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2008

Juan no podía dejar de mirar hacia la ventana del cuarto de Celeste. Verla irse tan rápidamente luego de la sorpresiva llegada de su familia lo estaba volviendo loco. 

No podía reprocharle nada a Norma. Sabía que tenían buenas intenciones pero no podía haber sido más inoportuna. 

Volver a ver a Jesica había resultado agradable, sin embargo la ausencia de Celeste ocupaba el centro de sus pensamientos. 

Cuando terminaron de almorzar, aprovechó para distanciarse un poco. Mientras todos se acomodaban en la sombra del único árbol del jardín para disfrutar del postre, fingió ir al baño y se sentó en el sillón de la sala de ensayos.  

Sonrió al ver el anotador floreado de Celeste y tomó el bajo de Agustin para entretenerse un poco. No era su guitarra pero se defendía. 

Tocaba notas sueltas cuando Nacho ingresó con dos helados en la mano. 

-¿Cómo estás Juancho? - le preguntó intentando sonar como cuando eran niños y ofreciéndole uno de los helados. 

Juan dejó el bajo sobre la mesa y tomando el postre le agradeció con un gesto de su cabeza. 

-Como siempre, un poco más malhumorado.- le respondió introduciendose una cucharada en la boca. 

-¿Más que de costumbre? Supongo que la invasión de tu familia tiene algo que ver. - le dijo Nacho. 

Juan sonrió, la mueca que hizo Nacho con su boca le recordó su infancia, y eso lo alegró.

-Todavía me conoces. ¿Vos cómo estás? Casi no hablamos solos desde que volví. - le preguntó Juan interesado.

-Yo bien, o lo mejor que puedo. Los chicos son buenos amigos y Celeste..- eliminó un largo suspiro en referencia a ella que puso en alerta a Juan. 

-¿Qué hay entre ustedes?- le preguntó sin pensar. 

Nacho se mostró sorprendido y divertido a la vez. 

-¿Cuánto te interesa saber? ¿Querés los detalles? - le dijo buscando una reacción que no tardó en llegar. Juan abrió grande sus ojos, pensar que en verdad tenían algo que ver de repente derrumbó su mundo.

Nacho le dió una palmada y comenzó a reírse con ganas.

-Tranquilo, tranquilo. Celeste es la mejor persona que conozco, es una gran amiga, no hay nada más que eso entre nosotros. Es la única que conoce todo de mi. - dijo intentando controlar la risa.

Juan lo miró con cara de pocos amigos. ¿Qué le resultaba tan divertido?

-Pero por lo que veo a vos te interesa demasiado. - lo increpó, tomándolo desprevenido. Juan quiso negarlo pero Nacho continuó hablando:

-Está bien, a ella le pasa algo parecido. Son los mejores amigos que tengo, no puedo desear más que cosas buenas para ustedes. Pero si te gusta de verdad no vayas a medias. Amigo, no se que te hizo cambiar tanto, pero el Juan que yo conocía era fuerte, decidido y sobre todo intentaba hacer feliz a los que quería. Ella se merece a ese Juan. - le dijo con sinceridad. 

Él asintió bajando la vista, sabía que era cierto, pero no estaba seguro de poder lograrlo. 

-Seguís siendo un gran amigo Nacho. - le dijo terminado su helado. 

-Me podes contar porque Celeste me dijo que ustedes nunca podrían ser algo más que amigos. No quiero sonar pesado, pero la abrazas todo el tiempo, cuchichean y se ríen. No te entiendo. - le dijo curioso, robándole una nueva sonrisa a su amigo, con el que de a poco volvía a sentirse tan a gusto como en el pasado.

-Digamos que no es mi tipo.- le respondió Nacho y al ver que Juan no terminaba de comprender agregó:

-Ni ella ni ninguna mujer, hace un tiempo descubrí que me gustan los hombres.- dijo y la frase casi no se escuchó, de repente había bajado la voz y perdido toda la confianza que solía tener al hablar. 

- Y ¿por qué lo decis como si estuviera mal? - le dijo Juan buscando su mirada. 

-Es genial que lo tengas claro. - agregó, apoyando su mano sobre su pierna.

-Bueno… creo que para mis padres, a lo mejor no es tan genial. - dijo Nacho con algo de tristeza en su voz.

-Creo que tus padres sólo quieren que seas feliz, no creo que importe con quien, o al menos no debería. Igual, el primero que lo tiene que tener claro sos vos. No tenes porque ocultar lo que sentís. Y si hay alguien que te hace sentir así que se pudra. Amigo, sos una gran persona, amá a quien quieras y se feliz. - le dijo Juan apretando su brazo con cariño. 

Nacho intentó que no le ganara la emoción, pero escucharlo hablar y que sus palabras sean tan parecidas a las que solía decirle Celeste lo llenó de esperanza. A lo mejor no era tan malo decir lo que sentía. 

Cuando Juan notó que su amigo se emocionaba, se acercó y lo abrazó. Nacho se sintió seguro y se dejó llevar. Cuando por fin recuperó el ritmo de su respiración, se separaron un poco.

-No dejes que sea un amargado.- le dijo Juan tomando distancia. 

-Recordarme siempre lo que es la amistad. - agregó, volviendo a su lugar.

-Como buen amigo te digo: no dejes pasar lo que te pasa con Celeste. - le respondió Nacho secando sus lágrimas. 

Juan asintió y en ese momento tomó una decisión. 

Otra tonta canción de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora