Minho
Mis padres creían que me iba con mi tío a Londres a un evento científico. Y Changbin… Changbin no creyó ni una palabra, pero, en cuanto le conté lo ocurrido con Seungmin, supo que lo mejor era que me marchara para que pudiera despejarme.
me concentré en la ventanilla y contemplé el cielo sin poder retener mis puñeteros pensamientos.Acaricié las estrellas. Si Seungmin hubiera estado allí lo habría sentado entre mis piernas y le habría susurrado el nombre de cada una de ellas. Lo habría abrazado hasta que se durmiera en mi pecho y habría escuchado su respiración, la mejor melodía posible. Después, me sumiría en un sueño sabiendo que el estaba allí… conmigo, y que no haría falta soñar.
Mis sentimientos jamás habían llegado tan lejos. Nunca les había dado la oportunidad. Llevaba varios años viviendo aventuras desenfrenadas, y me contentaba con ello. Estaba orgulloso de la forma de vivir el amor que había elegido porque, precisamente, no era amor. Eso era lo que me gustaba. No tenía presiones, no tenía que dar explicaciones, no quería esas obligaciones y eso había logrado. Pero en esos momentos no estaba tan seguro. Si pensaba en algo nada más despertar, era en el.
—¿No logra dormir? —me dijo bajito Giselle, la azafata.
—Supongo que el jetlag comienza a pasarme factura —musité, mirando su sonrisa.
—¿Quiere que le traiga algo?
La contemplé de arriba abajo. Era hermosa, de melena ondulada y rubia, y unos ojos caramelo, dulces y tranquilos. Su cuerpo era esbelto y se movía, coqueta, con estilo.
Me incliné hacia delante y comencé acariciando su rodilla. Ella cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás. Ascendí, pero Giselle retiró mi mano y se acercó a mí. Me besó, suave, erótica y lentamente. Me gustó, pero mi cuerpo no lo estaba aceptando como debería. Mi maldito pensamiento estaba en Corea… con el. Deseaba que Giselle fuera Seungmin.
De repente, un calor asfixiante me invadió y me llenó de rabia. No quería que Kim formara parte de aquel momento y, sin embargo, deseaba que fuera el la que me besara.
La furia me llevó a coger a Giselle de los brazos y a empujarla hacia mí. Tomó asiento sobre mis piernas presionando su cuerpo contra el mío. Arranqué los botones de su chaqueta y después los de su camisa. Giselle no ponía resistencia a mis movimientos bruscos como lo había hecho Seungmin. Ella me iba a dejar hacer lo que quisiera. Era un buen momento para desquitarme y Giselle sería perfecta para ello.
Suspiró cuando la cogí en brazos y la llevé a la habitación.
Las escaleras terminaron de acercarse y Giselle abrió la puerta del avión. Retoqué mi corbata y me pasé la mano por el pelo. Estaba perfecto, mucho más que en otras ocasiones. Era un traje sobrio y muy oscuro, pero favorecía mi piel pálida.
Me acerqué hasta la puerta y miré a la azafata. Ella contempló mi atuendo y se detuvo bajo la hebilla de mi cinturón. Fue una mirada rápida, pero suficiente para hacerme saber que le gustaría tenerme de nuevo.
En Hong Kong eran pasadas las diez de la noche.
—Genial —mascullé, acercándome a Giselle. Mi tío comenzó a bajar riendo; minutos antes habíamos estado hablando de la azafata.
Giselle se apoyó en la pared al notar mi cercanía. Retiré su cabello del cuello y lo besé. Me marché dejándola con deseos de responder a mi beso. Aquel era el verdadero Lee know. El que conseguía a cualquier persona; no el que suspiraba por una de ellas.
Wang abrió sus brazos en cuanto mi tío tocó suelo asiático. Seo se agachó unos centímetros (para quedar a la altura de Wang) y se fundieron en un abrazo lleno de palmadas en la espalda.

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Mírame
FanfictionKim seungmin, un joven adolescente de la alta aristocracia coreana, regresa a Corea tras muchos años de internado sin entender muy bien por qué su familia lo quiere de vuelta. Allí se reencuentra con Lee Min-ho, un conocido de la familia con quien n...