Extra IV - William

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Llegar a la comisaría se había convertido en mi principal misión. Junsoon parecía querer echar a correr en cualquier momento. Los nervios cargaban el aire de tensión y en mi cabeza no dejaban de llegar pensamientos sobre lo que ocurriría: ¿Quién sería el testigo? ¿Qué pruebas habría? ¿Se podría lograr algún tipo de permiso por sus problemas médicos para que no estuviese en el calabozo? La pérdida de memoria podría usarse como algún tipo de atenuante. Sin recuerdos, no podía defenderse a sí mismo y era la palabra contra la de los demás que le describirían como un buen hombre. Mi primera misión debía ser que no pasase más noches de las necesarias en la comisaría y después nos centraríamos en el futuro juicio. Ese chico no era un asesino y lo iba a demostrar.

—Todo irá bien —Le dije a Junsoon colocando mi mano en su rodilla cuando llegamos a comisaría—. Ahora, a por tu chico. Yo iré a descubrir lo que ocurre.

Soonyoung y Seungcheol acudieron a nosotros en cuanto nos vieron aparecer. Padre e hijo se abrazaron antes de volver a las sillas. Junsoon le consolaba con dulces palabras que no llegaban a nuestros oídos. Le pedí a Seungcheol que se llevase a los dos hombres a alguna cafetería que estuviese abierta y procedí con mi misión. Busqué al oficial a cargo de la investigación de Jihoon. Había muchos problemas que solucionar, pero en cuanto los dejase listos, me iba a jubilar por completo. Ya no iba a retrasarlo más. Jihoon iba a ser el último hombre al que defendería o ayudaría como abogado a cargo.

—Buenos días, Mike —Saludé al hombre de bigote distinguido y aspecto de policía de la vieja escuela, sonriendo de oreja a oreja. Siempre que me tocaba él, era divertido—. Soy el abogado de Lee Jihoon. Quiero saber de qué se acusa a mi cliente y hablar con él inmediatamente.

—William —Me respondió secamente, no era de su agrado. Siempre que aparecía, le complicaba su trabajo—. Siéntate y te pongo al día.

Me explicó lo que ya sabía por parte de Seungcheol: había un testigo que juraba haber visto a Jihoon provocar el incendio. Aquella era la única prueba que tenían. Jihoon no podía defenderse por culpa de su memoria y era lo que le retenía allí. Habían investigado sus cuentas congeladas por el paso del tiempo y no había habido ningún movimiento desde su último cheque el día del incendio. No habían encontrado tampoco otras cuentas vinculadas a él ni se podía demostrar que hubiese provocado otros fuegos para cobrar seguros. Estaba completamente limpio. No tenían nada verdaderamente sólido.

—¿Os dais cuenta de que le acusáis sin fundamento? Las heridas que tiene en la espalda, el rostro y parte del cuerpo no pueden ser explicadas si él produjo el incendio. Posiblemente el golpe en la cabeza tampoco pueda serlo, deberías mirar su expediente y comprobarlo. Habías ido a por él por las palabras de un hombre que por lo que sé pudo haber sido el culpable o pagado por él—Le dije, aunque no tenía seguridad en ello, que apareciese de pronto un testigo me parecía demasiado conveniente. Sin embargo, no indagaría más con Mike hasta que no supiese por completo como actuar. No iba a dar una oportunidad para que desestimasen el caso o el testigo huyese.

—Maldito William —Murmuró entre dientes pensando que no podría oírle—. Es un buen argumento —Llamó a su compañero—. Pide los registros médicos del señor Lee y tráemelos enseguida —Se giró hacia mí—. ¿Contento?

—Mucho, pero más contento estaría si volvieses a interrogar al testigo y me dejases hablar con él para comprobar si su informe corresponde con lo que dice días después. Otro tema interesante sería saber quien es el cuerpo que se confirmó como Jihoon y, hazte un favor, compra una corbata nueva, el verde no te favorece —Sonreí angelicalmente ante su mirda de enfadado. Era siempre un placer hablar con él.

—No me digas como hacer mi trabajo, William —Se quejó, pero, como siempre, me haría caso. Tendía a dar en el clavo y la policía solía trabajar más despacio de lo que lo hacía mi mente. Ya lo aprendería cuando llevase tantos años como yo en este mundo—. Sabrina, dirige al señor Johnson a la sala de interrogatorios donde tenemos al señor Lee. Tiene una hora para ver a su cliente y después hablaremos con ellos.

Seguí a la mujer por los pasillos de la comisaría hasta que paramos en la puerta correcta. En cuanto Jihoon me vio, su sonrisa se amplió y se incorporó en la silla, más seguro de la situación. La espera debió ser una tortura. Despaché al policía y me senté frente a él. No me gustaba verle esposado como un delincuente. Había trabajado con muchos en una época de la que quiero olvidarme y Jihoon no era uno. Crucé las manos sobre la mesa antes de mirarle con seriedad.

—Jihoon, necesito que me expliques si ha sucedido algo extraño o has recordado algo desde que empezaste a trabajar.

—Oh...—Bajó la mirada al suelo y supe que había sucedido algo.

—Necesito que me cuentes todo para que pueda ayudarte —Le dije—. Cualquier cosa, por pequeña que parezca me podría servir.

Me explicó lo que había ocurrido con los mensajes y que el capitán sabía sobre esto. Había llegado a borrar algunos, pero no todos y conservaba las llamadas recibidas en el historial. Aquellas amenazas podían ser usadas a su favor, tendría que hablar con el oficial de nuevo para que tirase de ese hilo. No podía ser casualidad. También me contó que había recordado que uno sus compañeros tenían interés en él y lo había hablado con uno de los fallecidos: Vlad.

—¿Algo más? —Le pregunté para asegurarme.

—Cuando me trajeron aquí tuve otro recuerdo —Me confesó—. No sé si será útil, pero me vi esposado a un tubo mientras alguien me gritaba.

—Gracias, Jihoon. Cualquier cosa, les dices que tienes que hablar con tu abogado. No les digas nada, sin que esté yo contigo.

Poco tiempo después llegó el oficial al mando para interrogar a Jihoon. Él permaneció en silencio salvo cuando yo le decía que podía hablar. Contarnos lo ocurrido con los mensajes y ante la falta de pruebas sabía que pronto llevaríamos a Jihoon a casa a falta de un juicio. Pese a ello, iban a mantenerlo 48 horas en el calabozo por si sucedía alguna novedad en las investigaciones en curso. Se aceptó que Jihoon podría ver a sus amigos una vez y brevemente y que el testigo estaría allí a la mañana siguiente. El hecho de que ahora se encontrase en la ciudad me parecía demasiado conveniente, pero no diría nada.

La visita con Soonyoung y Seungcheol fue muy emotiva. Ambos le aseguraron que todo iba a salir bien y yo le prometí que haría todo lo que estuviese en sus manos. Junsoon, cuando terminamos, nos condujo al motel más cercano, el mismo lugar en el que Seungcheol casi muere. Aun así, el chico no parecía afectado. La única reacción que hubo fue cuando Junsoon pidió una cama doble en una habitación y dos camas para otra.

—Papá... —Dijo Soonyoung mientras Seungccheol se llevaba la mano a la boca emocionado.

—Os hemos estado haciendo sufrir un poco —Contestó Junsoon sonrojándose—. Pero estamos juntos —Me besó en la mejilla y sonreí.

—¿Eso significa que te quedas en El Valle? —Preguntó Soonyoung.

—Eso, eso, ¿Te quedas? —Pregunté yo logrando que pusiese los ojos en blanco.

—Hijo, con William o sin él, me iba a quedar. Ya te dije que mi hogar iba a ser donde estuvieses. No iba a perder más tiempo lejos de ti ahora que te he recuperado.

Padre e hijo se abrazaron con fuerza antes de que nos separásemos por grupo para descansar. Había sido una noche muy larga y para cuando nos metimos en la cama eran las cuatro de la madrugada. Respondimos las preguntas de mis amigos que se habían quedado preocupado y nos abrazamos, dejando que el sueño llegase a nosotros. No esperaba un día aún más largo y una buena lucha hasta que lográsemos convencer a todos de la verdad: no había sido Jihoon.

A esta altura, el pueblo entero se habría enterado y estaría preparándose para una fuga si hacía falta. La comida llegaría al rancho como sucedía siempre que alguien pasaba un mal momento y habría protestas por todas partes. Sonreí, al pensar que si fuese por ellos, ya habría un tumulto airado con piquetas en la puerta de la comisaría. Así quera El Valle, defendiendo a los suyos con uñas y dientes.

Miré a Junsoon dormido en mis brazos y sonreí. Iba a sacar a Jihoon de esta y Junsoon se convertiría en alguien permanente en mi vida. En el futuro veía una buena jubilación, mi casa vacía llena de color ahora que el hombre estaría allí y una nueva familia, increíblemente extensa, con la que hacer celebraciones. Cuando todo terminase, le pediría a Junsoon que se mudase conmigo. No había tiempo que perder.

Los hombres de El valle 2 - El militar y el olvido (Soonhoon) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora