Capítulo 10 - Woozi

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Soonyoung había reservado una habitación en Cuero y cuerdas para nosotros donde habíamos dejado mi mochila. Seungcheol, Seungkwan, Jun y Mingyu querían bailar y yo quería disfrutar un poco de la pista con ellos. Quería un poco de diversión adulta con mis amigos. La música me hacía vibrar mientras me movía como si no hubiese un mañana. Cerré los ojos y me dejé llevar. Unas manos se posicionaron en mis caderas y un cuerpo se movió conmigo al son de la música. Sin embargo, no tuve miedo. El característico olor de Soonyoung podía ser reconocido en cualquier lugar.

—Dulce flor, cuando bailas eres como una sirena hipnotizando a los hombres.

—¿Y tú has caído en mi encanto? —Apoyé la cabeza en su pecho con los ojos cerrados.

—Siempre caigo —Su risa vibró en mi pecho por la cercanía—. Ese idiota es tonto por no querer estar contigo, cualquiera mataría por ti. Mira ahora, por ejemplo, soy la envidia de la discoteca. Podrías tenerlo a todos en tus manos.

De pronto, abrí los ojos. Seungcheol había apoyado la mano en mi hombro y me miraba preocupado. Seungkwan trataba de que no nos arrollase la gente mientras Jun y Mingyu me cuidaban, estando cerca para darme apoyo. No sabía que estaba pasando. Hace uno minutos bailaba con Soonyoung y ahora... Giré la cabeza ignorando las preguntas de mis amigos, y allí estaba mi oppa hablando con Jeonghan. Cuando me miró debió ver algo en mi rostro porque se levantó y comenzó a acercarse alarmado.

Desconcertado y aturdido, me zafé de quien me sujetaba y corrí hacia la salida. Necesitaba aire. Las imágenes se agolpaban en mi cabeza. «¿Cómo ha ido el día, Jihoon?» oía preguntar a un Soonyoung que preparaba la cena. «Lo siento, señor, Jihoon tiene que venir conmigo. Nuestra madre ha empeorado», decía un Soonyoung que me rescataba de una cita fallida. Cenas, comidas, helados tras un mal día, viajes, risas, todo comenzó a llegar a mi mente, uno tras otro. Visitas a nuestro club favorito, los oppa Soonyoung que le dedicaba, las vueltas en moto... Lo recordaba, lo había vuelto a recordar todo. Era mi compañero de piso, era mi mejor amigo, era mi familia, era... Las lágrimas se desbordaron por mi rostro mientras volvía a revivir el último día juntos.

«—Soonyoung, esto ha llegado muy lejos. No puedes seguir así —Le grité golpeando la mesa con frustración—. Vas a morir y te vas a arrepentir de todo ¡Joder!¡Pones en peligro tu vida por cabrear a tu padre!

—Tú no lo entiendes y no lo vas a entender nunca. Nunca conociste a tus padres, no sabes lo que es.

Sus palabras fueron como un puñetazo. No tenía derecho a mencionarlo. Atacarme con lo que más me dolía era un golpe bajo, pero iba a tragármelo porque Soonyoung necesitaba oír mis palabras, antes de que lo estropease más o se disculpase.

—No sabré sobre padres, pero las casas de acogida me han enseñado a juzgar a las personas. Tu padre la habrá cagado, pero ninguna historia es blanca y negra. Sé lo que es que te odien o que no te soporten como hijo y te puedo asegurar que tu padre no se comporta como esas personas —Le chillé, incapaz de mantener el tono de voz normal. No soportaba pelearme con él—. Vete, lárgate, vuelve al ejército, pero vivir en el pasado va a matarte ¡Gilipollas! ¡Si mueres, no pienso llorarte!

Salí de allí encerrándome con un portazo en mi habitación. Mi corazón tardó mucho en volver a su ritmo normal y, cuando la puerta de la calle sonó, me metí en la cama. Lloré por la pelea, lloré porque un día Soonyoung no volvería por esa puerta, todo por vengarse del hombre que le dio la vida.»

—Shhh, todo va a salir bien, cariño —Murmuró Soonyoung despertándome de mi recuerdo. Sus brazos me rodeaban y yo lloraba desconsolado.

Me limpié las lágrimas y le observé. Era la misma persona que hace tres años, pero con más marcas causadas por la guerra y la edad. Seguía siendo mi Soonyoung, mi ancla, la persona que cuidaba de mí sin pedir nada a cambio. «Y le deseaste la muerte» dijo una voz horrible en mi cabeza, la culpa. Justo antes de que fuese secuestrado y torturado durante un año en el desierto. Negué con la cabeza para alejar esos pensamientos, no podía planteármelo ahora, era demasiado. Exigí que Seungcheol viniese. El cariño de Soonyoung con el que siempre había soñado, el pasado que compartíamos y el presente distorsionado solo lo empeoraba. Necesitaba espacio y pensar. Quería a mi mejor amigo y alejarme de él. Quería gritarle por haberme engañado y abrazarme a él por volver a mi lado.

Los hombres de El valle 2 - El militar y el olvido (Soonhoon) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora