8

85 16 5
                                    

Minho

Me desplomé en la cama sabiendo que la oscuridad de mi habitación me consumiría. El silencio de la madrugada lo invadió todo y dejó vía libre a mis pensamientos.

Su nombre retumbaba en mi cabeza como si alguien me lo estuviera susurrando al oído una y otra vez. Cerré los ojos, desesperado, pero entonces vi su imagen. Parecía dibujarse entre la bruma.

Tan delicado y atractivo. Tan pálido y sensual. Deseé tenerlo delante de mí. No dejaría que hablara, únicamente le pediría que me dejara observarlo hasta que me venciera el sueño. Y cuando despertara…

«¡¿Pero qué estoy pensando?! ¿Eres estúpido o qué? Es un niñato. No lo soportas», me reproché.

No podía permitirme caer, no con el. No podía… enamorarme.

Suspiré vencido por el sueño. Me quedaba poco tiempo de conciencia. Pronto mi mente sería la dueña de todo mi ser y ahí no tendría nada que hacer. Así que me dejé llevar, convencido de que Kim seungmin sería el protagonista de mis sueños.

Hwang in-yeop había convocado a todos los medios de comunicación de la ciudad poniendo como excusa que se trataba de una fiesta benéfica. Asistía toda la aristocracia, así como los políticos importantes del país. Se suponía que la recaudación iría destinada a los más desfavorecidos: centros de acogida, albergues, hospitales, familias sin trabajo…

El coche se detuvo frente al hotel Belluci. Ese enorme edificio de cinco estrellas era propiedad de mis abuelos maternos. Así que, en total, contábamos con la seguridad de los Park más la que llevaban los más de veinte clanes familiares que allí se daban cita. Parecía suficiente.

observé a seungmin conversar con la señora hwang, con su madre y con Marzia mientras   Lily acariciaba su mano.

No parecía cómodo. Escuchaba parlotear a la madre de hyunjin con poco entusiasmo, pero nadie pareció notarlo. Yo sí. Comenzaba a conocerlo, lo que no dejaba de ser preocupante porque significaba que lo observaba demasiado.

Felix tocó mi hombro sacándome de mis pensamientos. Se colocó frente a mí con una sonrisa en los labios un tanto incrédula. Como si me estuviera leyendo la mente.

—Es extraño verte tan solo en este tipo de fiestas. Siempre sueles estar acompañado de alguna mujer. ¿Qué ha cambiado? —Cogió un vaso de vodka de una de las bandejas y se apoyó en la barra esperando a que contestara.

Me intimidaba que Felix me contemplara de aquel modo. No me convenía que lo hiciera durante demasiado tiempo. Sabía que podía terminar descubriendo lo que agitaba mi cabeza. Él me conocía tan bien como Changbin.

Suspiré y tomé un sorbo de mi ron mientras desviaba la mirada hacia Seungmin. No pude evitar el impulso de hacerlo.

—En fin, no hace falta que contestes. Tu mirada te ha delatado. —Se acercó a mí—. Una vez más.

—Felix, no sigas. —Hice una mueca.

Miró hacia el chico de pelo negro. Yo sabía que lo quería como a un hermano.

—Es un niño maravilloso.

—De niño la verdad es que tiene bien poco, créeme —dije sin poder contenerme.

Soltó una carcajada y aproveché para volver a mirarlo.

—¿Por qué no me dices de una vez qué te pasa con el? Porque está claro que algo sucede. Te conozco bien, Minho. Y a Seungmin también lo conozco muy bien. —Se puso serio—. Y está claro que algo pasa entre vosotros dos.

—No lo sé. Lo mismo me ha preguntado Changbin y lo mismo le he respondido. —Resoplé descubriendo un nuevo calor en mi cuerpo—. De lo único que estoy seguro es de que no quiero tenerlo cerca. Hace que me sienta…, no sé, como perdido.

 Mírame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora