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—No— Ron se asomó por la borda y vio cómo Alan caía al vacío. —Idiota— susurró y se levantó rápidamente, después, a toda velocidad, bajó las escaleras para poder ir a auxiliarlo, si es que aún seguía con vida.

Tardó alrededor de cinco minutos en bajar, eso era mucho tiempo y temía llegar tarde. Cuando llegó abajo rápidamente fue a donde Alan había caído, pero lo que vio lo dejó deslumbrado.

El muchacho ya se encontraba de pie, sin una lesión alguna. Como si no le hubiera pasado nada.

—¿Lo vez?— Alan le mostró la herida de su mano, misma que se regeneraba rápidamente —Cero y yo somos incapaces de morir.

—¿Qué? Eso es biológicamente imposible— alegó, pero luego la mano del chico robó su atención. La tomó y miró con detenimiento como las células se reparaban por sí solas. —Es increíble— susurró y lo miró.

—¿Ahora me escucharás?— Alan miró a Ron y este asintió. —Entonces caminemos mientras charlamos.

—Si— Ron susurró y comenzó a caminar en dirección a donde se encontraba el monumento de Clarís.

Después Alan se acopló a su paso —Realmente no hay mucho que contar sobre mi. Me mantuve cautivo en un laboratorio en el grupo H. Ahí una mujer se encargaba de mis cuidados y en serio la aprecié. Cinco años antes de que nos liberaran la mujer me contó que la persona que lideraba el ejército del grupo H se había rebelado y estaba por tomar el liderato— Alan suspiró —La mujer dijo que el líder iba a deshacerse de nosotros, pero la persona que se rebeló lo impidió y nos durmieron a todos para que no causáramos problemas— lo miró —Cuando desperté mis recuerdos eran borrosos y creí que no había pasado mucho tiempo desde que nos habían dormido, pero conforme el tiempo avanzó logré recordar pequeñas cosas del pasado.

—¿Alguien mas lo sabe?

—No. No pude contárselo a Cero, a mi madre— sonrió.

—¿Por qué te tenían en el grupo H?— preguntó.

—No tenía idea del por qué. Pero por lo que logré recordar era porque yo soy hijo de Clarís y mis células son parecidas a las suyas. En el grupo H me trataban como una rata de laboratorio y por un momento me sentí así, siempre me torturaban y me suministraban muchos medicamentos, según ellos eso mejoraría mi rendimiento y me volvería el hombre poderoso que el líder del grupo H necesitaba.

—¿Cómo supiste de tu incapacidad de morir?

—Yo no lo supe— dio una sonrisa frustrada al recordar los malos momentos que vivió ahí —Fueron ellos quienes lo descubrieron. La peor tortura que pude haber recibido.

—¿Hay dolor cuando mueres?

—Para nada— lo miró —En realidad no poseo ninguna de esas necesidades humanas como el comer, beber agua, también no hay dolor cuando recibo heridas.

—Entonces ¿Por qué te torturaron?

—Cuando me hacían las heridas mortales perdía el conocimiento y la luz brillante aparecía, siempre corría lo más rápido hasta poder llegar ahí, pero antes de poder hacerlo ya había vuelto. Eso se volvió una rutina que se repetía más veces de las que puedes imaginar. El no poder llegar a la luz era algo que me frustraba, pero cuando menos lo imaginé ya me encontraba acostumbrado a eso.

—Yo no puedo imaginar todo lo malo que ellos te hicieron.

—No te preocupes— Alan dio una sonrisa —No me afecta en lo absoluto. La mujer que me cuidaba me contó una cosa muy interesante. Mata o muere y, yo los maté a todos ellos antes de venir aquí. Es algo de lo que no me siento orgulloso, pero quería que sintieran lo que yo.

—Eres un demente— Ron lo miró —Pero creo que yo habría hecho lo mismo en tu lugar.

—¿Alguna vez has matado a alguien?

—Yo…— Ron pensó en si decirle o no —lo hice— susurró y su rostro comenzó a llenarse de tristeza. —Cuando aún salía de Pandora hubo una misión que nos dejó en peligro de muerte, mi compañero de misiones estaba herido y no podía dejarlo solo, yo lo apreciaba y él era especial para mi. Habíamos rescatado a una mujer, así que para poder salir ilesos la envíe con los infectados, ellos se centrarían en la mujer y nos dejarían salir, creí que era lo correcto, pero en realidad ya no había mucho por hacer por mi compañero, había sido mordido y la infección se propagaba lentamente. Yo… aún duele y el rostro horrorizado de la chica aún vive en mi mente. Es algo de lo que me arrepiento, pero el tiempo no puede volver atrás.

Alan se detuvo, se giró y abrazó a Ron —Fue la decisión que tú creíste correcta. El pasado no puede arreglarse y debemos superarlo y dejarlo atrás.

Ron correspondió el abrazo y hundió su cara en el pecho de Alan, mientras que las lágrimas comenzaron a bajar. Alan solo lo abrazó más fuerte, para consolarlo.

—Volvamos a casa, Ron— Alan besó la frente de Ron y después se separó de él —Contarás conmigo para lo que sea— el chico tomó sus mejillas y lo miró a los ojos —Eres muy importante para mi, ¿entiendes? Siempre voy a apoyarte— dio una sonrisa y después lo soltó.

—También eres importante para mi, Alan— Ron sonrió y después comenzó a caminar, en dirección a su casa.

Alan lo siguió por detrás y luego ambos volvieron. Se despidieron y ambos entraron a sus casas.

NACIÓN Z      [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora