CAPÍTULO 14

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Abrió un poco sus ojos, estaba tan cansado que apenas y podía mantenerse despierto.

Su visión se encontraba oscurecida gracias a la sombría habitación, como también a sus pocas fuerzas. Sentía una calidez en su cuerpo, junto a la suavidad de las mantas que le mantenían arropado. Sus ojos se humedecieron, las imágenes que intentaba olvidar venían a su mente una y otra vez, el recuerdo de lo que pasó antes de quedarse inconsciente le abrumaba. ¿Intentó matar a Miston? ¿A quiénes más intentó matar?

Se sentía perdido en esos recuerdos, no sabía qué había pasado, solo recordaba la caliente sangré cubriendo su cuerpo. Había matado a tantos humanos que sería imposible contarlos, le sobrecogía esa idea, tantos cuerpos, tanta sangre, pero, se sentía aliviado de ya no estar en ese laboratorio. Estaba en casa, al fin estaba en casa.

Con cada respiración fue notando el olor a cera de vela, pero mucho más notable era ese peculiar olor que sabía muy bien a quién le pertenecía. En ese instante fue consciente de los brazos que le abrazaban con cariño, y el cuerpo que se encontraba a su lado dándole calor.

Levantó poco a poco la mirada para poder verle. Su rostro seguía siendo diferente al dormir, con una expresión tan tranquila que parecía otra persona, ajena a la amargura habitual. Eso era un sueño. Ya había tenido ese tipo de sueños. Era un simple sueño.

Se quedó callado, prefiriendo acurrucarse en ese abrazo que su mente le obsequiaba de una forma un poco cruel, ocultando su rostro en la superficie de su pecho donde su corazón latía. Era agradable, algo que aun no siendo real le aliviaba sus malos recuerdos y el dolor que su cuerpo no lograba olvidar del todo.

Cuando volvió a abrir sus ojos su hermano ya no se encontraba ahí, tal como lo había imaginado, solo había sido un sueño agradable.

Un pequeño golpecito en la mesa de noche lo sacó de sus pensamientos, en busca del origen de ese ruido, giró su mirada en esa dirección, ahí, de pie, se encontraba Lilith. Había depositado sobre la superficie de la mesa un plato de hierro, sobre este se encontraban unas cuantas raíces blanquecinas, retorcidas y alargadas. Hacía mucho que no veía algo así, parecían años desde la última vez que comió algo más agradable que la carne podrida y la otra clase de carne en las criptas.

Lilith le miró con aquellos ojos idénticos a los de Miston, pero con una sonrisa sutil que seguía sintiendo falsa y maliciosa.

—Cómelo y descansa, eso te ayudará a recuperarte, Ameimon —le propuso de una manera serena sin que su actitud juguetona y falsa desapareciera.

Dicho eso, Lilith se encaminó a la puerta, lista para abandonar la habitación. Su trayecto fue interrumpido con un pequeño inconveniente, su pequeña mano que sostenía la suya parándola en seco. Era la primera vez que la tocaba de esa manera, que sus manos se encontraban tan cerca que se rozaban y su piel se tocara sin que fuera ella la que diera el primer paso.

—¿Puedes cortar mi cabello? El olor a sangre no desaparece —le pidió en voz baja, sin estar del todo seguro de lo que decía o por qué se lo decía a ella.

Sus ojos de destellos morados como dos joyas le observaron expectantes, tal vez intentando averiguar en su rostro una respuesta para tal petición. Tal vez la encontró, tal vez no, pero su sonrisa se alargó en sus labios, mostrando sus dientes blanquecinos que jugueteaban con su entorno. Esa fue su respuesta. Lilith se sentó a su lado en la cama, eso era raro, algo que nunca antes había pasado, así como nunca antes le había sostenido la mano o le había pedido un favor. Siempre intentó alejarla, quitarle cualquier oportunidad de tomar el lugar de una madre que solo tiene una dueña, y su muerte no le quitaba ese lugar a su madre. Usó una daga para cortar su cabello, cortando mechón por mechón, los cuales caían en su regazo, intentó pensar en cualquier cosa, cualquier cosa que le evitara el sentir que perdía algo cada que un mechón caía al suelo, como si se convirtiera en alguien diferente, alguien más a lo que había sido hasta ahora.

A raíz del odio [Ya a la venta ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora