Overlord: El que se quedó PRT. 2

Capitulo 78 Volumen 7

Raymond desmontó el caballo de costado mientras Nua resbalaba por la parte trasera, aterrizaron casi al mismo tiempo, y fue Raymond quien se dirigió a la puerta. "Está cerrado, maestro, como dije".

Voy a golpear la puerta. Raymond dijo y levantó un puño.

"Mi Señor... yo... me doy cuenta de que por alguna razón estás tratando de ser amable". Nua dijo, y luego caminó para pararse entre él y la puerta. "Pero te pido, por favor, no molestes a la persona que está dentro".

"¿Por qué?" Raymond preguntó con el ceño fruncido.

"Porque cuando regresemos, tendré que volver con el Maestro Dominic, y estoy seguro de que me preguntará si yo... causé algún problema. No puedo mentir, no más de lo que puedo aspirar a correr. Estoy seguro de que me golpearía severamente por hacer que un cardenal despertara a un boticario al amanecer". Respondió Nua, su rostro no se quebró, pero cuando él miró a las profundidades de azul que eran sus ojos, y recordó el trato brutal que ya había recibido como una 'prueba', estaba muy claro que si Dominic lo habría hecho o no. , ella creía que lo haría.

"¿No te adquirió mi mayordomo?" Raymond preguntó con un pequeño ceño fruncido en su rostro.

"Si mi señor. El amo Dominic hizo que me comprara porque era su mayordomo quien mejor conocería el tipo de esclavo para satisfacer sus preferencias, pero usó los fondos del cardenal Partouche... por ley de la Teocracia, le pertenezco y solo estoy prestado a usted. Nua explicó, y de repente...

Raymond se sintió como si estuviera siendo examinado, registrado mientras ella lo miraba, aunque no podía decir qué estaba buscando.

Pero, su punto era convincente. "Ya veo... entonces... esperamos aquí después de todo." Dijo, y Nua se apartó del camino de la puerta.

Ella pareció relajarse entonces, su espalda no estaba tan rígida y no se puso de rodillas, aunque lo miró de reojo mientras mantenía las manos cruzadas frente a la cintura de sus pantalones de cochero, y sus ojos sobre todo en el suelo para esperar en silencio.

El silencio afectó los nervios de Raymond. "¿Estás aburrida, Nua?" Preguntó.

"Estoy acostumbrado a esperar, maestro. Yo ocioso bien." Ella esbozó una pequeña sonrisa, "Tienes que hacerlo, si vas a hacer pociones". (Nt: Ocioso: Desocupado, que no hace nada o carece de obligación que cumplir. Usado, usada o usadas también como sustantivo )

"Mencionaste algo sobre eso, ¿no?" Preguntó mientras acariciaba el castaño de su barba.

"Lo hice, sí, señor. Soy muy bueno en eso, incluso le salvé la vida a mi maestro una vez cuando se enfermó al ponerle sangre de elfo en el ojo. Su pequeña sonrisa creció aún más, "Hermoso chico que era..."

"¿Lo amabas?" preguntó Raimundo.

"Seguramente el maestro se aburriría con las historias sin sentido de una mera bestia vestida". Nua respondió mientras la sonrisa se desvanecía. "Supongo que ha estado muerto durante más de cien años, ya no importa".

Raymond se quedó en silencio ante sus palabras, observando la forma en que se movía sobre sus pies. "Estuve enamorado una vez... hace mucho tiempo... en términos humanos, no más que un parpadeo para ti, pero para mí, toda una vida".

"Oh, maestro, ¿te casaste con ella?" preguntó Nua, y aunque su rostro no había cambiado mucho de expresión, la inflexión ascendente que captó al menos imitó el interés, por lo que continuó.

"Ella era una aprendiz de las escrituras, y no, no nos casamos... nunca tuvimos la oportunidad... ella... estábamos en una tarea, prueba final. Se suponía que iba a ser fácil, al menos según nuestros estándares. Pero... una emboscada. Tu gente se volvió audaz y tiene algunos luchadores fuertes propios. Ella se quedó atrás para ganar tiempo. Nunca más la volví a ver... al menos, no todos juntos... encontramos algunos pedazos colgados de los árboles cuando volvimos con refuerzos. Raymond miró hacia la calle vacía, el polvo se movió con la brisa y las primeras puertas comenzaron a abrirse.