22; HEREDEROS DEL TRONO

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HEREDEROS DEL TRONO

Aegon amaba despertar con su esposa, le encantaba ver el rostro relajado de su amada cuando abría los ojos, para él era la segunda mejor vista del mundo. La primera era ver a sus hijos ser felices, eso siempre lo hacía sonreír. El sol que se filtraba por las cortinas medio abiertas de la habitación iluminaba lo suficiente como para que él pudiese ver a su esposa que aún dormía acurrucada a su lado. Sin poder evitarlo su mirada bajó al cuello expuesto a sus ojos y no pudo evitar sonreír al ver las marcas que había dejado la noche anterior, no importaba cuantas veces Daenerys le gritaba por marcarle el cuello, él nunca dejaba de hacerlo. En cierta parte alimentaba su ego saber que solo él podía dejar esas marcas en la piel de su reina.

Estaba dispuesto a seguir su siesta junto a su esposa, pero el sonido de alguien llamando a la puerta interrumpió sus planes. Claro, ya era la hora del desayuno, sus hijos ya deberían estar listos esperando por sus padres para desayunar. Con un suspiro cansado le dio permiso de ingresar a la persona, o personas mejor dicho. Las doncellas lo saludaron en susurros para no despertar a Daenerys y fueron a preparar el baño anunciando que los niños ya estaban en la habitación de la Reina. Apenas las mujeres se fueron Aegon comenzó a despertar a su esposa.

—Dany, cariño, despierta—susurro contra el cabello de la mujer—. Es hora de despertar, princesa.

—Cinco minutos más—la peliblanca oculto el rostro en el cuello de Aegon.

—Los niños y mi madre nos esperan.

Hubo un silencio que duró un par de minutos antes de que Daenerys se alejara de él, por fin despertando.

—Tendrás que cargarme.

Aegon no se quejó, por el contrario, se levantó e hizo lo que ella le pidió. Tomaron el baño juntos, con ella aún medio dormida, cuando terminaron un par de doncellas aparecieron y se dedicaron a vestir a la Princesa. Gracias a las marcas en su cuello Daenerys tuvo que ponerse un vestido de cuello alto para ocultarlas, lo que menos quería era que alguien más que sus doncellas las vieran.

La próxima vez te pondré algo en la boca para que dejes de marcarme así—la peliblanca miró a su esposo a través del espejo.

Anoche no te quejaste—Aegon se movió justo a tiempo para esquivar el cojín que voló en su dirección—. También te amo, mi amor.

Insoportable.

Los dos salieron juntos, con ella colgada del brazo de Aegon y un capa blanca siguiendolos. El camino a la habitación de la Reina no era tan largo desde el ala de la Fortaleza que ellos ocupaban así que no tardaron mucho en llegar. Cuando llegaron Alicent, Aemond y Otto ya estaban sentados en la mesa, cada uno con un niño en su regazo. Aegon y Daenerys se miraron apenas notaron a Rhaella en el regazo de Otto, era la primera vez que el hombre se acercaba tanto a sus hijos, ellos tenían prohibido dejar que él se acercará tanto.

—Buenos días—Alicent sonrió algo tensa.

—Buenos días—Daenerys se sentó junto a Aemond.

¿Dónde está la princesa de papá?—Aegon fue directamente hacia su hija. —Ven con papá, princesa.

Rhaella de inmediato estiró sus brazos dejando que su padre la cargara, después de asegurar a su hija Aegon se sentó entre su madre y su esposa.

—¿Cómo estás, Daenerys?—Alicent preguntó tratando de romper la tensión.

—Estoy bien—le aseguró ella sonriendo forzadamente—, tan bien como se puede estar sabiendo que mi padre está en la guerra.

—¿Sir Laenor está en la guerra?—la mujer sonó algo preocupada—¿Desde cuando?

older. (aegon ii targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora