechar que eso era obra de la querida Lilith.

A raíz del odio [Ya a la venta ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora