9.- Fase 1

1.8K 148 19
                                    


Han pasado varias semanas desde que Jimin comenzó a trabajar en el Hospital Park. Su relación de amistad con Jungkook era excelente; siempre salían juntos a cenar o comer.

—Jimin, ¡pensé que te encantaría probar este helado! Es de una nueva heladería que descubrí. ¿Adivine cuál es tu sabor favorito? —dijo Jungkook con una sonrisa pícara, sosteniendo una caja de helado con entusiasmo.

Jimin río, agradecido por la atención.

—¡No sé cómo lo haces, pero siempre aciertas! Gracias, Jungkook.

El pelinegro se esforzaba por mimar a Jimin con regalos y atenciones, incluso sorprendiéndolo con pequeños detalles como flores frescas o notas cariñosas en su escritorio.

—Espero que estas flores iluminen tu jornada, Jimin. —Jungkook sonrió, presentando un ramo de colores vibrantes.

—¡Son preciosas! Gracias, Jungkook. ¿Cómo sabes siempre qué elegir?

Jungkook guiñó un ojo.

—Digamos que tengo un talento innato para las elecciones acertadas.

Los regalos de joyería continuaban siendo parte de la estrategia de Jungkook para conquistar la simpatía de Jimin.

—Jimin, estos aretes te quedarán increíbles. Son un regalo de unos socios para mi "esposa", pero creo que mereces lucirlos más que nadie. —Jungkook le entregó una elegante caja.

Jimin, sorprendido, los examinó detenidamente.

—Son hermosos, Jungkook. Gracias, pero no creo que debas...

—Me encanta verte brillar.

Jungkook, sin darse cuenta, incorporaba a Jimin cada vez más en su vida y rutina.

—Jimin, ¿Qué te parece si tomamos un café después del trabajo? Conozco un lugar encantador.

—¡Me encantaría, Jungkook! Siempre eliges los mejores lugares.

—Solo lo mejor para ti, Jimin.

Organizaba salidas espontáneas, ya sea para tomar un café, dar un paseo por el parque o incluso asistir a eventos sociales juntos. También se aseguraba de conocer los gustos y pasatiempos de Jimin, participando activamente en ellos para fortalecer su conexión.

Además, siempre estaba ahí para apoyar a Jimin en el trabajo, ofreciéndole ayuda cuando lo necesitaba y elogiando sus logros. Se convertía en su mayor defensor y confidente, creando un ambiente donde Jimin se sintiera valorado y apreciado.

Desde su balcón, Jungkook observaba a Jimin mientras nadaba o disfrutaba del sol. Cada movimiento del rubio capturaba su atención, generando un deseo profundo de estar cerca. Miraba las gotas de agua resbalar por el abdomen de Jimin, sintiendo esa atracción reprimida.

En la sala, cuando su esposa se ausentaba en eventos de beneficencia, Jungkook se enfocaba en Jimin mientras veían películas. Durante estos momentos, la atención del pelinegro se centraba en explorar la belleza del rostro de Jimin.

Reflexionaba sobre cómo sería su vida si el destino no hubiera sido tan cruel al asaltar a Jimin. Imaginaba una realidad alternativa con una casa en las afueras, donde Jimin viviría y él lo visitaría los fines de semana.

A lo largo de esos seis años, el deseo de formar una familia persistía. Visualizaba a una niña hermosa como Jimin y a un niño travieso, compartiendo sus genes inquietos. Aunque estas fantasías llenaban su mente, Jungkook también comprendía su realidad inamovible: la herencia y el poder que lo ligaban a un destino establecido.

El Diablo No NegociaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora