Eric decidió no seguir conduciendo después de lo que había sucedido. Julen lo hizo, con un rumbo fijo que, al parecer, solo ellos sabían. La noche cayó sobre nosotros, pero el conductor, Ian y yo permanecíamos despiertos. Ian estaba sentado en el asiento del copiloto y charlaba sobre algo en voz muy tenue; fui incapaz de descifrar lo que decían. Aria descansaba sobre mi regazo y yo estaba sentada en el suelo, apoyada en el contrachapado, mientras paseaba mi mano por su sedoso pelo. Mantenía la mirada fija en un punto, pensando en todo lo que había sucedido antes.
Todo en mí me impedía conciliar el sueño. Múltiples cuestiones acechaban mi mente una y otra vez, a las cuales no podía dar respuesta. Además del temor, que ahora me asolaba en todo momento, acerca del peligro que yo era y el daño que podía causar a los demás. Y, también, estaba ese otro hecho: la supuesta inmortalidad que ahora poseía. La palabra sonaba demasiado grande para mí. Cuanto más me absorbían mis pensamientos, menos era consciente de la realidad y lo que sucedía a mi alrededor.
La furgoneta fue disminuyendo de velocidad y llevé la mirada más allá del cristal que me separaba de la cabina del conductor.
—¿Sucede algo? —me alenté a preguntar.
Ian elevó su mano rápidamente y llevó el dedo índice a sus labios, de nuevo, pidiéndome silencio. Aparté con cuidado a Aria y me levanté a hurtadillas. Me asomé por la trampilla y a través del parabrisas comprobé en la lejanía a un grupo de personas armadas hasta las cejas y vestidas completamente de negro.
—El Escuadrón Fugitivo. —Ian giró hacia mí y se coló por la trampilla—. Hazte a un lado.
Nos agachamos; si no abrían la parte trasera de la furgoneta, no verían nada. Ésta estaba sumida en las más profundas de las oscuridades.
Julen frenó la furgoneta y bajó la ventanilla.
—¿Sí? —pronunció con firmeza, sin dudar.
—Dígame su nombre al completo —exigió una voz grave al otro lado.
Hubo un momento de silencio.
—Damion Leblanc.
El hombre, al otro lado de la ventana, examinó una pantalla azul que se mimetizó ante él. Elevó su mirada con aire perspicaz.
—¿Puede abrir la puerta trasera de su furgoneta?
—¿Con qué motivo? —preguntó Julen de forma indiferente.
El hombre le echó una mirada despectiva antes de musitar:
—Abra la furgoneta —fue más una advertencia que una petición.
Ian me golpeó el brazo y me señaló con el mentón las puertas traseras, donde Aria dormía plácidamente. Se acercó a Eric y lo meció levemente para desvelarlo, mientras le susurraba algo al oído yo me encaminé hacia mi amiga y le di unos toques en el hombro para que despertase.
—¿Qué...?
Antes de que pudiese seguir hablando, le tapé la boca con una mano y con la otra llevé el dedo índice a los labios. La agarré del hombro para que se levantara y le indiqué que fuera hacia Julen intentando no hacer ruido.
Escuché pasos en el exterior y me puse en pie, pero Ian me agarró del codo antes de que pudiera dar un paso más.
—Tú quédate atrás, yo me encargo.
—¿Quién te ha mandado líder del comando? —le rebatí.
No le dio tiempo a contestarme, las puertas se abrieron y el pálido resplandor de la luna se coló en el interior, iluminando cada uno de nuestros rostros.
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Fuerza (Saga Renegados #1) [YA EN FÍSICO]
FantasyUna explosión nuclear. El apocalipsis. El caos. La muerte... y la vuelta a la vida a un mundo devastado. Tras el estallido de la guerra, todo ha ido en declive hasta que ha sucedido lo inevitable: el apocalipsis. El desastre nuclear más masivo que...