Enemigos

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—Fuck you!  —lo insultó Nina dándole un golpe en el abdomen al griego quien sonrió sin molestarse, al contrario, se acercó a ella.

—Mejor te jodo a ti. —murmuró en su oído para que solo la ardilla escuchara, logrando que se sonrojara.

—Fuck you! —repitió empujándolo para alejarlo.

—¡Nina, por dios! —exclamó su madre acercándose a ellos— ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué estás insultándolo? —cuestionó.

—Porque es un idiota. —respondió haciendo un puchero mirando a su mamá, la sonrisa de Xandro creció más.

—Pero Nina, comportarte. —le pidió Sky deteniéndose junto a ella— Lo lamento mucho, la cuenta va por la casa, no se repetirá.

—¡Oh, claro que sí! —contradijo la rubia dándole un golpe en el pectoral del témpano de hielo, pues su mamá la habia tomado de la otra.

—Hija, por favor, compórtate. —le pidió intentando calmarla, pues el restaurante estaba lleno— ¿Te dijeron algo? —cuestionó.

—Solo su presencia me molesta, no necesita hablar. —declaró.

—Nos disculpamos, no le dijimos nada, esto es algo entre ellos. —intervino Camilo, al darse cuenta de que ellos podían quedar como degenerados si el resto de las personas pensaban que le habían dicho algo a la rubia.

—Nos conocemos de antes, ella está enojada conmigo, al parecer. —comentó Xandro, completamente tranquilo.

—¡Vete al diablo! —lo insultó.

—Nina, cariño, tranquilízate. —le pidió Sky— Será mejor que vayamos a la cocina, el restaurante está lleno. —le dijo intentando ser discreta— Mis más sentidas disculpas, disfruten de la comida, no volverá a suceder. —se disculpó la chef antes de jalar a la ardilla.

—Ojalá te de indigestión, pero como vas a comer la pasta de este lugar, no será así. —dijo mientras era arrastrada por su mamá, y lo señalaba con la mano libre, para luego enseñarle la lengua y el dedo medio.

Las carcajadas del témpano de hielo sonaron con fuerza, antes de sentarse para probar la pasta.

—¿Por qué estás tan feliz? —cuestionó su mejor amigo.

—Está deliciosa la comida. —respondió antes de llevar un poco más de pasta a su boca.

Sky soltó a la rubia cuando estuvieron en la cocina, y todos los trabajadores la observaban.

—No hay nada que ver a trabajar. —dijo la chef— Y usted señorita me debe una explicación ¿que fue todo eso?

—Nada, es un idiota, maldito robot, debiste cobrarle el doble, no regalarle la comida. —dijo enojada cruzándose de brazos.

—Intensa como siempre ¿Te hizo algo el idiota? ¿Quieres que lo golpee? —le ofreció su mellizo.

—¡Por Dios! —exclamó su madre— No vas a golpear a nadie, ve y límpiate, tienes harina por todo el cuerpo. —le ordenó al rubio— Estoy esperando la explicación, Karenina. —dijo poniendo las manos en la cintura en posición de jarra.

—Es un idiota. —declaró abultando los labios en un puchero.

—¿Por qué lo es? —inquirió Sky.

—Por nacer. —respondió aun con el rostro rojo.

—Nina ¿de dónde lo conoces?

—Lo conocí en Alaska, es un témpano de hielo.

—¿Por qué te comportaste de esa forma? —preguntó esperando una respuesta más elaborada de su hija.

—Porque es un idiota, ya te dije.

XANDRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora