older. (aegon ii targaryen)

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TRATO CON LOS DIOSES

Rhaenyra Targaryen era una buena madre, toda una dragona cuando tenía que defender a sus hijos, dispuesta a hacer todo por sus niños. Daenerys era igual que su madre, y muchos dirían que hasta peor. Solo una cosa las diferenciaba, mientras Rhaenyra usaba su poder político para defender a sus hijos, Daenerys usaba sus propias manos para hacerlo. Como justo en ese momento, frente a ella estaba una doncella que lloraba suplicando por piedad, pero no la tendría de Daenerys, ni de Aegon. Para muchos las acciones de la muchacha pasarían como un simple error, un mal entendido, pero no para ellos porque por ese "error" la vida de su hijo estaba en peligro.

Laenor era alérgico a las fragancias fuertes, sobre todo a la de rosas, por eso el Rey había prohibido dicha fragancia en la Fortaleza y toda la familia real había dejado de usar fragancias en exceso cuando sabían que estarían cerca del niño. Nunca habían tenido un inconveniente porque las cuidadoras seguían esas órdenes al pie de la letra, pero eso quizás solo era porque Daenerys no confiaba en nadie para cuidar a su niño y era ella quien lo cuidaba. Sin embargo, aquella joven frente a ella había roto dos reglas importantes. No usar fragancia de rosas y no sacar a Laenor de la habitación sin permiso de sus padres o el maester.

—Princesa, le juro que no fue mi intención—la muchacha estaba arrodillada en el suelo llorando.

—Princesa, el Rey espera por usted en la sala del trono—sir Arryk apareció por la puerta.

Sin piedad alguna Daenerys agarró a la muchacha por el cabello y la forzó a levantarse.

—No vas a tener piedad de mí—le aseguró con los ojos oscuros—, y te juro que si mi hijo muere yo misma te voy a destrozar.

Sir Arryk apartó la mirada sintiendo pena por la muchacha, pero el sentimiento se esfumó enseguida porque del otro lado de la Fortaleza el pequeño príncipe de apenas un día de nombre luchaba por vivir. El guardia bajó la cabeza cuando Daenerys pasó frente a él, aún llevando a la muchacha por el cabello, las personas que se cruzaron con ellos en el pasillo bajaban la cabeza para evitar que la furia de la princesa cayera sobre ellos.

En la sala del trono todos jadearon de sorpresa cuando la vieron entrar como una tormenta con la muchacha que lloraba. Mientras bajaban los escalones la joven tropezó y cayó de rodillas, pero ni eso hizo que la peliblanca se detuviera, siguió arrastrandola por el piso hasta que llegaron frente al trono. Alicent estaba a la derecha con Aemond, la Reina tenía los ojos rojos y había ira brillando en ellos mientras miraba a la joven en el suelo.

—¡Quiero que la azoten por esto!—Daenerys miró a su abuelo—¡En público!

Todos en la sala comenzaron a susurrar, seguramente sorprendidos por el comportamiento de la princesa que siempre sonreía amablemente.

—¿Es eso lo que quieres realmente?—el Rey preguntó, visiblemente molesto con la situación.

—Quiero que sufra lo mismo que está sufriendo mi hijo mientras lucha por vivir—lágrimas se deslizaron por las mejillas de la princesa—. Por favor, mi Rey, haga que sufra.

Todos contuvieron la respiración viendo al Rey que miraba a la joven como un dragón a punto de atacar. Nadie podía culparlos, era la vida de un príncipe del reino la que estaba en juego, la vida de un niño inocente que no conocía nada del mundo exterior por su delicada salud.

—¡Daenerys!—alguien gritó.

La mencionada se giró hacia la entrada de la sala y sintió su cuerpo congelarse cuando encontró a Jacaerys mirándola con un dolor profundo en sus ojos. Había lágrimas manchando el rostro de su hermano y cuando él negó con la cabeza todo su mundo se derrumbó, la gente a su alrededor la miró con tristeza y ella sintió que iba a morir en ese momento. Fue Alicent la que se acercó para hacerla reacción, las dos se miraron y Daenerys pudo ver a Aemond moviéndose detrás de su madre, pero no se acercó a ellas. El segundo hijo del Rey se agachó agarrando a la muchacha que comenzó a gritar y patalear, había fuego en sus ojos y los guardias del Rey tuvieron que intervenir para que no la matará frente a todos.