23.-Al final

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Semanas antes

Jungkook se encontró recostado en la silla de su escritorio, con la mente completamente absorta mientras asimilaba lo que acababa de presenciar. Tan solo recordarlo provocaba que la rabia creciera dentro de él de forma incontrolable. ¿Cómo se atreve ese tipo a tocar a Jimin? ¿Cómo se atreve siquiera a mirarlo? Simplemente, no podía soportarlo.

Sentía que su sangre hervía de celos al pensar que alguien más pudiera siquiera rozar aquella piel que tantas veces él había acariciado. Esos labios que él besaba con pasión desmedida. Ese cuerpo que se estremecía bajo su tacto. No iba a consentir que nadie se interponga entre Jimin y él.

Estaba dispuesto a todo para proteger lo que por derecho le pertenece, desde el primer momento en que lo vio de nuevo supo que Jimin debía ser para él. Así tendría que encerrarlo y alejarlo del mundo, Jimin sería solo suyo. De eso se encargaría pronto sin dudarlo.

No podía soportar la idea de que alguien más lo mirara siquiera. Sentía que la sangre le hervía de solo imaginar a otro hombre cerca. Estaba dispuesto a todo para evitarlo. Sabía que sus impulsos posesivos rayaban en lo enfermizo, pero no le importaba. Para él, Jimin era un objeto de su propiedad.

Se levantó bruscamente de la silla, incapaz de seguir manteniendo la ira que lo invadía. Comenzó a caminar de un lado a otro, trazando un plan. No permitiría que nadie se interpusiera entre él y Jimin. Pensaba encargarse personalmente de dejar las cosas claras si era necesario. Jimin era suyo y de nadie más.

Flashback

Necesitaba un respiro. La situación con Yeri lo tenía al borde del colapso. Ciertamente, todo parecía escaparse de las manos y era imperativo encontrar una forma de distanciarse sin perderlo todo.

Se encontraba en el balcón de su habitación en la mansión, observando el movimiento en los jardines mientras el viento fresco de la tarde acariciaba su rostro. De repente, divisó un hombre saliendo de la gran mansión . Pudo observar cómo Jimin, con su brillante sonrisa característica, se dirigió alegremente hacia su coche estacionado en la entrada principal. Sus ojos siguieron cada uno de sus pasos con avidez, deleitándose en su figura esbelta y sus movimientos gráciles.

Sin embargo, antes de que Jimin pudiera llegar a su auto, vio cómo Minho surgía repentinamente de entre los setos del jardín y lo detenía, interponiéndose en su camino. Sintió como si una mano de hierro apretara su corazón. Su rostro, que había estado iluminado al ver a Jimin, se tornó sombrío y tenso de rabia contenido.

- ¿Qué demonios cree que está haciendo ese estúpido? -murmuró entre dientes. Intentó acercarse más al balcón para observar mejor, solo para ver con horror cómo Minho agarraba de la cintura a un sorprendido Jimin e intentaba besarlo a la fuerza. La respuesta estaba clara ante sus ojos; Ese individuo estaba acosando descaradamente a su pequeño.

Ya lo había notado antes, la forma lasciva en que lo miraba cuando pensaba que nadie lo veía, cómo actuaba extraño cuando Jimin estaba cerca. ¿Cómo no pudo percatarse antes? Cada vez que Jimin aparecía, Minho parecía querer lanzarse sobre él como una fiera hambrienta. Lo supo desde aquella vez que lo sorprendió espiándolo mientras nadaba en la piscina. Lo sabía, ese tipo deseaba poseer a su Jimin, claramente de la misma forma enfermiza que él, pero ahora la situación era muy distinta. Porque ahora Jimin era solo suyo.

Debía encontrar la forma de apartar a Minho permanentemente de su camino, y creía saber exactamente qué hacer. Su determinación se fortalecía a cada segundo, mientras observaba a un furioso Jimin forzando por soltarse del agarre, decidió a proteger a toda costa lo que consideraba su posesión más preciada.

El Diablo No NegociaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora