Capítulo 22.

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P.O.V. Niall

Sábado, 28 Marzo 2015

Dejé mi chaqueta sobre la cama y caminé a la futura habitación de Niam, el olor a pintura se notaba mucho menos que la noche anterior. Me había quedado a dormir en casa de Louis para no tener molestias y él mismo me había traído de vuelta con Liam esta mañana.

-¿Li? -Corrí la puerta entreabierta para encontrarme con la que alguna vez fue una brillante habitación blanca pintada de un tenue verde- Oh, Dios.

-Espera a ver lo mejor -Fuertes brazos me rodearon por la espalda y me giraron hacia la derecha, la pared de mayor tamaño se encontraba adornada con una gigantesca A blanca en medio.

-No puedo creerlo -reí.

-¿Te gusta?

-Claro que me gusta, pero creo que a Niam le gustará aún más.

Depositó un casto beso en mi cuello antes de preguntar

-¿Qué tal te fue anoche?

-Genial. Aunque extrañe tenerte a un lado -me presioné hacia él y pude sentir su pecho descubierto contra mi espalda, estúpido y sexy Liam.

Cuando Liam logró dejar la habitación completamente ventilada y limpia otra vez yo ya tenía el almuerzo humeante sobre la mesa.

-¿Qué haremos esta tarde? -preguntó sirviéndose un nuevo vaso de agua.

-Podríamos ir a comprar las decoraciones y los muebles para la habitación, ya sabes, la cuna y eso. Además hace un lindo día.

-Pensé que querrías hacer esas compras por internet.

-Lo hice, pero ya no. No pienso quedarme encerrado por siempre, y me siento realmente bien hoy. Incluso creo que es mejor escojamos todo en vivo y en directo.

-Como quieras, bebé.

El apodo me dejó sonrojado hasta la punta de la nariz. Liam era extremadamente cursi cuando se lo proponía.

*

-Agh, por los mil demonios- bufé.

Llevaba los últimos diez minutos intentando atar mis zapatillas, pero el enorme globo que tenía pegado al cuerpo no me dejaba ni alcanzar los cordones, ni por más que estirara y torciera los brazos. Definitivamente no estaba hecho para esto.

Cuando iba por el incontable intento Liam cruzó la puerta de la habitación.

-Ni, se nos hace tarde ¿qué hace-

La confusión pasó a una desagradable ternura en menos de tres segundos.

-Déjame ayudarte -me quitó las converse blancas y tomó las Vans negras con estampados de rosas de un costado de armario- estás estarán mejor.

Por supuesto, sin cordones.

-¿Por qué no me has llamado?

-Creí que podría hacerlo solo- y aún lo cría, era totalmente vergonzoso que Liam estuviese poniéndome las zapatillas.

-Sabes que no es nada.

-Mmmm.

-Oh vamos, no te pongas así -se levantó del suelo y me empujó del brazo para pararme frente a él- te he dicho incontables veces que es lo mínimo que puedo hacer- dijo, acariciando mi mejilla.

Me incliné hacia su tacto cerrando los ojos.

-Tu llevas a Niam, yo cuido de ti, así es como funciona- besó mis labios y dio por terminada la discusión.

Little Snowflake [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora