Iceberg

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—¿Cómo estuvo tu viaje a Las Vegas? —le preguntó Edward en cuanto lo miró sentarse en la barra de la cafetería.

—No hagas preguntas. —le pidió.

—¿Tan mal o tan bien? —continuo su primo.

—Bebi demasiado, asi que termine en el hospital, nada de esto a mis padres. —le advirtió señalándole con la mano.

—Está bien. —prometió su primo— ¿Cómo está Nina?

—Igual de bella que siempre. —declaró, pensando si debía contarle que terminó casándose con ella, pero que no recordaba nada, prefirió guardar el secreto.

—Eso quiere decir que te fue bien. —comentó y el témpano de hielo solo se encogió de hombros— Vuelves a ser el robot de pocas palabras, ya me confundiste, no sé si te fue bien o mal.

—Solo me fue, deja de preguntar y mejor tráeme una hamburguesa por favor, que muero de hambre.

—Como usted diga señor robot. —bromeó su primo con una sonrisa en los labios, él solo lo miro, antes de sacar el celular y llamar a su mejor amigo.

—Aquí el hombre más sexy del planeta. —escuchó a Camilo.

—Lo dudo. —dijo negando— ¿Cómo te fue con lo que te pedí?

—Estoy muy bien, llegué sano y salvo a new york, me alegra que tú también te encuentres bien en el culo frío dónde estás.

—Camilo. —dijo con tono de advertencia.

—Xandro. —dijo con el mismo tono— Voy a acusarte con tu madre que has perdido por completo los modales, vivir en el culo frio te ha hecho convertirte en un maleducado.

—Camilo. —habló de nuevo.

—Tranquilo hombre, todo salió bien, legalmente eres un hombre soltero, como si nunca hubiera pasado. —declaró y Xandro sintió como un gran peso de sus hombros cayó, sintiéndose mucho más liviano.

—Gracias. —dijo después de unos segundos en silenció.

—Para eso soy el mejor abogado que ha pisado este polvoriento planeta. —declaró.

—Me doy cuenta, de nuevo gracias, debo dejarte, tengo que trabajar.

—No trabajes tanto. —lo escuchó decir antes de terminar la llamada sin responder nada.

—¿Todo bien? —preguntó a su lado su primo.

—¡Kátara! —exclamó asustado.

—Lo siento, no quise asustarte.

—Pues no parece ¿qué haces ahí?

—Limpiando las mesas. —señaló detrás de él.

—No te muevas con tanto sigilo. —le pidió y Edward solo se rio— ¿Estabas espiándome?

—No, no eres tan interesante. —dijo entre risas entrando detrás de la barra— Aunque es la primera vez que te veo cargar con el celular desde que estás aquí.

—Necesitaba hacer una llamada.

—Me doy cuenta, tu comida está lista. —dijo al escuchar la campanilla de la cocina.

Le agradeció por la comida y la devoró con ganas, habia perdido el apetito, pero parecía que volvió con la noticia de que su matrimonio con la rubia ya no existía, solo tenía que enviarle un mensaje diciéndole que todo estaba resuelto, pero algo se lo impidió en ese momento, lo haría después decidió, pero lo olvidó cuando un nuevo gerente del complejo vacacional fue enviado para ser entrenado por él, así que pasó el verano haciéndolo, no quería que se retrasara pensaba volver a New york en cuanto se cumpliera con su año sabático.

XANDRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora