12. Fase II

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Un pequeño rayo de luz se colaba entre las cortinas de la habitación, iluminando directamente los ojos de Jimin, quien yacía desnudo y cubierto solo por una sábana que apenas ocultaba su trasero. Con cuidado, trató de moverse, pero sintió un fuerte agarre en su cintura que se volvía más apretado cuanto más se esforzaba por liberarse. Al voltearse, notó al hombre a su lado: Jungkook, quien dormía profundamente, abrazando su delgada cintura. Parecía estar teniendo un sueño placentero, como indicaba su sonrisa.

Jimin, después de muchos intentos, se deslizó con cuidado para liberarse del fuerte abrazo sin despertar al pelinegro. Tomó prendas de vestir limpias y salió sigilosamente de la mansión.

 Tomó prendas de vestir limpias y salió sigilosamente de la mansión

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2 semanas después

Habían pasado dos semanas desde su encuentro. Aunque su plan original era desaparecer, desde ese día Jimin no había querido regresar a la mansión. No después de que su cuerpo sucumbiera nuevamente ante Jungkook. Las imágenes seguían atormentándolo: los besos, la forma en que lo tocaba... Todo hacía latir su corazón más rápido. No podía permitirse eso, no cuando solo quería sentir odio por él. A pesar de todo lo que había sufrido en el pasado, Jimin se había convertido en un hombre astuto y frío. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, seguía latiendo el corazón del joven herido que una vez fue.

—Tienes que levantarte, Jimin —dijo Namjoon mientras se sentaba al borde de la cama.

—¿Por qué viniste? ¿Acaso Tae te dijo que vinieras a verme? —Jimin estaba acurrucado, hecho un ovillo.

—Sí, pequeño —Namjoon se acostó a su lado—. Dime qué te sucede, ¿por qué te has encerrado durante tanto tiempo?

Jimin salió de su escondite y, acercándose a Namjoon, se aferró a su torso y lo abrazó con fuerza, por fin permitiéndose llorar.

—Tengo miedo... —dijo entre sollozos—. Tengo miedo de lo que me está pasando. Tengo miedo de caer nuevamente. Sé que no quieres escuchar esto, Nam, pero... creo que aún guardo sentimientos por Jungkook.

Al escuchar esto, Namjoon suspiro y levanto la cabeza de Jimin suavemente para mirarlo a los ojos.

—Entonces, ¿aún quieres a Jeon? —preguntó, decepcionado.

—Sueña patético, ¿verdad? Cómo podría aún guardar sentimientos por ese infeliz. Soy un idiota, Nam. Ese hombre solo me uso,  mató a mi bebé,  era su hijo, y no le importó. Y aún así, mírame, desde que me tocó de nuevo, me hizo dejar toda mi seguridad a un lado, borró todas las barreras y muros que me llevó años construir. Soy un estúpido, Nam.

—No eres un estúpido, Jimin —dijo. —Solo eres un hombre que se enamoró de una idiota. Las personas, cuando nos enamoramos, a veces somos realmente idiotas, damos todo por otras personas que no nos valoran y seguimos aquí.

—Perdóname —sollozó el rubio. —Sé cuánto te afecta esto. Si pudiera, me iría lejos de aquí contigo, olvidaría todo y empezaría una nueva vida.

El Diablo No NegociaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora