"Señorita Lind, permítame presentarme primero. Soy el director del Departamento de Recursos Humanos...".
"Buenas tardes, señorita Lind. Yo invito el té de la tarde. ¿Qué le parece?".
"Señorita Lind, si necesita ayuda, avíseme en cualquier momento. Solo para que lo sepa, yo soy el gerente de Marketing. Puede llamarme Mike...".
Mucha gente se acercaba a Janet sin parar, e incluso parecían estar casi rodeando su escritorio.
Desde que llegó ese día a la empresa, todavía no había tenido tiempo para comenzar a trabajar, y todo ese rato había estado con una sonrisa decente tratando cortésmente con los altos ejecutivos que intentaban adularla uno tras otro.
En solo un día, estos y muchos colegas fingieron acercarse a ella por casualidad. Algunos inventaron excusas para hablarle y algunos incluso se le acercaron con audacia directamente para presentarse.
Gracias a Janet, Gerda tuvo la oportunidad de probar muchos refrigerios y bebidas esa tarde, tanto así que ya estaba llena.
"Debe de ser muy bueno ser la esposa del CEO. Eres muy afortunada", comentó antes de soltar un fuerte eructo. Mirando los regalos en el escritorio de Janet, sus ojos se llenaron de envidia.
"¿Crees que todos estos regalos y comidas son desinteresados? Todos quieren algo de mí", replicó ella al tiempo que sacudía la cabeza, sintiéndose cada vez más agotada.
Mientras ordenaba todos los regalos en su escritorio, experimentó una ligera molestia al ver las caras halagadoras de las personas que la rodeaban.
Quizás Tiffany tenía razón, y ella ya no podía trabajar más en el Grupo Larson.
Por fin, la jornada laboral terminó, y Janet se sintió muy aliviada.
Ella era ahora el centro de atención de la empresa entera, y todos los empleados no querían hacer otra cosa que halagarla. Incluso la señora de limpieza hizo todo lo posible para saludarla con respeto cuando la vio.
Tan pronto como Janet salió del trabajo, hizo un desvío especial con la intención de irse por las escaleras en lugar de usar el ascensor para bajar, pues no quería tener que usarlo con los demás. Ella sentía que el ser adulada en un espacio pequeño solo la haría sentir más avergonzada.
Cuando estaba a punto de llegar al primer piso, pudo oler el perfume de alguien. De pronto vio a quien lo llevaba apoyado contra el marco de la puerta y sonriéndole.
"¿No es esto una gran coincidencia, señorita Lind?". Con una amplia sonrisa en su rostro, Charis giró su cuerpo para quedar ahora frente a ella.
Ella era alta y delgada, de modo que al enfocar su mirada en Janet, tuvo que inclinar ligeramente la cabeza.
"Hola, señorita Turner. Disculpe, voy de salida", dijo Janet, forzando una sonrisa. Ahora que Charis estaba parada frente a la puerta bloqueando su camino, ella estaba en un dilema, pues no podía ni salir ni volver arriba.
Ese encuentro comenzó a hacerla sentir todavía más incómoda. A juzgar por la expresión casual en el rostro de la alta mujer, esta ya debía de saber acerca de las identidades de Ethan.
Definitivamente parecía que Janet era la única en el mundo que no sabía nada.
Arqueando una ceja, Charis observó el cambio sutil en la expresión de la mujer frente a ella.
"Solo para que sepas, sé que Brandon es Ethan", dijo muy relajada, aunque con un dejo de malicia en sus ojos. "Tienes que entenderlo; él solo te lo ocultó porque está preocupado por muchas cosas. Después de todo, tú y él son de mundos distintos".
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Mi Esposo Es Un Billonario (Parte 1)
RomanceJanet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de...