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Conduje lo más rápido que pude hasta la casa de Poncho, y cuando estaba en el ascensor sentí que el corazón se me iba a salir del pecho.  Alcancé el timbre dos veces antes de lograr tocarlo.  Me armé de valor y pronto Poncho abrió la puerta.  Fue hermoso.  No podía creer que cuanto mayor se hacía, más guapo se volvía.

- Cualquier... Guau.  Dios mío, eres... te ves hermosa.  Dijo mientras me jalaba en un abrazo.  Ay, ese perfume...

- Gracias, también eres muy hermosa.  Sonreí, mirando hacia abajo.

- Vamos, estoy terminando de cenar.  ¿Quieres algo de beber?

- Una copa de vino, gracias.  – No sé por qué, pero tenía ganas de huir y esconderme.  No sabía qué hacer, qué decir.  Parecía un pez fuera del agua.

-Hola Carmen.  Se rió entre dientes mientras lo seguía a la cocina.  Me senté en el mostrador mientras me servía una bebida y pronto me sentí a gusto.  Ayudé a Poncho a hacer la ensalada mientras hablábamos de todo.  Me preguntó por Ana Pau y le dije cuánto había crecido, que estaba siguiendo los pasos de su madre y su tía por una carrera artística.

- Hablando de eso, Any, ¿no extrañaste este mundo durante ese tiempo que te alejaste?

- Lo siento, mucho.  Sentí que me faltaba algo, no sé.  – dije mientras ponía la mesa.  Poncho había hecho parrilla, olía de maravilla.

- ¿Y por qué te fuiste, fue por Velasco?  Hizo una mueca mientras me servía.

- Ni más ni menos.  Quería que estuviera en todas partes con él, sin pensar en mi carrera.  No pude soportarlo, y decidí dejarlo todo.

- ¿Lo amas?  – preguntó Poncho, sentándose frente a mí.

- No sé.  No.  Creo que solo he amado a una persona en toda mi vida, y no fue a él.  – Poncho negó con la cabeza, y abrió la boca para decir algo, y cuando me di cuenta de que había dicho demasiado, solté: - La comida es buenísima, Poncho, cocinas muy bien.

- ¿Ucker?  - El habló.  Me tomó unos momentos deducir que se refería a Ucker como el único amor de mi vida.

- No claro que no.  Hablando de eso, ¿dónde está Perla? Poncho se encogió de hombros.

- Se fue del país.

- Lástima, ¿cuándo volverá?  - cuestioné.  Estábamos a poco tiempo del programa, ¿qué tipo de novia deja el país antes de la gran cita de su novio?

- No creo que vuelva.  – respondió él, y me dijo que se habían separado hace unas semanas, cuando le pregunté por qué dijo que eran desacuerdos, que él quería una cosa y ella otra diferente.  No le di mucha importancia, sabía que una relación de tanto tiempo no terminaría así.  La cena fue maravillosa, y después de ayudarlo a poner los platos sucios en la máquina, nos sentamos en el sofá para tomar un café.  Hablamos un rato más, y luego Poncho tomó mi mano, diciendo:

- Te extrañé mucho, Any.  - Llevó mi mano a sus labios y sonreí, y como me había prometido, no busqué señales en nada.  Solo éramos dos amigos en la cena.

- Yo también te extrañé.  Estoy feliz de tenerlo todo de vuelta.  – respondí mirando hacia arriba.  Realmente, estaba feliz de recuperar mi vida.

- ¿Cualquier?  - Él llamó.  Lo miré, y Poncho estaba muy cerca de mí.  Con la mano que tenía libre, me acarició la cara, y pensé que me iba a toser el corazón allí mismo.  Donde pasaban sus dedos, dejaban un calor diferente, especial.  – ¿Quién fue tu único amor?  - Él susurró.  Mi respiración se aceleró.  ¿Cómo podría no saber que el único hombre al que he amado era él mismo?  Abrí la boca para responder, pero no pude emitir ningún sonido.  Poncho acercó sus labios a los míos y no pude apartarme, no se me ocurrió nada.  Ambos saltamos cuando sonó mi teléfono.  Rápidamente lo descolgué y vi que Velasco estaba llamando.  Colgué el teléfono y miré a Poncho, que se había dado la vuelta.

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