Seungmin
«Sal de aquí, Seungmin. ¡Ahora!»
Tomé el móvil y me abalancé resbalando hacia la puerta. Salí desbocado hasta topar con la barandilla de las escaleras. La oscuridad me envolvió. No se veía nada, solo las señales luminosas que indicaban en qué piso estaba. Empecé a bajar, aterrorizado. Llegué al sexto piso y empujé otra puerta para seguir bajando. Hyunjin saltaba los escalones de tres en tres intentando apuntarme, pero yo solo era una sombra amparada por la oscuridad.
Empujé la puerta del cuarto piso justo cuando una bala impactó en la barandilla. Sentí la vibración bajo mi mano. ¡Estaba disparando!
Me estampé contra la puerta de la planta baja. Tras ella estaba el vestíbulo. Tras la impresora estaba la llave. Tras la puerta de la calle estaba mi salvación. Pero aquella maldita puerta estaba cerrada y Hyunjin iba ya por el segundo piso.
-¡Vamos! ¿Qué clase de escalera de emergencia tiene las puertas cerradas? ¡Mierda! -exclamé entre susurros dándole una patada.
Corrí de nuevo hasta el primer piso y me lancé a la puerta. La única forma de escapar estaba allí. Entré en el salón antes de que Hyunjin me viera. Volvió a disparar, y yo tropecé cayendo sobre el sofá. Me removí y volví a correr sin saber qué dirección tomar. El ascensor no vendría a tiempo y no había otra escalera. Entré en un despacho que había cerca del ascensor, cerré intentando no hacer ruido y me escondí tras el escritorio. Tenía que pensar bien qué hacer. Estaba atrapado y cualquier movimiento podría delatarme.
Entonces, vi el conducto de la ventilación. Me levanté con rapidez y tiré fuerte de la rejilla con los dedos. Cogí una silla y me impulsé dentro de aquel agujero. Me arrastré a gatas por el conducto cuando escuché otro disparo. Giré deprisa tomando cualquier dirección. No sabía dónde acabaría, pero tenía que aguantar allí.
De repente, la chapa comenzó a tambalearse. Me detuve colocando las palmas de mis manos en la pared, pero la base terminó cediendo y caí.
Mi espalda chocó contra la mesa de cristal del vestíbulo, que se hizo añicos. Caí al suelo arrastrando un millón de cristales.
Minho
Frené bruscamente y enseguida vi a Seungmin caer sobre la mesa. Los cristales se extendieron por el suelo. Salté como alma que lleva el diablo hacia la entrada del edificio. Si descubría quién quería hacer daño a Seungmin, lo descuartizaría.
Me protegí la cabeza y arremetí contra el vidrio de la puerta. No sabía a qué me enfrentaba y no quería sacar el arma delante de minie, a menos que no fuera necesario. Las puertas del ascensor se abrieron y, antes de que pudiera verme, me lancé detrás del mostrador. Yo, en cambio, sí pude verlo a él.
Seungmin permanecía tras la madera doliéndose de una rodilla. Tenía sangre por todas partes, pero vi que no era suya..., era la sangre de mi tío. Lo tome de un brazo y lo arrastré hacia mí.
-¿Estás bien? -musité antes de que Hyunjin disparara. Seungmin comenzó a llorar. Estaba asustado y se aferró a mi chaqueta. Fruncí los labios, lleno de ira, y lo tomé del rostro-. Seungmin, mírame. ¡Mírame! -Terminó haciéndolo sin dejar de llorar-, quiero que hagas lo que te diga, ¿de acuerdo? Estoy aquí, no te preocupes. -Asintió tragando saliva. Eché mano a mi espalda, tomé mi pistola y la cargué. Seungmin me miraba con las pupilas dilatadas, luchaba por comprender qué hacía yo con un arma, pero no lo lograba. Acababa de perder a una persona que en poco tiempo lo miro con amor, no sabía si resistiría perder a otra. Suspiré-. Corre hacia la puerta cuando yo te diga ¿Entendido?
-¿Y tú? No pienso irme sin ti. -Su voz sonó rotunda, aunque las lágrimas seguían cayendo por su mejilla. Acarició mi mano. Por fin lo miré.
-Iré detrás de ti, lo prometo.

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Mírame
FanfictionKim seungmin, un joven adolescente de la alta aristocracia coreana, regresa a Corea tras muchos años de internado sin entender muy bien por qué su familia lo quiere de vuelta. Allí se reencuentra con Lee Min-ho, un conocido de la familia con quien n...