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Minho

Usher sonaba con la canción Trading Places mientras me acomodaba en el Bentley de Felix. Ya sabía que changbin, jungkook y beomgyu estaban a salvo en mi casa, y que mi padre esperaba a que llegara. Me aguardaba una buena bronca y, en realidad, con motivos. Era la cuarta vez que visitaba la comisaría de gangnam en lo que iba de año. Y tan solo habían pasado ocho días desde Nochevieja.

-¿Sabes a quién has arrastrado contigo a la comisaría? -me preguntó Felix aparentando seriedad, pero conteniendo una sonrisa.

Felix sabía el motivo de mi detención y opinaba que debía haber sido más duro con Han.

-A un chico que estaba buenísimo -recordé sus largas piernas-. En serio, Felix, si lo hubieses visto, hasta tú te hubieses quedado alucinando.

Soltó una carcajada.

-Ya veo. En realidad, sí, era muy guapo.

-¿Pudiste verlo? -pregunté extrañado.

-Lo saqué de aquí, Minho.

-¿Cómo? -Ahora estaba todavía más perdido.

Detuvo el coche frente al garaje del edificio Gabbana. Cogió un pequeño mando, lo sacó por la ventanilla y pulsó el botón. La puerta comenzó a elevarse y Felix aprovechó para mirarme.

-Ese «chico» que estaba buenísimo era Kim Seungmin.

Si esperaba sorprenderme, lo consiguió. Le miré boquiabierto y con los ojos desencajados. Mierda, si el señor kim se entera de que su hijo pequeño había estado en el la cárcel por mi culpa, me mataría.

¿Lo sabe su padre? -pregunté temeroso.

-No, pero si el tuyo.

-¡Es increíble, Minho! Sabes que no puedes ir por ahí pegándote con el grupito de Han. No dejas de estar en boca de todos y eso nos traerá problemas -dijo mi padre, alterado pero intentando no gritar para no despertar a mi madre y a mis hermanos mayores-. Encima, has metido a Kim seungmin de por medio. ¿Sabes que hará la prensa si se entera? ¡Jesús!

Sentado en un sillón, observaba cómo mi padre caminaba de un lado a otro fumando sin parar.

-Lo siento, tío Lee. No volverá a ocurrir -dijo changbin poniendo cara de no haber roto un plato en su vida.

-Tú a callar, ya te hemos calado -dijo su padre, mi tío seo -. Y ustedes... -Miró a jeon y a beomgyu- ¿Le disteis duro? -Les guiñó un ojo.

Todos nos miramos algo confundidos, pero terminamos riendo.

Estuvimos cerca de una hora comentando la pelea. Incluso Beomgyu la representó en el centro del salón. Lo que comenzó como una reprimenda, terminó como una reunión de colegas que se explican unos a otros sus batallitas.

Sin embargo, durante todo ese tiempo mi mente no estaba en aquel salón, sino en el chico de deslumbrantes ojos cafes.

Seungmin

El lunes a primera hora me reuní con jeongin, Cristopher y Lucas en la entrada del yonsei. En ese colegio iba a cursar el último curso de enseñanza media antes de ir a la universidad. Me sorprendió que el edificio fuera tan grande. Incluso tenía aparcamiento.

Como bien planeó Felix, mi padre no se había enterado de nada de lo que ocurrió el sábado, así que pude pasar el resto del fin de semana con jeongin y sus amigos dando largos paseos por la ciudad y gastando dinero con la tarjeta. Por supuesto, fuimos caminando a todas partes. No podía arriesgarme a tener otro tropiezo. Estaba seguro de que pasaría un tiempo hasta que volviera a coger un taxi.

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