Capítulo 9 - Soonyoung

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Jihoon había descubierto su nombre y había recordado la fiesta que le dieron por ser teniente, fiesta a la que no había acudido por estar en Oriente Medio. La culpa me embargó como cada vez que recordaba todos los momentos importantes para mi amigo que me había perdido por un trabajo que tomé por odio. Dejé mis sentimientos de lado y me giré para observar mejor al capitán. Tenía que hacerle partícipe de lo que sabía pues no podía dejarle investigar a ciegas cuando yo era parte de la vida de Jihoon, podía ayudar.

—Le conoces ¿Verdad? —Ante mi sorpresa, se explicó—. Está escrito en tus ojos —Me dijo cruzando las manos sobre el escritorio.

—He sido su amigo durante años —Le conté, sin detallar, por qué había desaparecido tres años, cómo había dado con él pese a que me dijeron que Jihoon había muerto y cómo Jeonghan me había aconsejado recordar a su ritmo.

—Entiendo, entonces tendrás más información para mí. He visto florecer a ese chico desde que llegó al rancho. Si puedo ayudar, lo haré. Además, no nos vendría mal un teniente que no saliese corriendo por no soportar la vida en el pueblo. Sería un tesoro, más aún con su expediente.

—El capitán, Joaquín Pérez, me informó de que hubo un incendio en el polígono industrial. Se había creado en una nave de pesticidas por lo que todos sabían que era un riesgo.

Jihoon, Vladmir, Bukowski y los demás entraron siguiendo órdenes. Todo estaba sucediendo según el protocolo, pues habían informado después que la nave estaba vacía. Solo tenían que asegurarse de que no hubiera nadie, algún vagabundo buscando refugio para la noche o niños aprovechando la ocasión para montar una fiesta. De pronto, Jihoon avisó de que algo no iba bien y ordenó que se replegasen. Las comunicaciones se perdieron. Hubo una explosión en tan poco tiempo que nadie pudo evitarlo. Al parecer, habían dejado químicos aún pese a que debían haberlo sacado todo en el momento en el que quebró. Para cuando pudieron entrar, solo quedaban cinco cuerpos identificados como ellos y solo uno de los seis fue capaz de salir ileso.

—No me gusta —Indicó el capitán—. Si han sido identificados sus restos, significa que alguien ha tenido que falsificarlo, pero ¿Por qué? —Señaló la foto del expediente—. Entre sus heridas, sus recuerdos y el parecido, se confirma que Jihoon está vivo, pero ¿Por qué se han tomado las molestias de crear un fallecido a su nombre? ¿Por qué no inculparle y decir que se ha dado a la fuga?

—Hasta ahora no me lo había cuestionado. Solo me he centrado en que estaba vivo y no me he preocupado en los por qué —Suspiré, ¿Cómo no lo había planteado? Soy militar, debería haber pensado en posibles problemas y como resolverlos —Tenga cuidado, por favor, no sabemos qué ha ocurrido y no me gustaría que tenga problemas.

—Lo tendré. Si recuerdan algo Woozi o tú, llamadme —Me tendió su tarjeta, pero en el reverso me escribió su número privado—. Decidle a Jeonghan y los demás que oculten lo que hemos descubierto que no mencionen su nombre.

Dejamos atrás su despacho y encontramos a Jihoon riendo por alguna historia que le estaban contando. Cuando me vio su sonrisa se amplió, sus ojos brillando. Aquella era la imagen que quería conservar el resto de mi vida. Deseaba grabar esa sonrisa para que no desapareciese nunca. Quería ayudarle y evitarle cualquier mal ¿A qué estaba esperando? ¿A qué recordase? Había perdido mucho tiempo. Llevaba enamorado de Jihoon desde que llamé por teléfono al número del anuncio que me cambió la vida. Era un tren de alta velocidad que me había arrollado. Había buscado excusas, una tras otras, para no arriesgar nuestra amistad. Incluso ahora que había dejado de ocultarlo seguía poniéndolas.

Aquella noche, Jihoon se acostó en cuanto lo arropé. Había tenido un día agotador. Los recuerdos de su vida como bombero seguían apareciendo, aunque despacio, pero le llenaba de un peso que notaba al acostarse. Después de relatar a su familia la historia, había sido demasiado para él y había tenido que arrastrarle a la cama. Yo también estaba agotado, pero no había forma de que me durmiese. Mi padre estaba teniendo una cita y no me sentía bien, sabiendo su preocupación en nuestra llamada antes de la cina, sin saber si había llegado bien. El miedo a lo que podía haber pasado en el incendio. Para colmo, no podía dejar de pensar en cómo hablar con mi mejor amigo para confesarle que quería explorar lo que teníamos.

Los hombres de El valle 2 - El militar y el olvido (Soonhoon) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora