Brie
Vaya que he subestimado a las señoritas ricas que acudían a cada rato a la modista a despotricar contra otras jovencitas. Qué equivocada estaba por pensar que lo único que podía preocuparles era no conseguir marido o el chisme más reciente.
Jamás me paré a pensar en todo a lo que son sometidas desde niñas, todo para atrapar a un hombre rico e influyente.
Y ahora me he convertido en una de ellas, parece que mi único propósito en esta vida es ser una buena esposa y darle hijos al hombre con quien me case. Es para lo que todas hemos sido educadas. A ojos de la sociedad, es para lo único para lo que servimos como mujeres.
Desde el momento en que el médico dió la noticia de que el veneno ya ha salido por completo de mi sistema, y que me he recuperado por completo, comenzó el caos.
La señora Farrington sacó sin tapujos todas las cualidades, talentos y modales que carezco. Definitivamente una muy, muy, muy larga lista. Empezando por mi postura, y mi falta de técnica para tomar un tenedor y cuchillo.
Desde entonces, me ha saturado con cientos de tutores que me enseñan cosas que parecen de lo más ridículas: caminar con libros en la cabeza para mejorar mi andar, clases de cómo tomar los cubiertos. Y hasta cosas tan absurdas como usar el abanico, y la manera en que debo reír con gracia frente a los demás.
Y ni hablar de las clases de baile, piano y canto. Ah, también de francés y latín. Porque, según la señora Farrington, debo ser perfecta para cautivar a Lord Arthur Bradbury, mi futuro esposo. A quien aún no he visto, y quizá no vea hasta dentro de un tiempo. Pero, que supuestamente es muy rico. Hijo de un Barón, y posee una extensa cantidad de tierras.
Mis días se llenan de regaños y consejos, que supuestamente sirven para hacerme apta para convivir con toda esa gente a la que alguna vez serví.
También ha venido una modista para hacer toda la ropa que me hace falta, y me tortura con cientos de telas que pican, y corsés que ni siquiera me dejan respirar bien.
Jamás creí que esos vestidos tan preciosos que solía confeccionar y con los que tanto soñaba usar, pudieran llegar a ser tan incomodos. Y que, en lugar de hacerme sentir hermosa y confiada, no me hicieran sentir más que una mera pieza decorativa. Algún tipo de jarrón que no sirve para nada más que estar callado y lucir bonito frente a gente pretenciosa.
Irónicamente, llego a echar de menos mi vieja vida, pero al menos tengo a mi madre contigo. Pero, sin duda lo peor viene en las noches, cuando estoy a solas y en silencio, y cuando pongo la mano en mi vientre y recuerdo que ya no hay nada allí.
Aún duele como la primera noche, y lloro con el mismo dolor. Con ese dolor tan fresco y que resulta tan desgarrador.
Pero, cuando amanece, consigo olvidarme un poco de eso. Porque desde primera hora, comienza la locura.
Los padres de mi madre sí que son exigentes, y casi siempre están de malas. Pero al menos nos dan un techo. Además de una muy buena comida, mucho más de la que alguna vez pude imaginar, pero de la cual apenas y puedo probar bocado, porque la señora Farrington siempre me recuerda que no debo perder mi figura.
Eso, y tampoco me deja estar demasiado bajo el sol cuando salgo al patio trasero a leer. Porque parece que, lo peor que podría pasarme, sería tener más manchas de sol en el cutis.
Sí que han estado invirtiendo en mí, en mejorar mi apariencia, para hacerme ver más sana y sofisticada. Confiando por completo el futuro de la familia en mis manos.
A veces, cuando me miro en el espejo, me cuesta reconocerme. Creer que esa misma mujer fue alguna vez una costurera pobre de Bloomsbury. Que antes se desgastaba las manos cosiendo vestidos de sol a sol en una horrible bodega. Y que ahora sólo cose por pasatiempo, porque entretenerse con costuras o tocando algún instrumento, es en lo que pasan su tiempo las señoritas refinadas de Londres.
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Perfectos desconocidos
RomanceLos rumores son terribles y crueles, pero la mayoría de ellos son ciertos. O eso es lo que dicen. Nadie lo comprendería, todos juzgarían sin molestarse en buscar la historia detrás. Sólo se centrarían en el escándalo que significa una situación así:...