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2021

Celeste notó que la claridad comenzaba a molestarle, sentía que cada fibra de su cuerpo podía recordar el tacto de Juan y aún podía disfrutarlo. Sin abrir los ojos, extendió una de sus manos para buscarlo, pero aunque insistió sólo pudo encontrar las sábanas frías. 

Se incorporó y recorrió la habitación con su vista en busca de algún rastro que le diera la esperanza de que él continuaba allí y sin embargo no tardó mucho en reconocer que estaba sola, otra vez.

Volvió a acostarse y emitió un largo grito ahogado de frustración, atrapando una almohada entre sus dedos, la cual exprimió hasta que sus fuerzas se fueron agotando. ¿Por qué se había ido? ¿Acaso no había sentido lo mismo que ella? ¿Por qué con él todo resultaba tan complicado? 

Recordó entonces su mano y tuvo la certeza de que allí estaba la clave para intentar comprender por qué insistía en alejarse de lo que sentían cuando estaban juntos. 

Se duchó y terminó de arreglar sus cosas. Esa misma tarde debía partir para Buenos Aires. Pedro no tardó en aparecer para repasar su agenda. 

Compartieron un desayuno en la habitación, mientras lo escuchaba sin prestarle demasiada atención. 

-Vas demasiado rápido, Pedrito.- le dijo apoyando su taza de café sobre la mesa. 

-Voy como siempre, creo que la que está un poco distraída sos vos. ¿Todo bien anoche? -le preguntó con curiosidad.

-Si, anoche sí. - respondió ella amargamente.

-¿Quienes eran tus invitados? - le preguntó y al ver que ella negaba con la cabeza agregó rápidamente - y ni se te ocurra mentirme.- 

Celeste río por un instante, llevaba tantos años con Pedro, que se conocían demasiado, le recordaba a Nacho y por eso lo había contratado demasiados años atrás.

-Es alguien de mi pasado, alguien a quien llevaba tiempo sin ver, pero no sin extrañar. Igual…- no pudo terminar la frase porque sin aviso las lágrimas se asomaron a sus grandes ojos verdes. Todo lo que recordaba resultaba poco, al lado de la noche que habían compartido. Poder besarlo, acariciarlo, escuchar su respiración tan cercana sólo habían confirmado que uno no olvida a quien realmente ama. Pero su huida, una vez más, volvía a romperle el corazón, de una manera, que temía, esta vez, era definitiva.

Pedro se acercó y la abrazó, la dejó desahogarse y cuando notó que podía volver a hablar se separó un poco.

-No te des por vencida, siempre hay una manera y vos sos especialmente buena en seguir adelante. Sabes que estoy para lo que necesites. Si queres posponemos algunos eventos. Es tiempo de descansar, podemos comenzar a trabajar en un nuevo disco con más calma. - le dijo secando una de las lágrimas que aún descansaba sobre su mejilla. 

-Gracias.- dijo ella tomando un pañuelo descartable para limpiarse los ojos. 

-Veamos de nuevo las actividades si queres. - dijo luego de una breve pausa Celeste, sonriendo sin mostrar los dientes y tomando una antigua agenda floreada donde solía anotar su cronogramas. 

Pedro comenzó a hablar y cuando Celeste abrió el mes de noviembre una gran sonrisa se asomó a sus labios.

-¿Qué pasó? - le preguntó Pedro, notando el cambio en su expresión.

-Ya se que puedo hacer. - le respondió ella señalando con su dedo un círculo rojo que indicaba la fecha en que Olivia cumpliría 15 años. Recordaba haberla marcado cuando regresó de la fiesta, antes de que Juan volviera al hotel y estaba muy agradecida por haberlo hecho. 

Una pequeña luz de esperanza comenzaba a aparecer en el horizonte, tenía dos semanas para planear sus pasos y esta vez lo haría bien. 

Otra tonta canción de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora