NACIÓN Z [EDITADO]

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—Atención tropa— habló Jun en cuanto nos encontramos frente a todos los chicos —Quiero que conozcan a los nuevos reclutas— se detuvo al frente de todos y después giró su vista hacia los tres chicos nuevos que se integrarían. —Ellos son Ben, Sam y Theo.

—Bienvenidos— todos dijeron al unísono.

—Bueno— dijo Jun —Los dejaré relacionarse con la tropa, Clarís y yo iremos a ver a Erick— me miró y yo asentí.

La cosa iba así, Ben y los dos chicos que estaban con él, decidieron unirse a la tropa. La chica que venía con ellos permanecería aquí, haciendo algo productivo en la colonia, ya que su hermano Theo no quiso arriesgarla.

Ahora ellos irían en la misma tropa que yo, aunque él día de hoy era la primera vez en la tropa y ellos tenían que familiarizarse con el resto de integrantes antes de salir a nuestra primera misión.

Jun y yo salimos del lugar y después caminamos hasta el hospital, en donde Erick se encontraba. El hospital no se encontraba lejos de la base, en la que vivían varios chicos de la tropa, así que no tardamos mucho tiempo en llegar.

—¿Cómo se encuentra ella?— pregunté una vez nos encontramos frente a Erick.

—Ha mejorado— me miró —Gracias al medicamento.

—Me alegra escucharlo— lo miré y sonreí —Entonces, ¿Vas a presentármela?

—Si— se giró —Ven conmigo para que la conozcas— comenzó a caminar y después Jun y yo caminamos detrás de él.

Cuando llegamos a la habitación los tres entramos y la chica miró a Jun —Hola— se alegró.

—Hola, campeona— dijo Jun. —¿Cómo estás?

—No me he sentido así de bien en algún tiempo— la chica sonrió de oreja a oreja. —¿Quién es ella, papá?— me miró y luego a Erick.

—Soy Clarís, pero puedes llamarme Cero— dije presentándome y robándole la palabra a Erick.

—Te llamas igual que la fundadora— volvió a mirarme.

—¿Tu cómo te llamas, pequeña?— pregunté.

—Taylor— respondió —mi mamá escogió el nombre porque mi papá no lograba decidirse.

—Que bonito nombre tienes— sonreí yo.

—¿Usted tiene hijos?

—Si, uno— respondí a su pregunta.

—¿Cómo se llama?

—Alan— respondí, aunque eso era mentira, ya que mi único hijo era Ronny, pero si le decía que él era mi hijo sospecharía de mi verdadera identidad y eso era un secreto.

—¿Qué edad tiene él?

—Veintiún años— la miré — déjame adivinar, tú debes tener dieciséis.

—Casi, pero no— dijo ella —Tengo dieciocho.

—¿En serio?— cuestioné —Te ves más joven.

—Siempre me lo dicen— río ligeramente.

—Bueno— hablé —Es hora de volver a casa— miré a los presentes —Alan debe estar esperándome— me acerqué a la chica un poco más —Fue un gusto conocerte, Taylor, mejórate pronto— sonreí y me giré para poder salir.

—Nos vemos, Clarís— dijo la chica.

—Cuídate— añadí antes de irme.

Salí de la habitación y luego salí del hospital, después comencé a caminar hacia la casa en la que vivíamos Alan y yo.

Una vez llegué, Alan me recibió en la puerta —Bienvenida— dijo.

—Hola— lo miré y sonreí. —¿Cómo estuvo tu día aprendiendo en el cuerpo de médicos?

—Bien— susurró, esta vez sin los ánimos que siempre tiene al contarme su día.

—¿Pasó algo?

—Solo estoy confundido— me dio la espalda y caminó hasta las escaleras.

—Espera— lo detuve tomando su mano —Puedes contarme.

—No es importante.

—En serio— insistí. —Puedes contarme.
—Bueno— se detuvo y se giró —Es complicado— dijo —Hay alguien por quien siento… cosas— dijo nervioso.

—¿Estas enamorado?— cuestioné.

—Si, pero no es… una chica.

—¿Hay algo de malo en eso?

—Lo hay— susurró —Nadie acepta a la gente como yo.

—Yo si— añadí. —Cuando el mundo era normal mi hermano mayor tenía un novio— sonreí al recordarlo —ellos eran inseparables y siempre quise tener un romance igual de bello que el suyo.

—¿Qué pasó con ellos?

—No logré encontrarlos, pero no pierdo la fe en volverlos a encontrar algún día.
—Pero esto es diferente.

—¿Por qué? ¿Qué te impide no confesarte?

—Porque él ya tiene a alguien más.

—¿Puedes asegurar que esa persona está con él?

—Los vi besándose, así que si.

—¿Es por eso que estás deprimido?— pregunté y el asintió —Bueno, si te hace sentir mejor, yo no pude ser feliz con la persona que amaba.

—Eso fue porque moriste.

—Es casi lo mismo.

—Como sea— se giró —Iré a mi habitación.

—Eres joven y se que encontrarás a alguien más.

—Lo que digas, Cero— volvió a subir.

(…)

El tiempo pasó volando, los chicos se adaptaron pronto a la tropa, así que, esta vez, fue nuestro turno de salir.
—Alístense— ordenó nuestro líder. —Salimos dentro de poco— dicho eso se giró y salió.

Nosotros tomamos nuestro equipamiento y nos alistamos. Después de alistarme, salí para despedirme de Alan.

—Nos vemos luego— dije con una sonrisa.
—Cuídate, Cero— dijo él.

—Ven aquí— extendí mis brazos para darle un abrazo de despedida.

Él corrió hasta mi y me envolvió —Voy a extrañarte— susurró.

—No tardaré— dije yo, envolviéndolo.

—Es una promesa— me miró.

—Lo es— lo miré —Pero tú tienes que prometer que vas a cuidar muy bien a mi bebé Ronny.

—Siempre lo hago— rodó los ojos.

—Si te molesta no lo hagas— lo solté y me separé de él. —Tu tienes que cuidarte y no portarte mal.

—Siempre me porto bien.

—Es solo un recordatorio.

—Bien.

—Listos, tropa— habló nuestro líder. —Es hora de irnos.

Los que nos despedíamos asentimos y nos reunimos en el punto de reunión y subimos a los autos. Después comenzamos a conducir hasta el lugar del que extraeríamos suministros.

El camino fue largo, así que nos demoramos tres días en llegar. Pero el botín lo valía, extrajimos muchos suministros, que nos serían muy útiles en la colonia.

—No debemos alejarnos más— dijo Ben.

—¿Por qué?— cuestionó el líder.

—Es peligroso para todos— su rostro se palideció, y el del chico pelirrojo también.

—Regresemos entonces— ordenó el líder.
Todos nos dimos la vuelta y regresamos a los autos.

—Ellos están cerca— susurró Ben.

—Ya estamos lejos del lugar al cual dijiste que era peligroso.

—Escucho sus voces— volvió a susurrar, esta vez con sus manos en su cabeza —Están frente a nosotros— volteó su vista al frente y el que iba manejando frenó rápidamente.

—Te encontré— dijo un hombre viejo con un altavoz.

¿Qué pasaba?