enseñame

12

Poncho POV:

Llegué a casa y Perla se había ido.  Dejó una nota diciendo que se quedaría en la casa de sus padres hasta que yo aclarara las cosas. Me pareció extraño, pero de alguna manera me sentí aliviado.  Me sentí como nada.  ¿Por qué la mujer que amaba no confiaba en mí?  Me echó de su vida como si fuera basura.  Realmente no sabía qué hacer, pero no iba a ir tras ella.  Ahora no.  Después de hoy, conocí un lado que ni siquiera imaginaba que existía.  “No encontramos un antídoto, para entender que todo ha terminado.  Intento salir de la soledad, darle una oportunidad al destino… Más retrocedo cuando pienso en ti, no soy nada sin ti…” Iba a sufrir y llorar, por supuesto.  Comenzando por ahora… “No sé como, no sé cuando, olvidarte hace me daño…”

Di vueltas y vueltas en la cama hasta el amanecer, incapaz de conciliar el sueño.  Mi teléfono sonó y no pude evitar pensar que era Any, sonaba como un niño.  Mi corazón se congeló cuando vi tu nombre en la pantalla.

- ¿Amar?  – dije en voz baja.

- Poncho – no era su voz – es Neni.  Quiero que me expliques lo que pasó.  Por favor.

Le conté lo que había venido a hacer Perla y lo que Any había visto.  Dijo que tenía que decirle a Anahí.

- ¿Cómo, Neni?  Ella no me escucha.

- Tengo un plan... - Empezó a idear, diciéndome cómo lo haríamos.  “Ella no tendrá más remedio que escuchar, Poncho.

Colgué el teléfono y me prometí que sería el último intento.  Tomé una ducha, empaqué mis cosas para el espectáculo y me dirigí al estadio más temprano que de costumbre.  Cuando llegué no había nadie más allá de los técnicos, fui al lugar donde había acordado con Neni.  Poco después de entrar, escuché sus voces en el pasillo y me escondí en el baño.

- Cualquiera, ven aquí – escuché decir a Neni – te dijeron que esperaras en este camerino de aquí – dijo y escuché el sonido de la puerta abriéndose

.

- ¿Pero cómo, aquí?  Esto no parece mi camerino”, dijo Any.

- No sé, hermana.  Te enviaron aquí.  Bueno, ¡ya voy!  - Escuché el sonido de un beso, y la puerta cerrándose.  Entonces escuché a Anahí gritarle a Neni que abriera la puerta, ahí fue cuando me acerqué a ella y la llamé:

- Anahí.

Se volvió y me miró petrificada.  - ¿Qué estás haciendo aquí?

- Como no querías escucharme de otra manera, tuve que apelar – rodé los ojos – solo quédate en silencio por 5 minutos para poder explicarte, ¿de acuerdo?

Ella no dijo nada y lo tomé como un sí, y estuve seguro cuando vi que sus paredes se derrumbaban a través de sus ojos.  Suspiré.

- Te amo Ana.  Eres lo único que me importa.  Ella bajó la cabeza, sacudiéndola.  – Nunca te traicionaría, ¿no lo entiendes?

- No sé lo que vi, Poncho.  Pero ya sé que va a tener a tu bebé – susurró Anahí con voz temblorosa, y luego se echó a llorar.  Mi pecho se apretó y quise abrazarla para que no llorara más.

- Debiste decírmelo.

Me arrodillé frente a ella y tomé sus manos.  - Yo sé amor.  Me perdona por favor.  No quiero hacerte sufrir, no quiero sufrir, no quiero estar sin ti.

- Perla vino ayer a mi casa – se secó los ojos – me dijo que no pasó nada entre ustedes dos.

- ¿Y ahora me crees?  – Ella asintió – Te amo, Anahí.