Extra II - William

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Los chicos se peleaban por una jugada a la que yo no le había prestado atención. Mi cabeza no estaba en el juego. Desde que había vuelto al pueblo, no había podido dejar de pensar en aquel hombre que me había cautivado desde el primer momento en el que pisé el bar. Cuando sonrió... Estaba completamente perdido por él. Jugamos una buena partida, disfrutamos de una noche de locura como si tuviese treinta años menos. Era la primera vez en mucho tiempo en el que me sentía tan feliz. Había intentado alguna que otra vez tener una relación, pero nunca había funcionado. Al final, me di por vencido, me gustaba la vida de soltero que llevaba en El Valle. Al menos, me encantaba hasta que Seungcheol me metió la idea en la cabeza de que estaría mejor si podía compartir mis años de jubilación con alguien. Ese chico...

—La tierra a William, la tierra a William —Me dijo Juan en el oído, sobresaltándome.

—¿Tú quieres que me dé un infarto? —Me quejé, llevándome la mano al pecho—. Se lo voy a decir a Olivia —Le amonesté.

—Bueno, bueno, lo importante es que has vuelto —Comentó Logan con preocupación—. ¿Se puede saber qué pasa? Llevas una semana como ido.

Antes de poder contestarle y responder con alguna mentira porque ni yo sabía lo que me pasaba, sonó mi teléfono. Fruncí el ceño al ver el nombre de Seungcheol con la foto que él mismo había programado. Normalmente me mandaba un mensaje, no era común que llamase salvo si era una emergencia. ¿Le habría ocurrido algo?

—William, menos mal que lo has cogido —Ante el alivio de su voz, me preocupé aún más, los chicos parando el juego al verme enderezarme en el asiento—. Esta noche tienes que venir a cenar con nosotros —Abrí la boca para contestarle con alguna excusa, pero no me dio tiempo—. No aceptaré un no por respuesta como las otras veces. Seungkwan dice que va a hacer canelones como los de la mamma Carolina —Volví a intentar protestar no queriendo molestar e inmiscuirme en su vida. Pese a las creencias de mi abogado favorito, no estaba solo en el mundo—. A las siete te esperamos y ponte guapo, por favor, será una noche elegante.

Me quedé con el teléfono en la mano mientras pitaba el sonido de corte de línea. Me había colgado. ¿Dónde estaba el chico tímido que llegó al pueblo asustado? Los demás me miraban expectantes, siendo peores que las marujas de las telenovelas.

—Parece ser, que esta noche tengo una cena —Suspiré, sabiendo que no había escapatoria y que mi plan de cenar frente al televisor y lamentarme de no haberle pedido el teléfono no iba a ser posible—. Tengo que acabar pronto nuestra velada, ¿Lo del sábado que viene sigue en pie?

—Dios, William, tu chico es una fuerza de la naturaleza —Rio Juan, palmeando mi espalda—. Llevo el vino, vosotros ocuparos de la comida.

—Mi Greenger ha dicho que más os vale tener apetito, va a ser sus mejores platos —Asintió Adam llevándose un cigarro a los labios. Al parecer, había vuelto a recaer en el tiempo en el que había estado fuera—. No me miréis así, es difícil quitarse los viejos hábitos —Se quejó ante nuestras miradas de acusación.

—Venga, William, no hagas esperar a tu niño o recibiremos nosotros su ira —Rio Logan—. Ya nos veremos esta semana y nos repartimos entre los dos que otras cosas traer.

Los tres traidores me hicieron gestos con las manos para que me marchase. Siempre se divertían cuando me engatusaban con algún plan sin que pudiese negarme. No tardé mucho en volver a mi casa y prepararme. Me cambié de camisa y volví a colocarme mi chaqueta favorita. Las cenas en el ranco nunca eran demasiado formales y cualquier vestuario servía. Sin embargo, yo era adicto a los trajes. La edad no me había quitado la necesidad de ir siempre impoluto. Cogí el coche y sonreí, feliz de poder regresar con los chicos. Me quejaba de la interrupción de mi tranquilidad y solía negar, pero la realidad era que lo disfrutaba. Pese a los problemas que lleguen a tener sus residentes permanentes y sus inquilinos, era un hogar lleno de risas y color. Si me negaba, era por no molestarles. Nadie quería tener allí al abuelo de turno. Además, ya conocía lo suficiente a Seungcheol para saber cuándo tramaba algo y solía aprovechar las cenas para ello.

Los hombres de El valle 2 - El militar y el olvido (Soonhoon) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora