Una semana después...
Llegó el viernes sin ningún contratiempo. Fue fácil añadirle a mi rutina como si se amoldase a la perfección, como si fuese la pieza que le faltaba a mi día para que encajase. Mis amigos dejaron mi cuidado a Soonyoung una vez que comprobaron que era un buen daddy para mí y cada día era más sencillo llamarle oppa. Era como si hubiese vuelto a adquirir un hábito que creía olvidado. Me dejaba escapar de los problemas que no podía resolver en el momento y del estrés con una facilidad que nunca había sentido. El trabajo entre los dos también había avanzado y el invernadero cada día cogía forma. Estábamos a punto de cubrir todo el espacio y terminar la estructura. Viendo lo bien que trabajábamos, Jeonghan nos dejó a cargo de acabarlo y salvo que fueran necesarias más manos, sería nuestro trabajo.
También había estado hablando con Jeonghan y me aseguró que aquello no parecían alucinaciones. Por la forma en la que llegaban los sueños, todo apuntaba a que eran recuerdos. Sobre todo cuando era capaz de actuar en un incendio como lo había hecho. Para él, el día del granero fue el detonante para mi deteriorada mente. Había algo que no quería recordar y lo había suprimido absolutamente todo. Ahora las señales gritaban que era hora de volver a recuperarlo. No podía asegurarme si volverían todos como tampoco pudo hacerlo el médico al que fuimos para confirmarlo, pero él también en los flashes la vuelta de la memoria.
Aquel viernes, el principio de noviembre, además de despedir a Romeo que volvía a su trabajo frenético, era el último examen. Aquel día iba a marcar un antes y un después, pues además de jugarme el título iba a hablar con el capitán de bomberos para que me mostrara lo que había descubierto sobre los tenientes de aquella zona. Por eso, Soonyoung había decidido acompañarme a todo pese a que no quería dejarle esperando las dos horas del examen. Fuimos en su moto, Kiara disfrutando del viaje en su transportín. Abrazado a él y girando el cuerpo por impulso cuando teníamos que hacer un cruce, pensé que ya había sentido aquello. El viento, mis manos agarradas a un torso fuerte, la moto entre mis piernas, el ronroneo del motor... Era como un deja vu.
—Kiara y yo vamos a tomarnos un té y un cruasán allí —Me dijo al bajarnos señalando la pastelería frente a la escuela—. Tienes tu chupete en el bolsillo derecho y a grillo en el izquierdo —Los había guardado él mismo sabiendo que me sentiría más tranquilo—. Todo irá bien.
—Gracias, oppa. Si hablas con Junsoon, salúdale de mi parte.
Había hablado varias veces con el hombre y me había caído bien. Ver la relación que había recuperado Soonyoung con su padre era enternecedor. Además, me trataba siempre bien. Su cariño era agradable. Era lo que deseaba sentir de mis padres, pero viendo que me nadie había venido a buscarme, sabía que nunca tendría esa relación o no me quería o estaban muertos.
—Lo haré. Ahora ve y cómete el mundo,
Me dio un beso en la frente y me dejó ir. Sin embargo, me supo a poco. Quería que siguiese abrazándome, que me besase en los labios y... Me ruboricé ante ese pensamiento. Soonyoung solo era mi amigo, solo quería ayudarme. No podía seguir soñando despierto con que un día haría algo más que mimarme y cuidarme. Entré en la escuela notando su mirada fija. Sabía que no se iría hasta que entrase. El examen duró las dos horas esperadas. Era difícil, pero cuando vi que podía responder a todo, me sentí confiado. Lo entregué con una sonrisa, sabiendo que pronto estaría ayudando a Julia legalmente.
—¿Cómo ha ido? —Me preguntó Soonyoung cuando llegué a su lado. Tan puntual como siempre, había estado esperando por mí a la hora prevista.
—¡Lo he bordado! —Le chillé feliz saltando sobra él teniendo cuidado de no desestabilizarle. Su pierna herida podía doblarse con facilidad ante un peso inesperado.
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Los hombres de El valle 2 - El militar y el olvido (Soonhoon) [+18]
RomanceSoonyoung ha tenido un secreto durante años, pero las circunstancias siempre le impiden confesarlo. Tres años después de una pesadilla tras otra y con una carga emocional sobre sus hombros por los efectos secundarios de su tiempo en el ejercito, enc...