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A solo una semana de haber llegado ya me sentía como en casa. Decidí que ni Alan ni yo formaríamos parte del grupo de recolección, en cambio, Alan se integró al cuerpo de médicos y yo al de policías.

Nos dieron una casa, cerca de la casa de Ronny y de la de Erick. Debía sentirme privilegiada al recibir una casa tan bonita.

—Buenos días, Cero— saludó Alan en cuanto entró a la cocina.

—Buenos días, Alan— saludé con una sonrisa —¿Listo para ir al trabajo?— pregunté.

—Listísimo— una sonrisa apareció en sus labios.

—Bien, ven a desayunar y después te vas— serví los panqueques en el plato y se los acerqué.

—Qué considerada— me miró —Pero preferiría un pedazo de carne en lugar de un panqueque.

—¿Si? No creo que sea conveniente que comas carne dentro de este lugar. Si queremos permanecer aquí tenemos que actuar como humanos normales, no como infectados.

—Tal vez tienes razón, pero recuerda que sino nos alimentamos con carne pronto nos volveremos como ellos.

—Lo se— susurré.

Otro punto más que he descubierto sobre nosotros, bueno no es tanto así porque Alan lo sabía, es:

6. Incluso si no sentía la necesidad de comer tenía que hacerlo, mi cuerpo tenía que recibir la proteína de la carne para evitar convertirme en uno de ellos.

Entonces la cuestión era, ¿Cómo mierda conseguiría la carne?

—No podemos permanecer mucho tiempo sin consumirla. No quiero volverme como ellos— dijo él.

—Ya lo se— susurré —Pensaré en una solución.

—Tiene que ser pronto.

—Solo dame hasta esta noche. Esta noche tendré la solución— lo miré —Ahora come y ve al trabajo— me puse de pie y caminé hacia la puerta —Te veré por la noche— dije antes de salir.

Tenía que despejar mi mente y pensar muy bien en lo que haría. No tenía muchas opciones y la única, a la que no quería recurrir, era salir con el grupo de recolectores, buscar algún animal y cazarlo para conseguir la carne.

Caminé sin un destino, cuando menos lo esperé me topé con mi bebé Ronny. —Hola, cero— saludó él.

Dejé de caminar, lo miré y sonreí —Hola para ti también.

—¿En que tanto piensas? Te veo distante el día de hoy.

Di un suspiro —En nada, solo que tengo algunos asuntos que resolver con Alan y no se por donde comenzar— sonreí ligeramente.

—Ya veo— susurró —Justo ahora me dirijo al trabajo, pero si tú lo quieres podemos hablar sobre tus problemas en otro momento.

—Está bien— asentí y con una sonrisa se fue.

No es como si le dijera a mi hijo que yo era su madre y que en realidad no había muerto. Tendría que explicárselo y ni yo sé cómo es que sigo viva después de haberme disparado un tiro en la cabeza.

Entonces, como mi única solución era salir con la tropa tenía que avisarle a Erick y a Jun para que me integraran formalmente, o eso fue lo que Jun me dijo que haría en caso de que llegara a aceptar quedarme en el equipo.

Después de tomar mi decisión fui a encontrarme con Jun y le expliqué el asunto, con pequeñas mentiras, claro.

—Jun— lo llamé. Él se encontraba observando que los trabajadores hicieran un buen trabajo.

Él dejó de dar indicaciones y me miró —Pero si es nuestra nueva integrante— se alegro —¿Qué te trae por aquí?

—Quiero integrarme a la tropa— hablé directa —Creo que me sentiría mejor allá afuera que aquí, no se, creo que extraño allá.

El mostró una enorme sonrisa —¿En serio?— preguntó y yo asentí —Ven— dio media vuelta y caminó rápidamente hacia donde se encontraban los chicos de la tropa.

Una vez estando ahí los chicos nos recibieron y Jun me miró antes de hablar —Quiero presentarles a la nueva recluta— dijo él—Quiero que la traten como una más en la tropa, ¿Quedó claro?— los miró a todos ellos.

—¡SI!— respondieron todos al unísono.
—Bien— habló satisfecho el hombre —Doris— llamó a la chica, la cual dio un paso al frente.

—Dígame, señor— habló firme.

—Te asignaré a la nueva interna, oriéntala en cualquier duda que tenga— dicho eso dio media vuelta y salió de ahí.

Una vez fuera los internos comenzaron a reír y uno de ellos se acercó a mi —¿En serio ese hombre cree que cualquiera puede entrar aquí?— me miró directo a los ojos, tratando de intimidarme —Para empezar ¿Qué puedes hacer tu? Si sales allá afuera tendremos que cuidarte y cuidarnos.

Sus palabras me dieron gracia, así que me reí —Tengo que aceptar que ya no tengo la edad adecuada, soy vieja, claro que si. Pero te recuerdo que toda mi vida la pasé allá afuera, sé cuidarme sola y creo que el que necesitará cuidados eres tú.

Los demás rieron, entonces, para no quedar en ridículo, levantó su brazo e intentó golpearme —Perra— exclamó.

Yo detuve su golpe y me aleje de él, me acerqué a la chica —Ven, necesito que me enseñes lo básico para no morir allá afuera— camine hacia la salida, seguida por la chica.

(…)

Ya estaba todo resuelto, formalmente estaba dentro de la tropa, ahora podría conseguir la carne y así un problema se esfumaría.

Ahora solo quedaba uno y ese era el de cómo explicarles a Erick y Jun el porqué traería carne que obviamente es incapaz de comerse aquí.

Hay un punto que omití en todo esto:

7. Los infectados se alimentan solo de carne humana. A los animales los dejan a un lado porque la carne animal no les brinda la proteína adecuada para seguir de pie.

8.Entonces a estas alturas los infectados ya estarían acabados, pero no es así porque el virus dentro de su cuerpo ha evolucionado y produce la proteína que necesitan para seguir de pie.

9. En nuestro caso (Alan y yo) nuestra fuente de proteína son los animales. No vemos la necesidad de conseguir carne humana porque eso sería asqueroso.

10. Ahora bien, la carne animal ahora es incomestible para los humanos.

Lo único que podía hacer ahora era decirle la verdad a Erick y a Jun.

NACIÓN Z      [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora