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—¿Qué sucede?— preguntó uno de los hombres de Pandora —¿Por qué nos llevaron a ese lugar?

—Temo que no puedo responder a ninguna de tus preguntas por ahora— respondí y seguí caminando.

—No entiendo nada, ¿Cómo es que ese hombre te conoce en primer lugar?— volvió a preguntar, eso hizo que los demás comenzaran a interrogar también.

—Explícanos, Clarís— habló otro de los chicos, eso hizo derramar el vaso de mi paciencia.

Me detuve, me giré y me removí las gafas que llevaba puestas —Quieren respuestas, se las daré— caminé de regreso y me paré frente al hombre que comenzó el alboroto —Soy un experimento de ese hombre, hui y ahora me quiere para completar sus planes— puse mi dedo índice en su pecho —Si continúas haciendo preguntas, voy a matarte— dicho eso me giré y continué caminando —Apresuren su paso sino quieren que el nos encuentre y nos lleve de vuelta.

(…)

Seguimos nuestro camino a pie, tardamos alrededor de cuatro días en volver. Esto era lo mejor, así el loco no podría encontrarnos fácilmente.

Una vez llegamos a Pandora, fui directo a ver a Erick.

—Ve con Ben— dije a Alan y después me fui. —Quiero ver a Erick— dije a su esposa, misma que había abierto la puerta de su casa.

—Pasa— habló ella, con una sonrisa en sus labios. —Iré a avisarle que viniste.
—Si— susurré y entré. Después fui a la sala y esperé a que él viniera.

—¿Sucede algo?— preguntó cuando llegó a donde yo me encontraba.

—Si— dije —Recordé todo lo qué pasó en los últimos años.

—¿Es algo malo?

—Si— asentí —Soy una asesina— susurré —Y para protegerlos tengo que irme.

—¿A que te refieres?

—Ese hombre nos encontró y nos llevó cautivos a su estúpido laboratorio. Por suerte y con ayuda, logramos escapar, pero no tardará mucho tiempo en encontrarnos.

—¿Para que te quiere ese hombre?

—Poder— susurré —Lamentablemente, yo le ayudé en sus planes los últimos años, hasta que lo traicioné y casi lo mato.

—Pero aquí estamos a salvo, nuestras paredes son fuertes y no fácilmente podrán derribarlas.

—Conozco la estructura de Pandora— lo miré seria —Pero también conozco el poder militar que el grupo H tiene. Si no quieres que Pandora colapse tienes que dejarme partir.

—Nosotros también podremos dar batalla, no creas que somos novatos en esta área.

—No digo que lo sean, Erik— lo miré —Pero él tiene mis células madre, fácilmente podrá crear a otro ser como yo. Por eso te pido que no permitas que nadie más entre o salga de aquí, por seguridad de todos.

—¿Qué pasará contigo?

—Daré coordenadas falsas, desviaré al grupo H de Pandora lo más que pueda— sonreí y me giré, ya era hora de irme. —Despídeme de mis hijos y mi esposo. Por favor— pedí con una sonrisa. Al llegar a la puerta me detuve y me giré —Por cierto, los cinco experimentos del loco están aquí, mantenlos cuerdos. Alan sabe cómo hacerlo, una cosa más, cuéntale a Ron sobre mi, él debe saber que su madre no murió— dije y, ahora si, salí de la casa.

Fui a la puerta de Pandora y salí del sitio. Mis planes debían salir bien, dejando a todas las personas que me importaban en Pandora, me aliviaba y me quitaba un peso de encima.

Ahora debía mantenerme lo más lejos que me fuera posible de Pandora, así, si el loco me encontraba, no sabría en donde se encontraban mis hijos y Alan.

Me alejé hasta la playa, ahí permanecería el tiempo que fuera necesario y entrenaría mi nuevo cuerpo, tenía que volverme más fuerte de lo que ya era para poder confrontar al loco.

Sabía que nada de esto sería fácil, pero con este nuevo cuerpo lograría hacer cosas que antes no podía, por ejemplo, morir.

(…)

NARRADOR

—¿Dónde está Clarís?— preguntó su esposo a Erick —Ella dijo que iría a hablar contigo.

—Se fue— respondió Erick. —Dijo que era por el bien de todos.

—¿Qué? ¿Por qué no la detuviste?— preguntó alterado. Recién la recuperaba y ya volvía a irse de su lado, que vida tan injusta la suya.

—Tu la conoces mejor que nadie ahora. Viviste a su lado por los últimos veinte años y debes saber que esa mujer es decidida— respondió Erick, continuando su camino.

—Maldición, Clarís— susurró —Iré a buscarla— habló decidido —No puedo permitir que pelee sola otra vez.

—¿Estas loco?— preguntó Erick deteniéndose —Clarís dejó solo una cosa clara, nadie puede salir o entrar.

—Por favor, iré yo solo.

—No permitiré que haya bajas en Pandora por tu insistencia de querer ir detrás de ella. Clarís sabe perfectamente lo que hace y confío en ella, si tú no lo haces, que mal por ti— Erick frunció el ceño y siguió su rumbo.

—Por supuesto que confío en ella, es solo que acabo de recuperarla, no quiero perderla otra vez— susurró con un tono de voz quebrado. —Ella es mi mundo, no podrá soportar si algo malo le pasará.

—Ella es más fuerte que tú— dijo Erick sin dejar de caminar —Ella también es importante para mi, como lo es para ti.
—Lo se, me lo dijo. Tu fuiste su novio en el pasado— habló acoplándose a su paso —No hay cosa que no sepa de ti y ella y créeme que no me molesta, se que al final su corazón me pertenece.

—Ya no siento ese tipo de cosas por ella— Erick lo miró —Después de que ella muriera me hundí en desesperación y tristeza, pero hubo alguien que me sacó de ese lugar. Me enamoré de ella y formé una familia, ahora tengo una hija y es mi adoración.

—Llevémonos bien entonces— Alan sonrió —Clarís me dijo que tenía un hijo que no era de su sangre, me parece que su nombre es Ron, quiero conocerlo.

—Bueno, por lo regular se encuentra casi siempre con tu hijo Alan. Tal vez ahora esté con él o se encuentre en su servicio en el hospital, no lo sé, comencemos buscándolo en el hospital.

—Está bien.

Así comenzaba una buena amistad. Quedaba claro que el corazón de Clarís pertenecía a Alan y el corazón de Erick pertenecía a Grisel, su esposa. No obtendrían nada siendo enemigos, al contrario, debían unir fuerza para vencer a su enemigo en común.

NACIÓN Z      [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora