Oral

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—Por fin llegas.

—¡Dios mío! ¡Me asústate! —exclamó cuando miró a Pam sentada en el sofá de la sala.

—¿Por qué te asustaste? Vivimos juntas. —le recordó riendo.

—Lo sé, solo que venía…

—En tu nube. —la interrumpió— Cuéntamelo todo, quiero todos los detalles cochinotes. —pidió poniéndose de pie para ir detrás de ella, quien se rio.

—Estaba aun en el cielo, gracias por bajarme. —dijo sonriendo.

—No es nada, cuéntame, debió haber sido muy bueno si te quedaste hasta esta hora, son casi veinticuatro horas juntos. —declaró Pam sentándose en la cama.

—Sí, fue espectacular. —declaró buscando ropa limpia.

—¿la tiene grande? ¿Te dolió? ¿Van a repetir? ¿En que quedaron? —cuestionó.

—Son demasiadas preguntas. —se rio antes de sentarse junto a ella— Pero, sí, sí la tiene grande y me dolió un poco, fue muy cuidadoso, pensaba que no era virgen.

—Era de esperar si el primer día que lo conociste lo invitaste a collar.

—Lo sé, pero es que me gusta mucho, además es como sacado de una revista de modelos, realmente fue todo lo que esperaba de mi primera vez. —declaró suspirando.

—¡Me alegro mucho por ti! —dijo dándole un abrazo— ¿En que quedaron?

—En que será mi servidor sexual.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué es eso de servidor sexual?! —preguntó sorprendida Pam.

—Bueno hablamos sobre que iba a pasar después de hacerlo, y fue bastante sincero conmigo, me dijo que le gustaba, pero que no buscaba una relación seria en este momento. —comenzó a hablar poniéndose de pie— Le dije que yo tenia mi viaje por delante qué en un par de meses me iré y tampoco busco una relación seria.

—¿De verdad? Pensé que te gustaba en serio, dijiste que te casarías con el. —le recordó mirándola abrir el cajón de la ropa interior.

—Lo sé, pero eso son cosas que digo sin pensar, una vez que lo hice, me di cuenta que tiene razón, no puedo embarcarme en una relación seria, necesito terminar mi viaje y luego volver a New York para estudiar. —declaró antes de guardar silencio.

—Eso quiere decir que solo van a acostarse ¿Es así?

—Sí, bueno, cuando yo quiera. —dijo con una sonrisa pícara.

—Eso quiere que vas a quedarte con el la mayor parte del tiempo. —señaló.

—¡Claro que no! —contradijo— ¡¿Por qué dices eso?

—Porque conociendo, utilizarás sus servicios con mucha frecuencia.

—¡claro que no! —repitió— Puedo controlarme, he estado diecinueve años de mi vida sin sexo, puedo sopórtalo.

—No lo creo. —dijo tiendo su mejor amiga.

—Claro que puedo. ¿Quieres apostar?

—No, porque soy tu mejor amiga, y no quiero ganarte tan fácilmente, estarás sobre el griego casa vez que tengas oportunidad. —declaró poniéndose de pie.

—Posiblemente tengas razón, pero no puedes culparme por eso, él es tan delicioso como el pan recién horneado. —dijo con una gran sonrisa.

—¡Wow! ¡Tu si que eres atrevida! ¡Le hiciste Sexo hora la primera noche! —exclamó.

—¡¿Qué?! ¡No, no lo hice! —respondió de inmediato— Pero probé otras partes de su cuerpo.

—Dijiste que no perderías el tiempo en otras cosas ¿Qué fue lo que paso?

XANDRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora