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Y así comenzaba una nueva vida para todos los experimentos del grupo H, y también para Alan.

Después de estar muchos años encerrados, este pequeño lugar, era la cosa más maravillosa que habían visto en sus vidas. En este lugar se sentían libres, este lugar les brindaba un calor acogedor y los llevaba lejos de la realidad en la que vivían.

—¿Por qué siempre usas esas horribles gafas?— preguntó Ron a Alan, mientras caminaban por el pasillo del hospital.

—¿Eh?— el chico lo miró y después de entender la pregunta, respondió —Problemas de la vista, supongo.

Ron solo rio —¿tienes un ojo más arriba que el otro?

—No, de hecho mis ojos son hermosos— rio, ahora él.

—Oh, ¿en serio?

—Si, son de un color único— lo miró y sonrió.

—¿Puedo ver?— Ron tomó las gafas y las removió de su sitio. Después, los ojos de Alan conectaron con los suyos —¿Qué mierda?— miró detalladamente, acercándose un poco más —Son de un color muy peculiar, ¿Cómo es que tienes los ojos así? Parece como si tuvieran ceguera, pero la pupila ni siquiera tiene daño.

—¿Ahora crees que mis ojos son hermosos?

—No lo creo, más bien parece que lloraste sin descanso hasta que se deslavó el color— rio a carcajadas.

—Si, muy gracioso— rio él, pero con el ego por los suelos.

—Ron— una chica lo llamo por detrás, ambos chicos se frenaron y voltearon a ver a la mujer. Después, Ron esperó a que ella hablara. —Erick esta buscándote.
—¿Dónde está él?

—En la recepción— respondió la pregunta antes hecha —Ve a verlo, creo que es algo urgente.

—Si, eso haré— dio una sonrisa.
Después, ambos chicos caminaron hasta el ascensor y bajaron a la recepción, ahí se encontraba Alan y Erick. Ron caminó rápidamente y luego Alan se acopló a su paso. —¿Sucedió algo?— preguntó Ron a Erick.

—Si, tengo un asunto pendiente que hablar contigo— miró al chico que estaba al lado suyo —y contigo también.

—¿Qué cosa es?— preguntó Alan.

—No puedo contárselas aquí, así que preferiría que me acompañen a mi casa.
—Está bien— añadió Ron e inmediatamente comenzó a caminar. Alan lo siguió y se acomodó al lado suyo, mientras que Erick y el otro Alan caminaron detrás de ellos.

Al llegar a la casa, fueron recibidos por la esposa de Erick, misma que les preparó jugo de naranja para que pudieran platicar a gusto.

—Ahora nos dirás ¿Qué es eso tan importante que querías decirnos?— preguntó Ron.

Erick entonó su voz, debía hablar claro y no crear confusión. —Esto es lo más ilógico que escucharás, pero debes creer, por favor— miró a Ron —Clarís, tú madre, no murió realmente— soltó.

—¿Qué?— preguntó —Pero tú dijiste que ella se contagió y luego se sacrificó para que ustedes pudieran volver aquí.
—Si, se lo que dije y fue verdad, créeme— comenzó a frustrarse, él también se encontraba muy confundido por lo que pasaba —Clarís volvió aquí, ella es Cero.

—Por Dios, estas mintiendo.

—No lo hago. El esposo de Clarís puede aclarártelo— miró a Alan, mismo que se encontraba parado detrás de ellos.

—Bueno, técnicamente Clarís es una infectada— respondió el hombre mientras rodeaba el sillón y se sentaba frente a ellos dos, justo al lado de Erick —Por casualidad mis hermanos la encontraron desvanecida cerca de la casa en la que vivíamos. La llevaron a casa porque pensaron que estaba herida ya que la cantidad de sangre en su cuerpo era mucha, pero al revisar sus heridas pudieron darse cuenta que no había rastros de heridas. Cuando despertó nos dio una explicación de lo qué pasó increíble. Ella dijo que se había disparado en la cabeza porque un infectado la había mordido, pero inexplicablemente ella seguía cuerda y la cicatriz de la mordida aún estaba en su cuerpo. Tiempo después descubrimos que cuando su cuerpo se quedaba sin proteína se convertía en uno de ellos, descubrimos también que la forma de que volviera a la normalidad era comiendo carne, ya fuera de humano o animal— dijo.

—Es una mentira lo que dices— Ron dijo seguro.

—Tengo dos hijos con ella y ellos están aquí con nosotros. Las células madre de Clarís fueron heredadas por ellos y ambos necesitan la carne animal para poder mantenerse cuerdos al igual que ella.

—¿Quiénes son esos hijos, según tu?— preguntó.

—Ben y Alan— soltó mirando al chico que se encontraba sentado a su lado.

—Es suficiente— Ron se puso de pie y caminó hacia la puerta —Ustedes dos están completamente locos. No puedo creer semejante idiotez— abrió la puerta y salió, después de salir cerró la puerta fuertemente, así que el golpe se escuchó muy fuerte.

Alan miró a su padre por un par de segundos, intentando creer que era verdad —Espera, Ron— se puso de pie y salió detrás de él.

—Lo intenté— susurró el esposo de Clarís, mientras se encorvaba en su lugar —Creí que Alan se pondría feliz con la noticia, pero creo que tampoco se lo tomó tan bien.

—Descuida, amigo— Erick tomó su espalda y le dio ánimos —Ellos lo entenderán tarde o temprano.

—Si, eso creo— susurró desanimado.

—Vallamos por un trago— Erick propuso y obtuvo una respuesta positiva del hombre.

(…)

—Espera— Alan tomó el brazo de Ron para que él se detuviera, pero solo obtuvo un golpe de su parte y luego Ron comenzó a correr, dirigiéndose a la torre central. Ahí podía despejar su mente y tratar de entender la noticia que Erick le había dado.

Alan no se rindió y corrió detrás de él. No logró alcanzarlo, así que llegó un poco después a donde Ron se había detenido a pensar.

—Por fin te alcancé— dijo sentándose al lado suyo.

—¿Qué haces?— Ron lo miró molesto.

—Creí que querías a alguien con quien hablar.

—No lo necesito, así que vete y déjame solo.

—No está dentro de mis posibilidades— Alan se acomodó en su lugar —Si el hombre que estaba con Erick tenía razón y Clarís es mi madre he aliviado un peso sobre mi.

—Tu caso es muy independiente del mío— Ron lo miró —Clarís murió cuando era pequeño y ahora resulta que volvió de la muerte o algo así.

—Es posible para alguien como nosotros— Alan se puso de pie —No podemos morir, nuestras células madre son sorprendentes y se regeneran a una velocidad impresionante — se paró al borde de la enorme torre.

—¿Qué haces? Regresa aquí o podrás caerte.

—Solo te haré una demostración de lo sorprendente que soy— estiró sus manos y sin pensarlo se lanzó al vacío.

NACIÓN Z      [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora