older. (aegon ii targaryen)

06; PADRE Y ENEMIGO

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PADRE Y ENEMIGO

Daenerys amaba a sus padres, amaba a sus hermanos, a sus tíos, a sus abuelos, e incluso a las primas-hermanas que acababa de conocer. Amaba a su familia. Los amaba tanto que a veces se sentía mal porque no sentía lo mismo por la familia de su primera vida y es que en esa vida nunca los conoció, solo a su hermano. Cada vez que jugaba con sus hermanos no podía evitar recordar a Viserys, la única familia que tuvo antes de Drogo y los Dothraki, en esos momentos se preguntaba si no era injusto que ella tuviera una oportunidad de tener una familia que la amaba y su hermano no. Pero la sola idea de pensar en dejar a su familia para que su hermano ocupará su lugar le disgustaba. ¿Qué sería de sus padres si perdieran a su única hija? ¿Y sus hermanos? ¿Su abuelo? ¿Su tía Helaena? ¿Cómo serían todos ellos si ella no estuviera?

Un desastre.

Ella no convivió mucho con su tía Laena, solo sus primeros años de vida antes de que la mujer desapareciera por completo de su vida, pero siempre le escribía. Las cartas de su tía le describían paisajes hermosos que veía en sus viajes y siempre estaban acompañadas de regalos que ella guardaba en un cofre bajo su cama. Su tía era especial para ella, era parte de su familia y eso era suficiente, por eso desearía poder haber pasado más tiempo con ella.

De pie junto a su padre, sosteniendo su mano con la mirada puesta en el ataúd, no podía dejar de pensar en eso. En lo mucho que extrañaría recibir sus cartas, ver lo feliz que era su padre al leerlas, su corazón dolía de solo recordarlo. Su cerebro ignoró la mayoría de las cosas que dijeron en el funeral, pero sí logró escuchar como Vaemond Velaryon intentaba atacar a sus hermanos llamándolos bastardos discretamente. Cuando captó eso apretó la mano de su padre y él le lanzó una mirada de muerte a su tío acallando los insultos mal ocultos hacia sus hijos. Bajó la mirada cuando comenzaron a empujar el ataúd hacia el mar, no quería verlo, le dolía mucho.

—Ve con tu madre—su padre soltó su mano cuando se acabó el funeral.

—Pero...

No pudo decir más nada porque su padre ya se había alejado. Los presentes se reunieron en un lugar al aire libre debajo de High Tide, cerca de la playa y si levantaban la mirada podían ver a los dragones descansando en la colina. Cuando llegaron su familia se separó, Jacaerys estaba con su abuelo Corlys, Lucerys se alejó de todos en una esquina, y su madre no estaba por ningún lado. Por primera vez en años se sintió perdida, no había nadie que conociera a su alrededor y sus pensamientos comenzaban a ahogarla. Necesitaba salir de ahí. Por la esquina de su ojo vio una cabellera blanca y cuando se giró vio a Daemon, la estaba mirando y ella retrocede un paso por instinto.

—Dany—la voz de Aegon la sobresaltó—¿Estás bien?

—Yo...—Daemon se movió, con claras intenciones de acercarse a ella.

Su respiración se atascó en su garganta y tosió tratando de respirar, Aegon la agarró por el brazo notando su estado.

—Dany—la voz sonó distorsionada.

—Mi padre—susurró—, madre...

Daemon Targaryen se plantó de pie frente a ellos y ella retrocedió soltándose del agarre de Aegon. Sus pies fallaron y cayó al suelo en medio de la multitud llamando la atención de todos.

—Los Velaryon son del mar—escuchó la voz de su madre—, pero tú y yo estamos hechos de fuego—se sentó fijando los ojos en su madre y Daemon—. Nuestro destino siempre ha sido arder juntos.

—Solo podríamos casarnos si Laenor estuviese muerto—Daemon habló.

No, no, no.

Miró a su madre, esperando que dijera algo, que se negara.