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Era lógico decir que Dorian tenía un conflicto desde aquel día en que conoció a Henry Wotton

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Era lógico decir que Dorian tenía un conflicto desde aquel día en que conoció a Henry Wotton. Pero también sería una mentira.

Tenía dos conflictos, en realidad.

Y siguiendo los consejos de Henry sobre cómo los sentidos curaban el alma, un joven Dorian Gray aprovechó su posibilidad de extender su año sabático y la herencia que el viejo y amargado Kelso le dejó para buscar algo que curase su alma a través de sus sentidos. Sonaba más filosófico de lo que era, ya que consistía en un Dorian que compraba más de lo que necesitaba.

En una ocasión, compró un cuadro costosísimo de un artista emergente en Londres que era la sensación, aunque le gustaba más lo que pintaba Basil, y cuando oyó rumores de que podía tratarse de una falsificación, compró el que los mismos rumores decían que era el real. Así nadie lo podría engañar, según él.

Otro día, Henry le regaló un libro en que se relataba un estudio psicológico y las anécdotas de un hombre que dedicó su vida al placer y a experimentar con todo tipo de pasiones, por lo que contenía pasajes con ideas que para entonces sólo fueron confusas y borrosas dentro de la mente de Dorian y líneas que provocaron preguntas que por su cuenta jamás se habría hecho.

Dorian quedó atrapado en ese libro y en todo lo que le presentaba y mandó a comprar una versión de cada edición que hubiese salido. Las consiguió y coleccionó en la biblioteca de su abuelo que tiempo atrás sólo era usada para "cosas importantes".

Tenía la primera edición amarilla en tapa blanda, la versión del primer aniversario en negro, la que estaba en francés, la alemana y la italiana, la tapa dura de cubierta negra y la tapa dura de cubierta negra que tenía una sobrecubierta colorida, la de papel blanco y la de papel color crema y también la que venía con ilustraciones que hicieron que Dorian tuviese que apartar la mirada durante unos segundos más de una vez, porque no se esperaba que alguien fuese capaz de dibujar eso y continuar con su vida como si nada.

Esto tuvo su lado positivo, de acuerdo a Dorian, en la manera en que sus ojos se abrieron ante las posibilidades que la vida le ofrecía mientras tuviese el don de la belleza y la juventud.

Pero también tuvo su lado negativo, porque esos pensamientos que Dorian creía enterrados se deslizaban por los bordes del muro de contención que improvisó para tenerlos bien sellados. Dorian no lo notaba cuando eran libres, sólo cuando caían sobre él, y para ese momento, ya era demasiado tarde para intentar huir de ellos.

Podía escapar de todo, menos de sí mismo. Se dio cuenta durante aquellos días en que estuvo particularmente malhumorado en el estudio de Basil y este, en lugar de quejarse de que no se dejase retratar o convencerlo de cooperar, lo trataba con suavidad, hablándole en voz baja, ofreciéndole poner la música que quisiera y dejando que Dorian vagase por el estudio a su gusto y viese sus otros trabajos en proceso o terminados.

Hubo momentos en que Dorian paraba de moverse por el lugar y sólo lo observaba.

Basil tenía la mala costumbre de pintar sentado en el suelo con el cuadro frente a él, a pesar de tener tres caballetes diferentes, lo que hacía que se encorvase e hiciese pausas para estirarse cada vez que recordaba que su cuello y espalda le pasarían factura un día. Dorian ponía toda su atención en la manera en que los hombros de Basil se enderezaban a medida que su cuerpo se echaba hacia atrás, su cabeza se movía hacia arriba con los ojos cerrados y la boca entreabierta y soltaba un suspiro de alivio que hacía que Dorian se imaginase todo tipo de cosas absurdas que podía ignorar más fácilmente antes de leer el capítulo cinco de lo que él llamaba en su cabeza "el Libro de los Pecados".

Dorian GrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora