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Una vez abierto el enorme portón, los autos comenzaron a entrar —¿Estas emocionada?— preguntó el experimento —Por fin volverás a ver a tus hijos— miró por la ventanilla —Pero es una lástima que el doctor Brian los quiera muertos. Cielos— admiró su entorno —Si que supieron hacer su trabajo, este es un buen lugar para poner nuestra nueva base— volvió a mirarme.

—No te atrevas a hacerle daño a nadie— lo miré furiosa —Si tocas, un solo pelo de mis hijos o mi esposo, voy a matarte.

Él rio, mi comentario si que dio gracia. —¿Qué podrás hacer tu contra mi?

—Bueno, lo sabrás cuando te mate— sonreí y volteé a ver por la ventana.

Cuando llegamos al centro de Pandora, en donde estaba el enorme monumento de mi antigua yo. El auto se frenó y me hicieron bajar de él. Aún esposada pude ver como los demás corrían lejos del lugar.

El loco se acercó a mi y me hicieron arrodillarme —Que enorme lugar, es perfecto para mis propósitos— se inclinó hacia mi —Estuviste escondiéndomelo todo este tiempo, que egoísta, Clarís— tomó mi cabello y me dio un golpe con su rodilla. Este se estampó en mi nariz y por ende comenzó a sangrar.

—Era sencillo, no quería que lo encontraras— lo miré y escupí la sangre que había salido de mi boca —Jamás te lo hubiera dicho, incluso si moría.

—Que idiota. Tú no puedes morir, querida— lanzó un golpe más. —Y ese es tu castigo— susurró.

Después se giró y ordenó a su ejército que buscara por todas partes a mis hijos y a los demás experimentos. También que tomarán el lugar, ese, ahora le pertenecía.

—¿Crees que con esto ya te pertenece?— cuestioné.

El loco se giró y me miró —Por supuesto, este lugar fue mío desde que entré. Míralos a ellos, parecen pequeños e indefensos ratones acorralados.

Yo solo reí —¿Crees que los has acorralado?

—¿Qué no es obvio? Mi ejército está sometiéndolos justo ahora.

Era verdad. Todo a mi alrededor se desbordaba, todas las personas de Pandora estaban corriendo y gritando de terror. El ejército de Brian era muy peligroso.

Un disparo resonó por el lugar y luego la bala se estampó en la cabeza de uno de los hombres que se encontraban alrededor, cuidando la seguridad de Brian.

Eso alertó al resto, pero no lograron encontrar la ubicación del francotirador. Yo ya lo había localizado, pero no iba a entregarlo. El hombre se encontraba en la torre central.

Recargó su arma y volvió a disparar, estampando la bala en la cabeza de otro de los hombres de Brian.

Yo solo comencé a reír —¿Creen que son los únicos en invadir Pandora?

Si bien, Erick me contó que ya eran muchas las veces en que los enemigos intentaban apoderarse de Pandora, pero siempre habían sabido cómo defenderse. Nadie había podido hacerle frente al ejército de mi colonia. Ni siquiera el de Brian.

—¡Busquen al francotirador!— ordenó mientras se ocultó detrás de su ejército.

—Idiota— dije y comencé a reír —Creo que los acorralados son ustedes.

Uno de sus hombres llegó a donde me encontraba y me golpeó con su arma, esto hizo que perdiera el conocimiento por un par de minutos.

Cuando volví a mi, ya tenían arrodillados a mi esposo y a Erick frente a mi.

—¡Clarís!— exclamó Alan.

—¿Dónde?— busqué a mis hijos, aún desorientada. —¿Dónde están mis hijos?— miré a los hombres que se encontraban frente a mi.

—¿Fuiste tu?— preguntó Erick mirándome —¿Tu los trajiste aquí?

—Por supuesto que no— lo miré —les advertí que no debían dejar entrar a nadie. Fueron sus hombres quienes los encontraron— miré furiosa.

Brian rio y se sentó en cuclillas al frente de mi, impidiéndome ver a mi amado —Dijiste que nos habían acorralado— sonrió —Creo que te equivocaste esta vez. Fue fácil descifrar la ubicación del francotirador— rio más fuerte —Estos hombres si que le son leales a su líder ¡MALDICIÓN!— gritó.

—Aún no termina— susurré y forcejeé para liberarme de las cadenas que me ataban —Cuando salga de aquí voy a matarte yo misma— lo miré desafiante.

El solo se inclinó y me tomó la mejilla —¿Qué haré para que mi hija deje de revelarse? Bueno, que más da— me soltó y puso en marcha sus planes —Consigan los planos de este lugar, comiencen con la fase uno— ordenó y su ejército obedeció.

Sabía que tomar Pandora ya era pan comido para él. Ahora solo debía esperar a que mis hijos y los demás experimentos estuvieran a salvo, lejos de él y sus planes.

—Atrapamos al número cinco— habló uno de los soldados de Brian, mientras arrojaba a Sam al suelo, junto a Erick y Alan. —Al parecer el número uno, dos y tres ya no están aquí.

—¿Qué?— preguntó el loco —este lugar es enorme, ¿No ves los muros? No hay forma de que ellos se hayan ido.

—Buscamos por todo el lugar— alegó el soldado —Ellos no estaban aquí en primer lugar.

—Bueno, si el número cinco está aquí, el número cuatro también— giró su vista y me miró —Busquen hasta encontrarlo.

—Si, señor— dijo y después se fue.

—¿En donde están?— preguntó él mirándome.

—Te dije que no estaban aquí. Saqué a Alan de tu radar para que no pudieras encontrarlo.

—Ingenua, Clarís— levantó la mano, pero se reservó el golpe que caería sobre mi cara —Después de todo lo que te he dado, me tratas así. De no haber sido por mi, jamás habrías nacido— exclamó.

—También, de no haber sido por ti, el mundo no se habría ido a la mierda— lo miré desafiante.

—Te mostré el futuro— levantó sus manos —Hubiéramos podido hacer muchas cosas con tu don, gobernar el mundo, pero insististe en revelarte.

—Te lo dije en el pasado, ¿recuerdas?— sonreí —Jamás me uniría a un demente como tú. Tus planes se estropearon desde el momento en el que los creaste, desde que decidiste crearme.

Había conseguido liberarme, pero si hacía un movimiento, sus hombres me frenarían. Necesitaba un plan, pero no podía pensar en nada más que en mis hijos.

El golpe de suerte llegó cuando el ejército de Pandora comenzó a rebelarse, eso me abrió paso para atacar a Brian, pero mi reemplazo llegó y me detuvo fácilmente.

—En serio que eres muy ingenua, anciana— me mantuvo sometida, sin poder moverme.

—Y tú eres un simple peón— añadí desafiando su paciencia. El solo apretó más mi cuerpo y me rompió algunos huesos. —Logramos encontrar a los experimentos, señor— alegó mi reemplazo y en seguida mi hijo Ben y los otros dos fueron arrojados al suelo junto a Sam.

No, esto no podía ser. Con los experimentos, el loco se volvería más poderoso y ahora si, nadie podía frenarlo.

Mi reemplazo me tomó del cuello y comenzó a asfixiarme, en pocos segundos perdí la noción. No debía hacerlo, debía proteger a mis hijos y a mi esposo, debía proteger a los míos. Pero no pude, simplemente era una mujer débil, una que no podría vencerlo nunca.

NACIÓN Z      [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora