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2007

La euforia por la gran actuación en el festival duró mucho más de lo imaginado. Si bien Nacho había recuperado su voz, decidieron que Celeste continúe formando parte de la banda. Hacían temas juntos y separados. El mes que siguió al festival tocaron en todos los bares que pudieron. 

Celeste se mostraba agotada, era la única que aún debía asistir al colegio y sin embargo se sentía feliz por primera vez en su vida. Disfrutaba de los shows, pero le gustaban mucho más los ensayos, donde todos se reían y el ambiente era relajado. Todos menos Juan claro, la actitud que había mostrado la noche que la acompañó caminando a  su casa parecía haber desaparecido como por arte de magia. Volvió a su ceño fruncido, las palabras a cuenta gotas y los bufidos de fastidio cuando algo no salía como esperaba. Sin embargo, sus ojos habían adquirido un tinte que le daba algo esperanza a Celeste. 

Cruzaban miradas que se sostenían un poco más de lo debido y lo había visto sonreír frente a sus constantes chistes, de una forma que intentaba disimular. 

Una tarde de lluvia, en la que Celeste no había tenido clases, se encontraba repasando un tema en el sillón, esperando que llegara la hora del ensayo, cuando Juan entró empapado por la puerta del garaje. Instintivamente se levantó para acercarle una manta que solía estar sobre el sofá.

-¿Qué te pasó? ¿Acaso viniste caminando?- le preguntó mientras colocaba la manta sobre sus hombros. 

Él negó con la cabeza sacudiendo su pelo empapado y sin darse cuenta salpicó a Celeste quien expresó su sorpresa con un pequeño grito. En ese momento Juan giró para mirarla y se apresuró a secarle la cara.

-¡Uh! Perdón, no me di cuenta que estabas tan cerca. - le dijo acariciando más de lo debido su mejilla. 

Frente al gesto de preocupación ella sonrió. 

-No pasa nada, por lo menos sirvió para que me digas- y contacto con sus dedos de manera exagerada, continuó. 

- 9 palabras.- concluyó logrando que Juan esboce ese intento de sonrisa que tanto le gustaba. 

-Soy un tipo de pocas palabras, ya deberías saberlo. - respondió Juan sacándose su campera y poniendo un poco de distancia. 

-¿Siempre fuiste de pocas palabras o Rosario te cambió?- le preguntó ella terminando de sacar su rostro. 

Juan la miró sin responder pero algo en su mirada la alentó a Celeste a seguir.

-¿Qué fue lo que te hizo tan mal? - volvió a preguntarle audaz, acortando un poco la distancia entre ambos. 

-La vida- respondió él luego de una pausa, volteandose para sacar su guitarra del estuche. 

-Ah, tenés razón, ahora entiendo. A mi se me dio de maravillas. - le respondió ella irónica. 

Juan se sorprendió, no esperaba esa respuesta, se apoyó contra  uno de los parlantes y comenzó a tocar algunas notas sueltas.

-Es distinto. Vos sos..- dijo sin dejar de mirar las cuerdas, pero no pudo terminar la frase.

-¿Linda, buena e inteligente? - completó ella con gracia.

-Fuerte- le respondió él dejando de tocar por un instante.

-¿Eso es lo que pensas de mí?- lo interrogó Celeste entrecerrando sus ojos.

-Entre otras cosas- le respondió él volviendo a tocar y regalándole una sonrisa mucho más amplia de lo que hubiese esperado.

-¿Algún día me vas a decir esas otras cosas?- dijo ella con una timidez que a Juan se le antojo hermosa.

-Puede ser- le respondió sonriendo nuevamente demasiado provocador. 

En ese momento llegaron los primos de Celeste y ajenos a la tensión que se había generado en el ambiente corrieron a abrazar a su prima, para empaparla adrede.

-Primita, sé que todavía faltan unos días pero conseguimos el mejor regalo de cumpleaños. - dijo Agustín enseñándole un papel.

Celeste se separó un poco intentando secar su remera y tomó algo que parecía un volante promocional .

-¿Qué es esto?- preguntó intentando leer.

-Es nuestra primera contratación oficial.- respondió su primo. 

-Nos van a pagar por tocar- agregó Alejandro con una sonrisa.

Nacho que entraba en ese momento emitió un grito de alegría y el clima se volvió festivo. 

-¡Esto hay que celebrarlo!- agregó.

-Esta noche hay una fiesta en el río y nadie puede decir que no.- increpó a sus compañeros de banda mientras tomaba sus baquetas para comenzar a tocar eufórico la batería. 

Celeste miró disimuladamente a Juan, quien también la miraba. Intentó decirle que le encantaría continuar con su conversación en ese festejo pero él se le adelantó. 

-Yo tengo cosas que hacer, pero vayan ustedes. - dijo poniéndose en posición para tocar y dejando a una Celeste decepcionada sin muchas ganas de festejar.

Otra tonta canción de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora