Overlord: El que se quedó PRT. 2

Capitulo 84 Volumen 7

"¿Qué estamos haciendo aquí, mi señor?" preguntó Nua mientras estaban de pie frente al orfanato. No era un edificio grande, solo tenía dos pisos y estaba hecho de troncos sellados con brea. Pero era ancho y profundo.

"Obteniendo tu... reemplazo". respondió Raimundo.

Nua se detuvo en seco. "¿Tú... me vas a dejar ir?"

"Para el carruaje. Irás conmigo". Raymond respondió sin mirarla por segunda vez.

"Yo entiendo." Nua le respondió y bajó la mirada, "Pero... ¿cómo ayudará un orfanato?"

"No tienen esclavos aquí, pero debido a la cantidad de muertos en la guerra del Padre Todo, hubo muchos huérfanos. Los hombres rana mataron a un gran número de aldeanos fronterizos, los caballeros dejaron esposas e hijos, muchos de sus jóvenes terminaron aquí o en lugares como este". Raymond le explicó y observó la luz del amanecer en sus ojos. Continuó: "Cuando crecen, son liberados del orfanato y siempre hay algunos que luchan por encontrar trabajo".

Llegó a la puerta y la abrió mientras Nua lo seguía. El piso era de madera barnizada, y la puerta se abría a una amplia entrada con un solo escritorio en el centro donde una anciana humana estaba sentada garabateando algo en unos papeles frente a ella. Cuando Raymond y Nua entraron, ella puso la pluma en su tintero y lo miró. Su cabello era corto y gris y estaba recogido en un moño apretado, sus facciones estaban arrugadas y su nariz aguileña se parecía claramente a la de una vieja. "Nombre y propósito". Ella dijo, claramente de memoria.

"Raymond y Nua. Estamos aquí para adquirir a alguien". Raimundo explicó.

"¿Está buscando un niño, una niña y con qué propósito? ¿Tiene una granja, necesita una esposa para usted, un esposo para ella o está buscando un aprendiz para su oficio? Sea específico, por favor". Ella juntó las manos y, aunque él no podía verlo, podía oír el golpeteo de su pie debajo del grueso escritorio de madera.

"Ah, un conductor para mi carruaje". Raymond casi tartamudeó las palabras, pero se aclaró la garganta: "El niño o la niña estarán bien siempre que tengan la edad suficiente para cuidar de sí mismos cuando no estén conduciendo".

"Ya veo... ¿entonces quieres un contrato de trabajo?" Ella preguntó: "¿Algo a largo plazo?"

"No quiero preguntas, pero además..." Respondió con un movimiento de cabeza, "Se prefiere algo de experiencia, pero no vital, Nua puede entrenarlos".

"Ya veo. Muy bien, puedo seleccionar algunos que están a punto de ser eliminados de aquí". La anciana respondió y se levantó del escritorio. "Por favor, espere donde está, sacaré lo más prometedor".

Tomó un bastón que estaba apoyado contra su escritorio y se llevó por el pasillo hasta una puerta lo suficientemente grande como para que pasara una sola persona. Oyeron su voz apagada, y las orejas de Nua se movieron un poco antes de quedarse completamente rígida a su espalda. Podía sentir sus ojos en él, y su infelicidad.

No hubo oportunidad de discutirlo cuando la anciana volvió a emerger, esta vez con tres jóvenes a cuestas. Eran humanos jóvenes, dos hombres y una mujer, notó Nua, y se arrastraron detrás de la anciana con los ojos bajos y con pasos pequeños y arrastrando los pies. Estaban vestidos con ropa relativamente barata, simples camisas marrones y pantalones que alguna vez debieron ser blancos, pero se habían desvanecido a gris. Llevaban el pelo muy corto hasta la cabeza, aunque no completamente afeitado, y era uniformemente castaño. Sus zapatos no estaban en las mejores condiciones, eran simplemente tiras de cuero clavadas en la madera con cordones en la parte superior para unir los dos lados de la envoltura.

En particular, estaban al menos 'personalmente' limpios. "Estos tres deben partir mañana, pero puedes tener uno o más de ellos hoy. Sin embargo, está el asunto de..." Levantó su mano marchita y se frotó el pulgar, el índice y el dedo medio juntos, " moneda. Verás, cuidar a los niños es una empresa tan... 'costosa', y queremos lo mejor para ellos incluso después de que nos dejen. Entonces... los gastos deben ser pagados".