Ese fin de semana, cuando Seth se enteró por el guardaespaldas de que Tasha estaba de acuerdo con el divorciarse, se apresuró a regresar a Sugden desde Seacisco.
Había pasado un mes desde la última vez que se vieron. Ella llevaba puesto un vestido ajustado. Seguía viéndose delgada, pero su vientre parecía un poco más redondo. Tenía ojeras y su aspecto era demacrado.
A él le daba exactamente igual todo eso; lo único que le preocupaba era la salud del bebé que llevaba en su vientre.
Después de todo, no sentía nada por la madre. Como hijo mayor de Lester, Seth asumió la responsabilidad de garantizar la continuidad del linaje. De lo contrario, ni siquiera se habría casado.
En su opinión, el matrimonio era una manera de buscarse problemas, además de que perdería sus bienes si se divorciaba de su esposa. Y eso era lo que estaba pasando ahora.
"He traído a mi abogado. Si todo va bien, redactaremos un acuerdo de divorcio". Seth se sentó tranquilamente en el sofá con una actitud arrogante.
El abogado estaba detrás de él, con una pila de documentos en la mano. Parecía que se había preparado para esto mucho antes de que llegaran.
Tasha soltó con desdén: "No hay problema".
Después echó un vistazo al abogado y agregó en un tono relajado: "No quiero acciones de tu empresa. Es un lío. Solo quiero dinero. Tengo que quedarme con una tercera parte de tu patrimonio: todos tus autos, antigüedades, joyas, etc. Y quinientos millones en efectivo".
Las fosas nasales de Seth se ensancharon. "Eso es demasiado, ¿no crees? ¿No has contribuido ni un centavo y quieres robarme descaradamente ahora?".
A decir verdad, el dinero no significaba un problema para él, pero en ese momento estaba en medio de una feroz lucha con el Grupo Larson. No quería soltar quinientos millones así como así.
Su esposa presentó esas irrazonables condiciones a propósito. Para ello había tenido en cuenta la personalidad egoísta y de sangre fría de Seth. Cuanto más desorbitada fuera la solicitud que hiciera, más convencido estaría él de que realmente estaba dispuesta a renunciar al niño.
"Eres tú quien pidió el divorcio, no yo. ¿No crees que merece la pena comprar tu libertad? Quiero decir, estoy segura de que tu amante está deseando vernos divorciados". La mujer sonrió con complacencia.
Su esposo, por su parte, guardó silencio.
Tasha solo pedía dinero y propiedades. Y si bien era una cantidad considerable, podía permitírselo. Encima de todo no quería acciones de la empresa, lo cual facilitaba mucho las cosas.
Seth se burló con desdén por dentro. De puertas para afuera, sin embargo, lucía su sonrisa habitual y se limitó a decir: "Como tú quieras".
Dicho eso, analizó a la mujer que tenía delante. Quizá fingió querer al niño al principio para pelearse deliberadamente con él. Así podría exigir con más motivo el divorcio.
Mirando al abogado detrás de él, Seth preguntó secamente: "¿Escuchaste las demandas de la señora Lester? Redacta un acuerdo ahora".
El hombre obedeció de inmediato y le mostró el acuerdo de divorcio a Tasha.
Acto seguido, esta lo leyó detenidamente un par de veces. Sonrió después de hacerlo. "Me parece bien. Firmémoslo".
Su todavía esposo tomó el documento y lo examinó brevemente. Antes de firmarlo, volvió a advertirle: "Recuerda que tienes que cuidarte. Si el niño no sobrevive, te echaré de la familia Lester sin darte un centavo".
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Mi Esposo Es Un Billonario (Parte 1)
RomanceJanet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de...