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NARRADOR

El ruido llamó la atención de los infectados, estos corrieron en montón hacia Pandora. Ya que la puerta estaba destruida, el acceso se les hizo fácil y una vez estuvieron dentro comenzaron a atacar todo lo que hacía ruido.

Los ciudadanos comenzaron a correr, a huir del peligro. La ciudad segura, ahora estaba siendo invadida por dos enemigos letales.

El ejército de Pandora comenzó a movilizarse y atacar a los infectados para que dejaran de entrar, pero eran muchos y ellos solos no podían hacerles frente.

Al escuchar el alboroto, Ron y Alan salieron del hospital y vieron lo que sucedía. Alan tomó la mano de Ron y comenzó a caminar rápidamente, para alejarse del lugar.

—¿Qué sucede?— preguntó Ron —¿A dónde vamos? Debemos volver para ayudar.

Alan solo siguió caminando, conteniendo la frustración, que el loco estuviera en ese lugar solo significaba una cosa y esa era que probablemente tomaría la gran ciudad.

Al alejarse lo más posible Ron se soltó de su agarre y se frenó —¿Quiénes eran ellos? ¿Por qué te pusiste de esa manera cuando los viste?— cuestionó el hombre, mirando al chico.

Alan se giró y dejó caer las lágrimas que se habían formado —Ellos son el grupo H. Ellos fueron quienes me arrebataron la libertad. Ellos vinieron por mi— respondió entre lágrimas —Debo protegerte primero, después me entregaré para que se vallan y ustedes puedan seguir en paz.

—No— Ron caminó hasta llegar a donde Alan se encontraba —Ellos no te llevarán de vuelta a ese lugar, tú y yo tenemos que ocultarnos hasta que ellos se cansen de buscarte y se vallan.

—No es fácil, Ron— dijo este —Ellos no se cansarán y buscarán hasta debajo de las piedras si es necesario.

—Ven conmigo— Ron lo tomó de la mano y lo hizo caminar —Te llevaré a un lugar en el que no van a encontrarnos.

Alan no opuso resistencia y lo acompañó, él tampoco quería que lo llevaran de regreso a ese lugar en el que solo lo trataban como una rata de laboratorio y no un humano.

Llegaron hasta los invernaderos, en donde la gente de Pandora cultivaba su comida, este lugar era enorme y difícilmente lograrían encontrarlos.

Corrieron a encerrarse a uno de los tantos que ahí se encontraban y ahí permanecieron, en silencio, ocultos del enemigo.

—¿Aquí te escondías de Erick?— preguntó Alan en susurros.

—Algo así— Ron se relajó y se acomodó en el suelo húmedo —Estar aquí me relaja, puedo permanecer horas en paz— cerró los ojos.

Alan lo miró y se le escapó una risita —Pareces un completo niño.

—Si, todos dicen lo mismo— rio ligeramente.

—¿Tienes planeado hacer algo cuando esté mundo de mierda vuelva a ser como antes?

—Jamás lo he pensado— levantó su mano y la miró —Toda mi vida he estado viviendo este caos, sobreviviendo al mundo, pero no está de más soñar.

—Yo planeó viajar por todo el mundo, conocer los distintos lugares que existen— dijo —Pero no quiero hacerlo solo, voy a hacerlo con alguien especial, mi mejor amigo, tal vez— dio un suspiro —Tal vez con mi madre o mi hermano, mi padre también puede venir.

—¿En serio me llevarías?

—Por supuesto, eres muy importante para mi— sonrió —Yo voy a protegerte siempre, recuérdalo— lo miró y después se puso de pie —Cuando el mundo vuelva a la normalidad nos iremos los dos solos, a recorrer el mundo entero.

—Está bien— Ron sonrió. —Esperare impaciente a que ese día llegue— regaló una sonrisa.

Alan escuchó a lo lejos a los hombres que se acercaban, así que indicó que guardara silencio y después se acostó en el suelo junto a Ron, el hombre lo miró y después tomó la mano de Alan fuertemente, dándole una sonrisa.

Los hombres pasaron de largo el invernadero y se alejaron rápidamente para seguir buscando al experimento que volvería invencible a Brian.

(…)

Por otra parte, los experimentos uno, dos y cuatro se encontraban reunidos, cuando los hombres de Brian llegaron y comenzaron a buscarlos ellos se escondieron, pero lograron encontrarlos.

—Suéltame— dijo Ben, resistiéndose a ser llevado.

Los hombres no hicieron caso y lo esposaron para que no pudiera huir. Después fueron por el experimento número uno, este se puso en frente de su madre, dio batalla, pero logró ser vencido —¡Mikel!— gritó su madre. Este la miró desde el suelo y le dio una sonrisa, indicando que todo estaría bien.

El experimento número dos dio batalla, pero también fue sometido. Luego, con los tres experimentos en sus manos, los soldados se marcharon hacia la presencia de Brian.

—Logramos encontrar a los experimentos, Señor— dijo uno de los soldados, mientras que los que llevaban a los chicos, los arrojaron al suelo.

—Mamá— susurró Ben, mirando a su madre, encadenada y en las mismas condiciones que él.

—Muy bien— hablo Brian —¿Aún no encuentran al número tres?— miró al soldado.

—Aún no, señor, no hay rastro de que haya estado aquí.

—¿Dónde está?— preguntó mirando a Alan —¿En donde lo escondiste?— se acercó a él.

—Clarís ya te lo dijo. Lo llevamos lejos de ti, para que no pudieras encontrarlo.

—Mientes— se inclinó a él y dio un golpe —Todos ustedes me han mentido y eso es un gran crimen— soltó otro golpe, desquitando su frustración con el hombre. Después se giró y se acercó a donde se encontraba Claris desmayada —Búscalo— ordenó al hombre.

Este asintió y la jaló de la cadena que ataba su cuello, después comenzó a caminar por las calles con la mujer. Mientras que Brian y sus hombres se refugiaron de los infectados, estos avanzaban muy rápido y no podían ser combatidos.

—¡SAL DE TU ESCONDITE!— gritó el hombre, buscando por cada rincón del lugar. Se dirigió a la zona más alejada, estaba seguro que ahí se escondía —Si no sales de donde estas, tu madre, padre y las personas que quieres pueden morir— dijo.

Alan lo escuchó a lo lejos y pidió a Ron que no hiciera ruido. —Por La Paz, debes obedecer a tus superiores— volvió a hablar el hombre —¿Sabes lo que puede ocurrirle a tu madre si no cooperas?— preguntó parándose fuera del invernadero en el que se encontraba escondido —Ella ya no es la misma de antes, ahora puede morir— tomó su cuello y comenzó a girarlo —Entonces, te doy solo tres segundos para que salgas del lugar en el que te encuentras— los huesos de Clarís comenzaron a tronar, su cuello estaba siendo roto por el hombre —Tres— contó en cuenta regresiva —Dos…

Alan tenía que tomar una rápida decisión, si era verdad el que ahora su madre podía morir, era probable que ese despiadado hombre la matara, entonces solo le quedaba entregarse.

Se puso de pie cuando el hombre mencionó el número dos, pero Ron lo detuvo —No— susurró.

—Tengo que ir— mostró una sonrisa.

—¡UNO!— gritó al mismo tiempo que rompió por completo el cuello de Clarís.

Alan salió del invernadero, rompiendo la tela que lo cubría y atacando con un poderoso golpe al hombre. Eso dio inicio a una batalla a muerte. La batalla podía tener un solo ganador, y era claro que Alan no sería el afortunado.

Para desgracia de Alan, el hombre con el que combatía era un ser despiadado, una amenaza, un monstruo, uno que fue creado para ser el mejor en batalla.

Pese a que Alan era poderoso, su fuerza no se comparaba con la de aquel sujeto. Él era más fuerte y más resistente incluso, este no mostraba señales de agotamiento ni tampoco de estar herido. Este si era el modelo perfecto de un humano mejorado.

Tan pronto como la batalla comenzó, terminó, dejando en el suelo a Alan —No debiste hacer eso, amigo mío— susurró mientras lo tomaba del cabello y lo arrastraba hasta donde Brian se encontraba.

Finalmente, el propósito de Brian se cumpliría y ya no habría impedimentos para eso. La única persona que podía frenarlo, no estaba viva en ese momento.

NACIÓN Z      [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora