XVI: Te ofrecí mi amistad y me escupiste en la cara.

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Peter cerró los ojos en lo que el agua retiraba el shampoo de su cabello. No era su primera ducha en un motel, pero jamás se acostumbraría a la falta de calentador y productos de higiene. ¿Era mucho pedir un jabón que no se sintiera como lija sobre su piel? Las ampollas en sus brazos dirían que sí.

—Petey, sal si no quiere terminar como el capipaleta. El agua de aquí bien podría venir de la Antártida.

Capipaleta, repitió Peter con una sonrisa diminuta en los labios. Solo Tony llamaba a Steve de ese modo, junto a muchas otras cosas que Peter no tenía permitido decir en voz alta.

—¡Salgo en cinco!

—vale. Te dejo la toalla en la puerta. Saldré a revisar el perímetro en lo que terminas. ¿Recuerdas el código?—inquirió a lo que Peter humecto sus labios y silbó, replicando la orquesta de Star Wars—Un poco desafinado, pero bastara. ¿Necesitas que te traiga algo, baby boy?

Por un segundo, Peter pensó en pedirle shampoo y jabón, pero la idea le pareció tan absurda como ofrecerse a pintarle las uñas al duende verde.

—estoy bien—se educado, dijo Steve en su cabeza. Una boca educada te llevara lejos. "Tan lejos como yo lo permita" Agregó la voz de Tony—gracias.

***

—entonces, ¿Qué tanto sabes sobre el duende verde? El de este universo, al menos.

Peter se detuvo a contemplar el plato semi vacío de Wade en lo que se llevaba un trozo de puré a los labios y masticaba a una velocidad digna de un caracol. Había conocido a Ned Leeds al mismo tiempo que a Harry, y a pesar de que nunca fueron igual de cercanos como con el pelinegro, el castaño le tenía en gran estima.

Ned era gracioso y un tanto torpe, pero leal y muy inteligente. Incluso cuando apenas se conocían, metió las manos al fuego para que Peter no sufriera ningún castigo. Aunque, claro, todo eso fue antes de que hicieran su cerebro picadillo y lo volvieran una persona cruel y retorcida, que se paseaba por los pasillos del instituto como si jamás hubiera atentado contra la vida de decenas de personas.

—lo suficiente—murmuró, ajustando la gorra para que hiciera sombra en su rostro cuando la camarera dejo un segundo plato de ensalada sobre la mesa. Nunca terminaría de sorprenderle el apetito de Wade—Si tenemos suerte, el duende verde de la otra dimensión me odia tanto como el de aquí.

—entendido. Uno más a la lista de personas que te quieren muerto—asintió Wade, llevándose la punta de los dedos a su boca con un ruidoso "pop". La mayoría del tiempo sus modales dejaban mucho que desear, pero ahora que sabía un poco más de su pasado, Peter no podía culparlo. Wilson no había tenido a nadie que le enseñara modales, al menos no como él—Entonces, ¿estás 100% seguro que él vendrá a ti?

Peter tarareó en afirmación, pasando una servilleta por la comisura de sus labios. Era incomodo tener que ponerse el tapabocas, pero ante la posibilidad de que los vengadores ya estuvieran al tanto de su desaparición, era mejor no arriesgarse y pasar desapercibido. Wade, por otro lado, no le importaba hacer un poco de escandalo con tal de recibir un poco mas de miel en sus panqueques.

—hasta el momento, ninguno ha fallado en encontrarme—respondió con simpleza—Y considerando que tengo esto...—levantó la mano derecha, donde Misterio había dejado la marca en su muñeca—No tardara en hacerlo.

—¿a qué te refieres?

—me tomó un tiempo descifrarlo, pero esto de aquí, mi amigo, es una especie de localizador incrustado en las partículas de mi piel—respondió orgulloso por su hallazgo. Sin embargo, Wade le miró como si se hubiera vuelto loco e hizo el amago de sacar la pistola que tenía escondida bajo la camisa. Antes de que hiciera algo que pudiera exponerlos, el castaño lo tomó del brazo, haciendo presión—Tranquilo, Lo tengo cubierto.

The red means I love you  (I) • SpideypoolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora