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2007

Se acercaba el día de la presentación en el festival. Se trataba de algo local, con bandas emergentes de poca trayectoria en un club, que si bien tenía pocas localidades, estaban todas vendidas. 

Su banda luego de muchas discusiones por fin tenía nombre. Se llamarían Lost Cause,  y tuvo más que ver con el hecho de sentir que encontrar un buen nombre era una causa perdida, que con el convencimiento de que era el mejor nombre que podían tener. 

Sólo quedaba un día para el show, la lista de temas estaba completa y las notas sonaban en correcta armonía. Nacho se retrasó un poco más de lo deseado y los integrantes del grupo comenzaron a impacientarse. 

Celeste, que presenciaba cada uno de los ensayos desde el mismo sillón, jugueteaba con sus dedos sobre un cuaderno de tapa dura, mientras tomaba un té helado, bebida que el resto de los presentes encontraba desagradable. Alejandro afinaba el bajo y Agustin giraba en el asiento de la batería. 

-¿Podes dejar de hacer ese ruido?- dijo Juan. Las palabras salieron en un tono elevado que interrumpió la atmósfera de incertidumbre del silencioso garage. Juan clavó su mirada en Celeste y sus primos lo hicieron en él. 

 -Perdón, no me di cuenta que molestaba. - respondió ella incorporándose un poco. Sus miradas se desafiaron con intensidad. Cuando por fin iban a volver a hablar, apareció Nacho tomándose su garganta y sosteniendo un papel en la mano. 

Todos lo miraron sorprendidos. 

-¿Qué te pasó Nacho? Nos tenías preocupados. - dijo Alejandro caminando a su encuentro.

Nacho negaba con su cabeza con ambos ojos a punto de desbordarse. Se acercó a Celeste y le quitó el cuaderno. Tomando una lapicera comenzó a escribir, mientras todos los integrantes del espacio se acercaban sin entender lo que sucedía. 

ME QUEDÉ SIN VOZ. 

VENGO DEL HOSPITAL DONDE ME INYECTARON UN CORTICOIDE. PERO NO CREO QUE PUEDA CANTAR. 

Al terminar de leer un grito de fastidio invadió el lugar. Juan soltó su guitarra y prácticamente la arrojó al piso. Agustín pateó el banco de la batería mientras Alejandro se tomaba la cabeza con ambas manos. 

-¡No podemos tener tanta mala suerte!- repetía Alejandro con su vista en el suelo. 

-¿Dónde vamos a conseguir un cantante para mañana? - agregó mirando a sus compañeros.

El silencio los inundó. Nacho volvió a escribir en el cuaderno.

PERDÓN. LES JURO QUE NO SE QUE PASÓ.

Celeste se levantó y lo abrazó con fuerza, lo que fue suficiente para que las amenazantes lágrimas por fin se dignaran a salir. 

Alejandro y Agustin contemplaban la escena pero presos de la bronca no eran capaces de hablar. Juan emitió un largo bufido y comenzó a caminar hacia la puerta para retirarse. Cuando Celeste sintió que su amigo recuperaba el ritmo de su respiración se separó un poco y mirando a sus primos habló.

-Yo puedo cantar. - dijo apretando los labios inmediatamente después, como si se hubiese arrepentido.

La expresión de los chicos cambió de manera vertiginosa. Nacho sonrió y la mirada de sus primos adquirió algo parecido a la esperanza. Pero Juan que había detenido su marcha giró de manera violenta, al ver que aquello comenzaba a ser una alternativa real para el resto del grupo, negó con la cabeza. 

-¿Acaso ahora somos una banda de chicas?- gritó indignado. 

Nadie le respondió inmediatamente. Celeste buscó su mirada y al ver que solo recibía desprecio de su parte prefirió no hablar. 

Nacho volvió a tomar el cuaderno. 

ES PERFECTO. 

CELE ES LA MEJOR CANTANTE QUE CONOZCO.

 SABE TODOS LOS TEMAS Y TIENE UNA VOZ QUE LOS VA A DEJAR MUERTOS. 

DENLE UNA OPORTUNIDAD. 

 Juan seguía negando con la cabeza. No podía sentirse más enojado. 

-Creo que es nuestra única opción. - dijo por fin Alejandro aún con duda en su voz. Nunca la había escuchado cantar. 

-No hay tiempo para buscar a otro y no pienso perder esta oportunidad. - agregó Agustín, con algo más de convicción. 

Los cuatro miraron a Juan, que seguía negando con la cabeza. 

-¿Vas a cantar AC/DC? - le preguntó incrédulo a Celeste. 

Ella abrió grande sus ojos, de repente todos la miraban esperando su respuesta. 

-Pensé que podíamos modificar un poco la lista de temas. - dijo con gesto dubitativo.

-¿Querés cantar Mariah Carey? - dijo sarcástico Juan. 

Celeste se le acercó con paso decidido. 

-No, me gusta el rock y no veo por qué te molesta tanto que una chica cante rock. Sólo tenemos que buscar los temas que mejor se adapten. - le dijo una vez más con una desconocida valentía, que sólo él lograba aflorar. Recogió la guitarra que se encontraba en el suelo y se la colocó delicadamente en el hombro, demorando el contacto de su mano con su cuerpo. 

-Mejor empecemos a ensayar, porque hoy soy tu mejor opción.- agregó clavando sus grandes ojos verdes en él. 

Juan no sabía si su falta de respuesta se debía a su enojo o a lo que tenerla tan cerca le había producido. Decidió bajar la vista y al notar que sus compañeros se dirigían hacia sus instrumentos no le quedó otra opción que acceder. 

-¿Qué sugieres entonces? - le preguntó sin mirarla Juan. 

-Empecemos con Sweet child of mine - respondió ella tomando el micrófono que le alcanzaba Nacho. 

Cuándo sonó la melodía que tantas veces había escuchado, Celeste se paró frente a la batería buscando la mirada de su amigo, sabiendo que era el único que alguna vez la había escuchado cantar. Separó los labios un poco y los humedeció ligeramente y justo en el tiempo correcto, las palabras salieron dulces y afinadas, envolviendolos a todos con tanta intensidad que los colmó de emoción. 

Durante los 05:02 minutos que duró la interpretación, nadie podía adivinar que era la primera vez que hacían el tema juntos. Era un acople perfecto. 

No había terminado de sonar la última nota cuando Alejandro y Agustin comenzaron a aplaudir y Nacho se sumó con entusiasmo. Sus primos la abrazaron felices, sintiendo que la inesperada falta de voz de Nacho, podía ser finalmente una oportunidad.  

En la algarabía del festejo Celeste buscó la mirada de Juan, quien si bien no había sonreído, entrecerró los ojos con suspicacia demostrando que había superado sus expectativas. Y eso fue suficiente para que Celeste adquiriera la  confianza que necesitaba para hacerse cargo de aquel desafío. 

Otra tonta canción de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora