Sabático

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¿Qué vas a hacer? ¿Qué? —cuestionó su padre.

—Voy a tomarme un año sabático. —declaró Karenina con una gran sonrisa.

—¡¿Un año que?! —inquirió su madre.

—Mamá, papá, necesito pensar que es lo que quiero hacer de mi vida. —dijo con tono listillo, la rubia con labios carmín.

—Lo que necesitas es una buena…

—Jaíl. —lo llamó Sky— Cariño, si quieres tomar un año sabático para pensar, me parece perfecto, el nuevo restaurante necesita muchas manos. —le dijo su madre.

—Mamá, no quiero trabajar en la cocina. Amo cocinar, no me mal entiendas, pero definitivamente no son mis planes. —rechazó el ofrecimiento de su madre.

—Bien, si no quieres trabajar con tu mamá, puedes trabajar conmigo. —dijo Mijaíl cruzándose de brazos.

—Papi, papito lindo, no quiero trabajar tampoco en tu empresa. —respondió con una gran sonrisa.

—¿Qué es lo que tienes planeado? —cuestionó su padre levantando una ceja.

—Quiero viajar. —declaró muy segura.

—Karenina ¿Con que dinero piensas viajar? ¿Pretendes qué paguemos tus viajes? —escuchó a su padre con tono serio, realmente no había pensado bien las cosas, pero ya lo había decidido, quería viajar antes de estudiar la universidad.

—Podría ser. —declaró sonriendo.

—No lo creo. —contradijo.

—Jaíl. —lo llamó Sky.

—No le voy a pagar un año de viajes, si no quiere estudiar y quiere tomarse unas vacaciones, que lo haga, pero no voy a ser su patrocinador. —señaló mirándolas a las dos.

—Tengo mis ahorros. —habló la rubia con mucha seguridad.

—Bien, si con tus ahorros puedes viajar, tienes mi permiso. —declaró su padre.

—Tal vez podría darte un poco…

—No, no creo que sea necesario mi amor, ella ha decidido ser una mujer independiente que con solo sus ahorros puede costearse un año de viajes, así que no va a necesitar de nuestro dinero. —la interrumpió Mijaíl.

—Así es, me iré con mis ahorros a recorrer el mundo. —declaró poniéndose de pie, necesitaba que el mundo fuera muy pequeño para que le alcanzará el dinero que tenía ahorrado, pensó.

—Perfecto, tienes nuestra bendición. —dijo su madre sonriendo.

—Completamente. —dijo su padre.

Karenina sonrió pensando un poco si había hecho lo correcto, esperaba que sí.

(…)

—Estoy bien, Estoy bien. —dijo antes de perder el conocimiento.

—¡Xandro! —exclamó Ares acercándose a él antes de que cayera al piso— ¡Llama una ambulancia!

Abrió los ojos y miró el techo, con sólo eso supo donde se encontraba, sintió que alguien tocaba la punta de sus pies, encontró a su mamá con cara de preocupación.

—Estoy bien. —murmuró, su madre le regaló una suave sonrisa, mientras negaba.

—No lo estás. —escuchó la voz de su padre.

—Es algo pasajero. —declaró incorporándose en la cama para sentarse, su madre le ayudó con las almohadas en su espalda.

—Los doctores no piensan lo mismo, debes dejar de acelerar tanto. —habló el grandote acercándose, Xandro chasqueo la lengua— Estás llevando al límite tu cuerpo. ¿Cuántas horas estás durmiendo?

XANDRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora