Overlord: El que se quedó PRT. 2

Capitulo 47 Volumen 7

"Esta es la Biblioteca de Ashurbanipal". Ainz dijo mientras Calca miraba boquiabierta desde donde ella estaba detrás de él, agitó su mano expansivamente, y sus ojos casi se salen de sus órbitas.

"Cómo... esto tiene que ser cien veces más grande que la Gran Biblioteca de Kami Miyako..." Calca jadeó.

"Más como cien mil veces". Albedo dijo, sosteniendo sus manos cariñosamente sobre su creciente vientre, una pequeña sonrisa de suficiencia se dibujó en su rostro que hizo que su recatada postura fuera una mentira total. "La biblioteca es tan grande que en realidad no puede contener todas las copias físicas dentro de ella, la mayoría de ellas están almacenadas en un espacio dimensional y se debe acceder a ellas yendo al bibliotecario".

"Dimensional... espacio... así que estos..." Calca se quedó boquiabierta y después de una mirada incómoda e incierta a Ainz que fue recibida con un asentimiento de aprobación, se acercó a una enorme estantería de madera con una escalera rodante asegurada a un riel y tomó un libro al azar.

"Un fragmento del conocimiento combinado de todo el Primer Mundo. El mundo de los Seres Supremos, nuestros creadores." Albedo respondió de inmediato.

"¿Qué son estos símbolos... letras?" Calca preguntó mientras miraba la portada. Era verde y mostraba a una mujer rubia de aspecto furioso con una mano extendida hacia un casco que a su vez estaba en la culata de un objeto parecido a una lanza de aspecto extraño.

"Sí, letras, eso es japonés, una lengua del Primer Mundo. Es una novela ficticia sobre una mujer joven que va a la guerra en otro mundo". Ainz respondió: "La biblioteca tiene obras de ficción y no ficción, todas mantenidas por Titus Anneaus Seccundus, un mago esquelético que mantiene todo organizado".

"No-muerto... así es como tú, ya veo, por supuesto que entenderías esas cosas". Calca dijo justo antes de que el aire frío golpeara la parte posterior de su cuello.

"Mi Señor me ha convocado, y debo aparecer". Titus dijo con una floritura apasionada y un gesto melodramático con una mano apuntando hacia arriba y otra sobre su pecho.

Calca se puso rígido. "Está detrás de mí, ¿no?"

"Sí." Dijo Albedo, y extendió sus brazos reflexivamente.

Sin pensarlo, Calca le entregó a su hijo a Allmother y se dio la vuelta, su mente se apresuró a prepararse para lo que enfrentaría. 'Él no me lastimará, no me lastimará, solo recuerda que...'

Todavía estaba repitiendo la autoconfianza cuando se encontró mirando el pecho esquelético del no-muerto, y levantó los ojos para encontrarse con los de él. El rostro era inexistente, aunque un par de cuernos en su cabeza llamaron rápidamente su atención. Ella le echó un vistazo, más tranquila ahora gracias a la presencia de su marido, y notó los cascos en lugar de los pies. Fuera lo que fuese, no era humano. Se dio cuenta al instante, pero lo más notable para la reina mágica fue que su adorno era claramente casi todos los elementos mágicos. Anillos en sus dedos, una túnica que daba una luz que hubiera sido suficiente para leer en la oscuridad. Curiosamente, nada en él gritaba, violencia, en todo caso, era como estar cerca de otro cliente de la biblioteca... aunque fuera extraño.

"Titus, esta es la Reina Calca del Reino Santo de Roble, ella es una invitada aquí y en todo momento debe ser tratada bien y recibir todo lo que pida que esté en tu poder otorgar". Dijo Ainz, y Calca cruzó un pie delante del otro, y dobló las rodillas en una educada inclinación de cabeza.

"Encantado de conocerte." Dijo, manteniendo a raya su miedo natural a los no-muertos con toda una vida de modales reales.

"Bienvenido... a mi espacio de trabajo... donde todo el conocimiento del Primer Mundo reside bajo mi cuidado..." Titus respondió y pasó su brazo derecho frente a su cintura e hizo una profunda reverencia.